- Hola.
- Al fin, llevo esperandote que parece que sos una reina en vez de mi mejor amiga.
- Bueno, ni una hora estuviste.
- Ya, pero hace calor.
- Dramática.
La oí burlarse de fondo mientras abría la puerta sonriendo. Después, la dejé pasar primero para después seguirla yo, sin antes no es un último vistazo a la calle.
Antes de llegar a mí casa, convencí a Mauro de que se fuera aunque él decía que ya éramos mayores para que Candela se molestase por algo como nuestra relación. Yo sabía que era así, simplemente no quería tener que explicarle todo y él finalmente aceptó irse.
- Tierra llamando a Angie.
- Lo siento.
- Te quedaste mirando a la puerta en silencio, ¿Todo bien?
- Sí, sí, se me fue la cabeza.
- Decime eso antes de venir acá a estar sola con vos, no vaya a ser que me mates algún día.
- Vos serías la última.
- Oh, que linda.
Sonrió y se fue al salón mientras que yo iba a mí habitación para después volver, suspirando una vez dejé mi cabeza descansar en el respaldo del sofá.
- ¿Puedo ir a por el cargador de tu teléfono? Lo tengo casi sin nada.
- Sí, dale.
Me sonrió una vez más y se fue corriendo a la habitación, dejándome sola. Segundos después, la oí llamarme desde allá.
- ¡Angie, tenés que limpiar esto eh, acá hay mucha ropa en el suelo!
Ropa en el suelo...Me levanté de un salto y fui hacia mí habitación, donde estaba ella buscando el cargador y vi que se me había olvidado limpiar tras la visita de Mauro.
- Ya llegué.
- No hace falta eh, se puede andar. - me respondió sonriendo sin dejar de buscar, refiriéndose a la ropa en el suelo - Pero igual no te pasaría nada por guardar las cosas.
- Ya sabés cómo soy.
Sonreí nerviosa y al segundo me puse a agarrar la ropa rápidamente para intentar guardarla sin que viese algo raro.
- Angélica García.
- ¿Qué?- me giré al oírla llamarme por mi nombre completo.
- ¿Te has acostado con un pibe sin decírmelo?
- ¿Qué?
- Nena, o jugás con forros en tu tiempo libre o vos estás con algún pibe sin decírselo a tu mejor amiga.
Señaló a la papelera que había justo entre mi escritorio y mi clóset. Mierda.
- Bueno, eh...
- Dale, contame ahora, pero antes necesito algo de beber.
Y al segundo, salió de la habitación como si nada, dejándome sola para intentar inventar algo que sea creíble.
Dejé toda la ropa y salí, siguiéndola a la cocina, donde estaba bebiendo un vaso de Coca-Cola.
- Bueno, contame.
- Fue un pibe de una fiesta, nada más.
- Vos nunca hacés eso.
- Ya...se me fue un poco.
- ¿Y tus amigos no te dijeron nada?
- Ya sabés cómo son, se pierden ellos solos, como para encontrar a alguien.
- Tenés razón...¿Pero te acordás de algo?
- Bueno, no sé, ¿Qué querés saber?- pregunté intentando que no se viesen mis nervios.
- Eh...¿Era fachero?
- Sí, no sé, normal.
- ¿Mejor que el pelotudo de Carlos?
- Cualquiera es mejor que ese.
- Uh, golpe bajo.- rió y volvió a beber de su vaso - Bueno, la próxima fiesta a la que vayas, invítame y así me acuerdo yo de todo.
- Está bien.
Sonreí y ella hizo lo mismo antes de darle el último trago a su vaso, viniendo después hacia mí para abrazarme.
Fuimos juntas al salón y pusimos una película pero al final acabamos hablando y teniendo el sonido del televisor de fondo, sin darle mucha importancia.
- Y mirá, creo que no te enseñé las fotos de España.
- Algunas, como hace tiempo que no nos vemos.- dije, recordando lo que ella me había dicho en la llamada.
Frunció el ceño y yo reí levemente, acercándome a ella para mirar mejor su celular y que me enseñase las fotos, intentando no sonreír mucho cada vez que veía a Mauro en alguna haciendo el pelotudo o simplemente siendo él.
- Tomá, seguí viendo.
- Haceme uno a mi también.- dije con su teléfono en mis manos mientras que buscaba algo en su bolso. Cuando levanté mis ojos de la pantalla de su celular, me sonreía divertida.
- Estás tan adicta que ya sabés que voy a buscar.
- Un sexto sentido.
Sonreí y la dejé liarse un cigarro para ella y otro para mí mientras miraba sus fotos, acabando al final por oír alguna de sus historias allá a la vez que miraba la pantalla de mi teléfono, exactamente algunos memes de Instagram.
- ¿Sabés dónde hace tiempo que no voy?- preguntó a la vez que me dejaba por fin el cigarro que me había liado
- ¿A dónde?
- A alguna joda con mi hermano, seguro tiene alguna mina por ahí y no lo sé.
- ¿Cuál de los dos?
- Mauro, boluda.- respondió prendiendo mi cigarro después del suyo. Le di una gran calada y luego eché mi pelo hacia atrás.- No me dice nada si no le pregunto, siempre estamos igual.
- Desde chicos.- sonreí y ella suspiró.
- Pero bueno, tampoco es importante, ahora ya no necesitas que te defienda de algún pibe.
- ¿Por qué?
- Bueno, seguro que tenés uno cada noche.
- Tarada.
- ¿No?
- No, sólo fue una vez, ya fue.
- Bueno, bueno, igual se lo diré.
- ¿A quién?
- A Mauro.
- ¿El qué?- pregunté perdida en la conversación.
- Que ahora te vas con un pibe cada noche, Angie, que sé yo, al final él parece verte más que yo
- Sos realmente tarada.
- Sí, sí, ya verás como cuando le diga él ya lo sabía.
- ¿Decirle qué?
- ¡Angie, por Dios!
- Perdón, perdón, estoy torpe, ¿Qué querés?
Sonreí, le di una calada a mi cigarro y ella negó con la cabezas, riendo. Por suerte, le hice cambiar de conversación rápido.
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Piensa En Mí (Duki)
FanfictionAngie, hija de padres españoles, nació en Buenos Aires, Argentina. Desde pequeña, vivió en Almagro, siendo parte de una familia humilde junto a sus tres hermanos mayores. Con cinco años, mientras jugaba en el parque conoció a una niña en uno de los...