Subí corriendo las escaleras para ir a mi habitación, agarrando mis cosas antes de salir detrás de Santino. Me subí a su auto y como siempre solía hacer, puso el rock a todo volumen, moviendo su cabeza mientras manejaba, ignorando como le miraba sabiendo que odiaba que tuviese la música así.
Había venido a buscarme para ir a casa de nuestros viejos, donde estaba Miguel con la primera ecografía del que sería nuestro sobrino.
Llegamos pronto, porque además de ir con la música retumbando por los cristales del auto también manejaba rápido. Salimos y fuimos a llamar a la puerta esperando que alguien nos abriese.
- Llegan tarde.
- Es la primera, no es tan importante.- dije, aumentando su mirada matadora.
- Anda que arreglas las cosas, salame.
Dijo Santino mirándome antes de que Miguel por fin nos dejase pasar adentro. Saludamos a nuestra familia y nos sentamos juntos en el sofá, al lado de nuestro viejo.
Miguel y su mujer Luna se pusieron delante de nosotros para enseñarnos finalmente la ecografía. Mis viejos se alegraron, pero nosotros no entendíamos nada.
- ¿Dónde está?- preguntó José, tan confundido como nosotros.
- Creo que es ese punto de ahí.- respondió Santino no muy seguro.
- Pues ya podrían marcarlo mejor, aunque sea con un rotulador.
- De verdad a veces me pregunto si nuestra vieja bebió cuando os tuvieron a todos vosotros al ya tenerme a mí.
- No, cariño, son así de sangre.- dijo mi vieja dejando de mirar a nuestro hermano mayor enfadado para mirar a nuestro viejo, que sonreía inocentemente.- Antonio se quedó una hora buscando en la ecografía donde estabas y ya los demás...
Puso los ojos en blanco y yo intenté no reírme con Santino mientras José seguía intentando encontrar a su sobrino.
Después de aquello, nuestra madre decidió seguir contando anécdotas de cada uno de los embarazos, enseñando como nuestro viejo iba poco a poco aprendiendo y dejando de ser tan inocente como al principio.
Mientras tanto, entre risas y alguna anécdota también por nuestra parte, recibí un mensaje de Candela.
Cande🔥🔥💘
Wacha.
¿Venís a mi casa?Dale
En un momento voy.Acá te espero.
Dejé el celular para volver a prestar atención a la conversación de mi familia buscando el momento justo para despedirme de ellos e irme.
Como siempre, aunque abrazase a todos y avisara de volver mañana, Miguel se enfadaba conmigo porque se pensaba que ahora me iba de joda, cuando mañana tendría clases y no solía hacer eso.
Salí de la casa de mis viejos y fui caminando hasta la casa de Candela, ya que hoy no hacía mucho frío fuera. Al llegar, llamé a la puerta y esperé a que abriese.
- ¿Es nuevo?- preguntó Candela dejándome pasar adentro después de saludarnos con un abrazo.
- ¿El buzo? No, es de Carlos.
- Ah mirá vos.
Sonrió y yo puse los ojos en blanco mientras caminaba a la sala para tirarme en su sofá sin ningún problema. Tenía miedo de que su hermano estuviese acá, pero no, estaba completamente sola.
- Dale, levántate.
- ¿Que pasa ahora?
- Tenés que acompañarme.
- ¿A dónde?
- A casa de mi vieja.
- Que paja.
- Dale.- agarró mis piernas y comenzó a tirar de ellas hacia fuera, haciendo que me deslizase por él hasta caer al suelo por mucho que intentaba evitarlo.
- Uh, Cande, que rompe bolas, ¿Qué pasó ¿Para eso me llamaste?
- Más o menos.- sonrió y yo resoplé.- Dale, yo te acompañé a vos el otro día. Ahora venís conmigo y luego cenamos juntas.
- Tenés menos laburo eh, no paras de llamarme para vernos.
- Será que te extrañaba.
- Será.
Dije mientras extendía mis brazos para que ella agarrase mis manos y tirase de mí hasta levantarme. Después, fui detrás de ella hacia la salida y caminamos a la casa de sus viejos.
Cuando llegamos, yo estaba hablando con mis amigos por mensajes esperando a que su familia abriese. Aunque no me esperaba lo que vería.
- ¿Vos también estás acá?
- Y vine a verla, ¿Qué querés?
Dijo haciéndose a un lado para que pasaremos. Miró a su hermana y luego a mí, sonriendo antes de que yo pasase mirando hacia otro lado. Guardé el celular de nuevo en el bolsillo del buzo y me quité la capucha que llevaba para evitar el frío en mis orejas. ¿Por qué Dios no podía mandarme una señal antes de que no debía de venir?
- ¡Angie!
Sandra me sonrió y dejó de abrazar a su hija para dejar que ella fuese a buscar lo que se supone que venía ha hacer acá. Después, me abrazó a mí y yo me senté en el sofá sonriéndola, ignorando a su hijo, que también decidió sentarse a mí lado a la vez que se encendía un cigarro.
- ¡Ma, vení!
Oí a Candela gritar desde su habitación y maldije por dentro que su vieja me dejase sola con Mauro cuando prefería hablar de cualquier cosa.
- Lindo buzo.- dijo él sin mirarme y decidí relajarme.
- No es mío.
- ¿Es del pibe que engañaste conmigo?
- ¿Qué?- le miré confundida y él le dio una calada a su cigarro, entonces sonreí al entender a qué se refería.- No engañé a nadie, somos sólo amigos.
- Que pena.
- ¿Y vos qué?
- ¿Qué de qué?
- No sé, hace años que no nos vemos.
- Y bueno, nos vimos hace días en el boliche.
- ¿Vos te pensás que yo me acuerdo de esas noches?
- Ahí tenés razón.
- Dale, la última vez que te vi y hablamos sin alcohol yo tenía diecisiete.
- Una nena eh.
- ¿Te parezco una nena ahora?- pregunté con una ceja levantada y sonrió.
- No, ya no.
- Bueno, dale, Angie, tengo hambre.- apareció Candela con una campera que no tenía antes.
- ¿Venimos sólo por una campera?
- Me gusta, ¿A vos no?
- Está bien, chao.
Me levanté del sofá y me abracé directamente con Sandra, que acababa de llegar a la sala. Como siempre hacía, me dijo que tenía que volver más seguido, lo mismo que me decía mi familia.
- Ya volveré, ya.- sonreí y miré a Candela comenzar a irse hacia fuera después de reírse de algo que Mauro le dijo.- Bueno, chao.
- ¿Y para mí no hay abrazo?- frené y le miré con los ojos entrecerrados mientras que él me sonreía soltando el humo de su calada.- Somos amigos de la infancia también.
Apreté mis labios y al ver que no podía irme sin más ya que le parecería raro a su vieja, decidí acercarme lentamente a él hasta abrazarle, aunque sí que lo hice corto.
- ¿Me puedo ir ahora?- susurré al separarme de él y sonrió de nuevo antes de asentir.
- Ahora sí, amiga.
Un desafío de miradas y le di la espalda para irme volviendo a despedirme de su madre con un simple "chao".
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Piensa En Mí (Duki)
FanfictionAngie, hija de padres españoles, nació en Buenos Aires, Argentina. Desde pequeña, vivió en Almagro, siendo parte de una familia humilde junto a sus tres hermanos mayores. Con cinco años, mientras jugaba en el parque conoció a una niña en uno de los...