37.

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- ¿Nos juntamos?
- ¿Qué?
- ¿Angie, sos vos?
- Sí, yo soy yo, ¿Vos quién sos?
- Candela, pelotuda, ¿Qué pasó? ¿Tanto tiempo sin oírme que ya no conocés mi voz?
- Me despertaste, gil.
- ¿Qué hacés dormida a las cuatro de la tarde, pelotuda?
- Se me fue la hora.
- ¿Ya saliste de joda ayer?
- Hace años que no salgo de joda.
- Sin mí no podés eh.
- Será eso, bueno dale, ¿Qué pasó ahora?
- Nada, por fin tengo tiempo libre. ¿Venís a mi casa o voy yo a la tuya o vamos de joda...?
- Muchos planes querés ahora eh.
- Dale, te extraño.
- Oh, qué linda, está bien. No sé si quiero salir esta noche, pero ir a tu casa no me parece ningún problema.
- Dale, vení a cenar, te prometo que no iremos a ningún otro lugar.
- No te pregunté si íbamos a ir...- siempre desconfiaba cuando hacía eso porque sabía que mentía.
- No, ya lo sé, pero era por si pensaste que luego iríamos de joda.
- Está bien, nos vemos luego.
- Chao.
- Chao.
Dejé por fin el teléfono en la mesilla, aunque acabó cayendo al suelo. Suspiré y me senté en la cama, pasando mi pelo hacia atrás.
Desde que Santino me enseñó la canción, no iba a mentir, la escuchaba siempre que me aburría o siempre que a Carlos le apetecía recordarme que conocía a un famoso. Supongo que no pararía de decirlo hasta que lo conociese, pero yo haría todo lo posible para que eso no pasara.
Me levanté por fin de la cama y fui a la cocina para hacerme un mate e ir a la sala a ver cualquier serie.
No tenía hambre, ayer me dormí tarde estudiando y hoy tenía llamadas perdidas de Carlos que más tarde me ocuparía en resolver, pero ahora quería relajarme después de todo el laburo que hice ayer.
Después de cansarme de la serie que estaba viendo, decidí cambiarme por fin de ropa y dejar de llevar el pijama para vestirme e irme con Claudia a comprar ropa que me faltaba, aunque fue ella la que me pidió ir porque lo necesitaba más.
Estuve toda la tarde con ella hasta que nos separamos para ir ella a su casa y yo a la de Candela. Me subí a un Uber y fuimos a la dirección que le dije. Le pagué y después llamé esperando a ver a mi amiga después de tanto tiempo.
- Angie.- me sonrió y abrazó en cuanto me vio.
- Al fin.
- Bueno, dale, pasá.
Se hizo a un lado y al ir a la sala vi que tenía un par de botellas de alcohol arriba y pizza.
- ¿Y el alcohol?
- ¿No querés beber?
- Sí, bueno, dale.
Me senté y comenzamos a hablar mientras comíamos y bebíamos hablando de todos los días separadas. Por supuesto, me preguntó sobre la canción de su hermano y si la había oído como solía hacer cuando salía alguna nueva.
Yo le respondí la verdad, que no paraba de escucharla, aunque parecía que no tardaría mucho en sacar otra canción. Así era él.
- Bueno, ¿Una vuelta?
- ¿Qué?
- Sí, dale, hace buena noche.
- Hace frío, Cande.
- Dale, así hablamos saliendo de acá.
- Vos me querés llevar a una fiesta.- sonreí y después comencé a reír bajo su mirada nerviosa.- Lo sabía, sabía que me ibas a llevar.
- Bueno, vos si no querés ir no vas.
- Ya te dije que no tenía ganas.
- Y está bien, sino querés venir está bien.
- Y además estoy re cansada de estudiar.
- Perfecto, me quedo un rato acá con vos y luego me voy.
- Listo.
- Bien.
Nos miramos en silencio. Ya habíamos terminado de comer y las botellas estaban a punto de quedar vacías. Aún así, su silencio me daba curiosidad.
- ¿Es una gran fiesta?
- No, pequeña, en casa de uno de los pibes que conocemos.
- Conocéis, va Mauro.
- Supongo, no sé.
- ¿Queda lejos la casa?
- No, no, queda cerca, además conozco a todos así que bien.- asentí mientras mi cabeza se llenaba de esa estúpida y tentativa idea de acompañarla.- Bueno...
- Que pena que ande con un buzo y un pantalón simple eh.
- Yo te puedo prestar algo, no hay problema.
- ¿Sí?
- No sería la primera vez.- eso era cierto. Siempre que necesitaba ropa o mis viejos no me dejaban vestirme como quería iba a su casa y agarraba lo que quería.
- Ya...
Bajé la mirada cuando la idea parecía más realista que nunca. ¿Lo que ocurrió entre Mauro y yo? Ya estaba olvidado, estos días con Carlos habían hecho el bien que Juan y yo misma me prometí que haría, sintiendo que realmente no me había equivocado al decirle que sí. Y además, iba con mi amiga Candela, no iba a encontrarme con todo eso sola.
- Igual estaría bien.
- ¿Sí?- levanté la mirada y me encontré con su sonrisa.- ¿Segura? Yo puedo ir sola eh.
- Sí, bueno, pero no te vas a divertir igual.
Sonreí y ella rió, levantándose rápido para ir hacia su habitación, seguramente a buscar algo para mí. A los minutos llegó para llevarme corriendo a la ducha de su casa, dándome la ropa que eligió y una toalla para secarme.
Me duché lo más rápido que pude, oyendo como ella fuera del baño me decía que estábamos tardando, aunque en realidad nunca había hora para las jodas.
Salí por fin y ella me volvió a agarrar la mano, llevándome ahora hacia la entrada de su casa. Salimos y ya nos esperaba un taxi. Antes de subir me dio las cosas que me había dejado dentro, como el celular, y ella se ocupó de agarrar para no perder más tiempo.
Llegamos por fin a un edificio normal. Pagamos al taxista y ahora me llevó sin agarrar mi mano hasta la puerta misma de la casa del pibe. Desde fuera se podía ir perfectamente la música y a la gente hablar y reír, así que ya me esperaba lo que ocurriría.
Abrieron por fin la puerta y apareció una mina que abrazó a Candela nada más verla y después, se dio cuenta de mi existencia.
- Angie, ella es Dj Mami.
- Eh... hola.- sonreí cuando me acordé de verla en el Instagram y ella hizo lo mismo, saludándome antes de abrazarme como si nada, dejándonos después pasar.- Acá hay una bocha de gente.
- ¿Y qué querés? Es una joda.
Candela me sonrió y comenzó a andar como si nada. Yo, por no quedarme sola aunque ya conocía a alguien más, la seguí a dónde iba, conociendo a más gente según se iban saludando.
- Bueno, creo que ahora ya podés ser libre.
- ¿Segura? Mirá que soy presa fácil.
- Dale, Angie, acá todos van a la suya.
- Está bien, está bien, andá a cagarte de risa mientras yo me quedo en un rincón como una nena.
Rió y agarró el vaso que había agarrado hace unos segundos, cambiándolo por el suyo.
Después, se alejó y yo acabé dando un trago a lo que había en ese vaso, con la mirada fija en ella hasta sentir mi garganta arder bastante más de cuando bebía lo que yo elegí.
Entre la gente y el humo que poco a poco se formaba allá dentro, divisé a un par de personas que se me hacían conocidas y fui a saludar y si era posible quedarme con ellos, falta de gente con quién hablar porque realmente no era amiga de nadie aunque los conociese, solo de Candela.
Me dieron un cigarro que era el primero después de días. Como me pasaba los días con Carlos no fumaba porque él no quería, y tampoco podía en mi casa porque no tenía más y se me olvidaba comprar. Así que acá por fin pude fumar mientras mis oídos se acostumbraban a la música, mi olfato a todo el humo y mi garganta a lo que bebía.
Me reí por lo que un pibe había contado en la conversación en la que estaba y al girarme a mirar por si veía cerca a Candela, mis ojos se fueron a él después de días sin vernos, activando todo mi cuerpo.

Piensa En Mí (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora