- ¿Qué hacés vos acá?
- Vine a por vos, ¿No lo ves?
- Pensé que estarías en casa.
- Bueno, tu hermano me llamó y me contó que quería ir a por vos pero se le complicó el laburo.
- Y viniste vos.- asintió y sonreí.- Dale, vámonos Entonces.
Juan sonrió desde su auto y yo lo rodeé hasta poder subirme al asiento de copiloto. Por fin había terminado otra semana en la que no había dejado de hablar por mensajes con Mauro, ya que en persona era más difícil, y finalmente borré el contacto de Carlos. Así que, me había dado cuenta que necesitaba también un trabajo porque sino me iba a acabar quedando sin plata para nada.
Mi amigo decidió ignorar mis súplicas cuando vi hacia donde se dirigía y acabó por aparcar a pocos metros de su casa.
- ¿Como con vosotros?
- Mis viejos no están.
- Ché, somos amigos eh, no me tires esa.
- Callate, gil, necesito otra persona para cuidar de mis hermanos.
- Bueno, pensaba.
Reí viendo cómo se iba hacia su puerta indignado. Le seguí y entré en su casa detrás de él, saludando a los tres hermanos que me encontré en su sala.
Él se fue a la cocina, yo me quedé con ellos hablando. Por fin iba a un lugar donde preguntaban por mí y no ignoraban para preguntar al invitado.
- ¿Necesitás ayuda?- pregunté cuando me digné a ir a la cocina a ver cómo estaba mi amigo. Él se giró y sonrió.
- No, listo, ya está todo.
- Espero que cocines bien.
- El mejor.- sonrió y puso sus manos en su cintura.- Ché, ¿Y qué onda con Mauro?
- ¿Qué pasó con Mauro?
- Nada, pero te veo re feliz para terminar con tu novio y pensé que tenía algo que ver.
- No, no, somos sólo amigos.
- ¿Amigos?- asentí y me miró confundido.- ¿Cómo vos y yo?
- Sí, amigos, nada más.
- Bueno, acá el que no se miente es porque no quiere.
- Callate, pelotudo.
Ahora fue él quien rió mientras yo me ignoraba y volvía con sus hermanos. Segundos después, apareció con ya la comida y tuvimos que preparar rápido la mesa bajo su mirada asesina y sus gritos que nos mandaban a hacerlo todo más rápido.
- Listo, así si dan ganas de comer.
Me sonrió ya sentados en la silla y puse los ojos en blanco. Lo que no sabía era que cuando terminamos de comer me traicionó y subió a su habitación para dormirse, lo que me dejó totalmente a cargo de sus hermanos.
Les puse una película de Disney y por suerte se mantuvieron tranquilos. Creo que sólo conmigo llegaban a comportarse mejor.
Mientras veíamos la película, me sonó el teléfono un par de veces hasta que decidí contestar.
- ¿Quién sos?
- Nicolás.
- ¿Pasó algo?
- ¿Pasó algo preguntas? Tres llamadas ignorándome, boluda.
- Bueno, ¿Que querés? Estoy viendo una película.
- ¿Y para cuándo estudias?
- Nicolás.
- Está bien, está bien, sólo te iba a preguntar si querés venir de joda hoy.
- ¿Hoy?
- Sí, dale, los demás dijeron que sí. Sólo falta Juan.
- Está durmiendo, dudo que conteste.
- Bueno, cuando se despierte nos decís.
- Está bien, yo no sé igual.
- Bueno, como quieras, te lo perdés.
- Mirá como lloro.
- Sí, sí, una tristeza que tenés.- sonreí.- Dale, decime cuando quieras.
- Sí, te diré, chao.
- Chao.
Terminé la llamada y seguí viendo la película hasta terminarla. Luego uno de ellos fue a su habitación a dormir y los otros dos comenzaron a hacer las tareas del colegio. Mientras, yo sacaba mis libros de la mochila y estudiaba a su lado.
Horas después que pasaron rápido, algo extraño, Juan salió por fin de su habitación todo confundido y dormido para ir a la cocina a hacerse un mate antes de venir con nosotros.
- ¿Cómo anda la banda?
- Ché, acá estamos trabajando, callate.
- Eso.- su hermano me miró y sonrió. Yo entonces le choqué los cinco bajo la confundida mirada de Juan.
- Bueno, si andamos así yo me voy eh, no me quedo donde no me quieren.
- A dormir vas eh, sos como un oso.
- No te contesto porque hay menores delante.
- Ya lo hiciste.
- Andá a la concha de tu her...
- Epa, censurame eso que se trauman.
- Pelotuda.
- Los pibes llamaron, preguntan si vamos a salir de joda.
- Yo prefiero mañana.
- Sabes qué ellos van a salir hoy y mañana, ¿No?
- Bueno, deciles entonces que se cuiden, ¿Que querés? ¿Qué sea el niñero?
- Que ortiva que sos, mejor te hubieras quedado durmiendo, gil.
Se burló con muecas y yo puse los ojos en blanco, cerrando el libro para ir a la cocina a llamar a mis amigos para decirles que salíamos de joda mañana mejor. Ellos aceptaron porque, como dije, mañana también estarían en algún boliche.
Después, agarré un vaso de agua y salí de la cocina para volver con los tres que estaban en la sala. Cuando me senté, me volvió a sonar el teléfono.
- ¿Qué pasó ahora, Nicolás?
- ¿Nicolás? No sabía que me cambié de nombre.
- No, no, mejor no, que quilombo para la gente.- dije cuando le reconocí por la voz.
- Bueno, llamaba por si podés verme.
- ¿Yo a vos? Si llamás vos sos el que querés eh
- Que rompe bolas, wacha.
- ¿Pasó algo?
- Nada, una pequeña joda y pensé en vos.
- Que raro.
- Pensé lo mismo.
- Siento decirte que hoy no salgo de joda, hago de niñera con un amigo.- miré a Juan y me sonrió antes de darle un sorbo al mate.
- Entonces voy donde estás vos.
- ¿Entendés que donde hay menores no hay joda?
- Bueno, hasta que el Duko llega.
- Eso si no estoy yo delante.
- Mándame ubicación que voy, colta.
- Está bien, está bien, cuando te pones así es imposible.- le oí reírse y salí de la llamada para mandarle ubicación por mensaje.- Vení tranquilo eh, acá estamos laburando.
- ¿Yo cuándo fui malo con tus conocidos? Chao.
- Chao.
Sonreí y terminé la llamada. Cuando levanté la mirada, Juan me tenía los ojos encima con una ceja levantada.
- ¿Quién viene?
- Tu amigo.- me miró más confundido y sonreí más.- Mauro.
- Epa, qué lindo día se quedó.
Sonrió y así encendió el televisor para verlo, ignorando a sus hermanos y a mí. Minutos después, la puerta sonó y Juan me miró para que fuese a abrir.
- Ya llegué.
- Ya lo veo.- sonrió y me extendió su cigarro.- Y con todo.
- Siempre.
Sonreí, le di una calada y lo tiré al suelo porque ya estaba acabado. Luego, me hice a un lado y le dejé pasar.
- Hola.
- Soy Juan.
- Isabel.
- Sergio.
- Cuánta gente.- Mauro me miró y sonrió.- ¿Falta alguien más?
- Sí, María.
- Está durmiendo arriba.- añadí a lo que dijo Juan, sentándome a su lado en el sofá.
Sin tardar mucho, Mauro se sentó a mi lado a contestar todas las preguntas que los hermanos de Juan le hacían porque le conocían, como todos, hasta mi abuela.
- Listo, llamé a la tía, viene a por vosotros.- dijo Juan apareciendo de repente tras ir a la cocina a llamar a su tía.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- Me va a explotar la cabeza.
- Sos malo eh.
- Mala vos que me traes un famoso acá, a la selva.
- Bueno, pero se lo vamos a decir a nuestros viejos.
- Andá a contarles, a ver qué dicen.
Juan le sonrió a su hermano y este le sacó la lengua. Minutos después, tuve que ir a despertar a María cuando su tía llegó a por ellos, sin antes no hacerles una foto con Mauro, obviamente.
- Al fin, estaba a punto de ponerles en adopción.
- Callate, pelotudo.- le di un leve golpe a mi amigo en la nuca, haciendo sonreír a Mauro.- Ché, ¿Te estás riendo de mí amigo? Tengo para los dos eh.
- Toda una jefa.
Puse los ojos en blanco y Mauro riendo, sacando por fin tabaco de su riñonera. Sin saberlo, me hizo un cigarro a mí y luego comenzó a hacerse un porro bajo la mirada de Juan.
- Tomá.- le pasé el cigarro y miré a Mauro.- ¿Necesitás ayuda con eso?
- Ya sé que sos experta, pero uno también es bueno.
- Si vos decís.
- Párate que te quedás sin más tabaco eh, me dejás seco.
Fulminé con la mirada a Juan, que intentó no reírse fumando aunque lo noté por su sonrisa.
Luego, los tres nos pusimos a fumar, yo escuchando como los dos se conocían porque no tenía nada que decir además de dar algunos detalles en alguna anécdota por parte de los dos.
Cuando Juan le estaba contando a Mauro una vez que tuvimos que huir de la policía por meternos en una pileta privada, le llamaron al teléfono, así que tuve que acabar yo la historia.
- Y cuando llegué a casa me di cuenta de que se me había caído el teléfono por el camino.
- ¿Te lo agarraron?
- No sé, yo no lo volví a ver y la gorra nunca me contactó.
- Ya estoy acá.- Juan llegó y se sentó, suspirando.- Y tienen que irse, mis viejos ya vienen.
- ¿Saben que le distes tus hermanos a tu tía?
- Ajá.
Sonreí y decidí irme antes de que ocurriese cualquier catástrofe. Detrás de mí, por supuesto, iba Mauro.
- Ché, me perdí una fiesta por vos eh.
- Y te llevaste unas buenas historias, ¿Qué más querés?
- Me lo tenés que compensar.- dijo fumándose otro porro que se hizo antes de salir. Le miré confundida y él rió.- Nada sexual, pelotuda.
- Ya sé, ya sé, igual te iba a decir que no.
- ¿Mañana hacés algo?
- Me iré a algún boliche.
- Que paja, si te veo voy a tener que cuidar de vos.
- Yo no lo pedí, sabés que soy in...
- Independiente, lo sé, pero si luego acabas en el suelo mareada me tengo que ocupar yo.
- Bueno, dos experto en aparecer en los mejores momentos.- sonreí y él también.
- Dale, yo me llamo a un Uber, ya estamos cerca de tu casa.
- Te quedaste con la dirección eh.
- Obvio, y vos con la mía.
- Así tengo un lugar donde dormir.
- Igualmente entonces.
- Bueno, yo me voy, vos llámame cuando llegues que me preocupo.
- Lo mismo te digo, jefa.
Puse los ojos en blanco otra vez y él rió, acercándose para abrazarme por sorpresa. Igual lo devolví, acabando a los pocos segundos por separarnos y cada uno hacer su camino.
Luego de minutos en casa, recibí un mensaje.
Mauro😉
¿Llegaste ya o me querés hacer sufrir?
Pelotuda.Llegué.
Perdón.
Se me olvidó decirte.Bueno.
Yo también.
No llores por mí.Ella me dice no llores...
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Piensa En Mí (Duki)
FanfictionAngie, hija de padres españoles, nació en Buenos Aires, Argentina. Desde pequeña, vivió en Almagro, siendo parte de una familia humilde junto a sus tres hermanos mayores. Con cinco años, mientras jugaba en el parque conoció a una niña en uno de los...