- Dale, Angie.
- Ya bajo.
- Tanto tiempo rompiendo las bolas con que querés ir a un boliche y ahora sos la que más tarda.
- Y bueno, deja de romper las bolas vos, gil.
Dije mientras me terminaba de mirar en el espejo, repasando todo para ver qué estaba bien y no faltaba nada. Salí del baño y fui a mi habitación a por mis cosas antes de bajar a ver a Juan y Claudia esperándome en la entrada de la casa.
Por fin, habíamos quedado en vernos todos de nuevo. Seguía sin ver ni hablar con Carlos, pero sí había hablado con Mauro aunque fuese unos minutos cada día y sin un tema sin importancia.
Candela también había venido unos días esta semana a estar conmigo cuando me inventé una historia para decirle algo que sí era verdad, que Carlos y yo estábamos enojados por una semana.
Salí con mis amigos de mi casa y fui al auto de Juan, que hoy por suerte no tenía que laburar.
Antes que nada, cuando estábamos llegando al boliche, saqué las llaves de mi casa para dárselas a Juan cuando aparcó, sabiendo que nos iríamos juntos a no ser que él tuviera otros planes. Yo no los tendría, así que si hacía falta quedé con Claudia en irme a su casa a dormir, así la cuidaba si tomaba mucho, que era lo más probable.
Salimos del auto por fin y en la entrada del boliche nos encontramos a los demás, esperándonos. Les pedí perdón por llegar tarde por mi y esperamos para entrar, ya que no era el boliche al que solíamos ver, queríamos cambiar de aire.
Fuimos a la barra todos juntos, pero tras unas rondas de chupitos de tequila para empezar, todos desaparecieron cuando tuvieron sus bebidas.
Yo me quedé con Claudia y Nicolás, yendo los tres a la pista a bailar para finalmente sólo quedar Claudia y yo cuando Diana se llevó a Nicolás con ella. A veces pensaba que estaban juntos, pero prefería sólo observar.
Unos minutos después, bailando sin parar, acabé por cansarme y junto a Claudia volvimos a la barra para seguir bebiendo sin parar hasta acordarme del cigarro que me dio Mauro y guardé para que Candela no lo viera al ir a mi casa. Lo saqué de mi bolso y supe que era el momento que había estado esperando para fumarlo.
Lo encendí y comencé a dar caladas entre tragos. Después, ya con más ganas de joda, volvimos a la pista a bailar sin parar de beber en ningún momento. Luego, Claudia se fue con Matías y conmigo se quedó Juan, aunque me dijo que sería por poco tiempo porque había visto a una piba y estaba seguro de que me tendría que ir a casa de Claudia a dormir.
Minutos después, me vi bailando sola, bebiendo lo poco que me quedaba y esperando a que alguno de mis amigos me encontrara.
En cambio, mientras bebía sin parar de moverme, vi a un pibe hacerse paso entre la gente hasta llegar a mí, acercándose a mí oído para hablarme.
- Vení.
- ¿Quién sos?
- Un amigo de un pibe que conocés, dale, vení.
- ¿Vos te pensás que nací ayer?- pregunté sonriendo. Que pelotudo.
- Dale, a la zona VIP.
- ¿Zona VIP?- miré hacia allá y luego al pibe.- ¿Mauro?
Sonrió y asintió. Nadie sabía que le conocía, así que era raro que viniese a por mí.
Confíe en mis pocas técnicas de defensa y le seguí hasta la zona VIP, donde me puso antes la pegatina para pasar sin que nos dijiesen nada.
Fui detrás de él y respiré tranquila cuando le vi a lo lejos. Por suerte, había dicho la verdad.
Cuando nos acercamos, se despidió y me dejó andar sola hasta allá. A unos pasos, cambió la mirada del porro que se estaba liando a mí, sonriendo.
- Viniste.
- Igual necesitabas algo.
- Nada, estaba solo y pensé en vos.
- ¡Angie!- de repente, cuando me di la vuelta, Alejo apareció con sus brazos levantados, sonriendo.- Cuanto tiempo.
- No me llamaste eh.
- Se me olvidó.
- Una pena, yo estuve esperando a que llamases.
- ¿Así?- preguntó Mauro y yo sonreí, bebiendo.
- Obvio, es el Ysy, Ysy A, todas quieren con él.- Alejo miró a Mauro sonriendo mientras que él me miraba, también bebiendo. Entonces sonreí más.- Es joda.
- ¿Nadie quiere conmigo?
- Alguien, pero yo no.
- ¿No? Yo ya estaba pensando en llamarte mañana.
- Podés llamarme, pero si sólo es para hablar, fumar...no sé, todo lo que no tenga sexo.
- Es un buen plan también.
Alejo volvió a mirar a Mauro y este también a él. Segundos después, riendo, se fue Alejo y nos dejó solos.
- ¿Para qué me buscabas?
- Nada, te vi y te comencé a extrañar.- sonreí de nuevo, pero él le dio un trago a su bebida.
- Gracias por el cigarro del otro día.
- Ya sabés, si querés más sólo tenés que llamar.
- El primero en mis contactos estás.- ahora fui yo la que bebió.- Dale, ¿Hacemos algo? Me aburro acá.
- ¿Algo?- fue ahí cuando sonrió.
- Algo como bailar, vos ya sabés.
- Bueno, dale.
Bebió de nuevo, más alegre que antes. Yo también le di el último trago y luego comenzamos a bailar mientras él fumaba, soltando el humo por encima de mi hombro cuando yo me giraba para tener ni espalda chocando con él.
Después de que la canción terminase y un par de silbidos de Alejo desde lo lejos, seguramente también riendo, me di la vuelta como había hecho un par de veces pero esta vez para acercarme a él y así susurrarle en el oído.
- ¿Y Cande?
- De joda.
- ¿Acá?- me miró y negó, sonriendo.- Yo quería saludarla.
- Sí querés le mandó saludos de tu parte.
Sonreí mirándole a los ojos, demasiado cercas en mitad de una fiesta y con una de nuestras manos unidas al darme la vuelta. Pero, aún cuando estábamos separados, no podía hacerlo de nuevo, así que me obligué a no seguir está vez mi instinto y separarme lentamente, aún no muy seguro de si mi corazón se recuperaría de latir tan fuerte.
- Vamos.
De las manos que aún no se habían separado me llevó hasta sus amigos para presentarmelos, teniendo su porro en la misma mano donde tenía su vaso porque aún no quiso separarse de mí completamente.
Comencé a hablar con uno de ellos, ignorando el humo de algo que no era tabaco para no perder la conversación. Ahí me di cuenta de la hora, el boliche estaba a punto de cerrar y no tenía ninguna llamada de mis amigos ni mensajes, así que no se preguntaban por mí. Que lindos que son.
Cuando me giré y asomé, al estar en el segundo piso del boliche, vi a la gente bailar y beber como si nada mientras yo aún tenía mi vaso vacío en la mano y sólo olía lo que otros se fumaban.
- Angie.- Mauro apareció de repente, dándome algo más de alegría.- ¿Te venís con nosotros luego al after?
- ¿Hay otra opción?
Sonrió y de nuevo volvió a desaparecer. Por suerte, el pibe con el que estaba hablando me dejó beber de su vaso cuando vio que realmente necesitaba tomar.
De repente, me dio por volver a mirar a la gente bailar o en la barra mientras hablaba y ahí me encontré con él. Estaba bebiendo en la barra, apoyado con un codo con sus amigos detrás hablando y riendo sin él. Porque estaba con una mina que desconocía.
Rubia, por lo que veía respecto a la altura con él, era más alta que yo. Y tampoco podía ver más, porque no entendía si estaba tan cerca de ella para que le escuchará o para tener otro tipo de conversación que no tendrías con alguien conocido.
- Angie, ¿Vamos?
Unas manos se posaron levemente en mi cintura. Me di cuenta entonces qué había dejado de hablar y escuchar al pibe cuando le vi. Me giré a ver quién era y me encontré de nuevo con la mirada y sonrisa de Mauro. Volví a ver si seguía así con aquella mina, pero no los encontré, en cambio a sus amigos sí. Se habían ido, juntos.
- Dale, rompamos el after.- respondí a Mauro y él rió.- ¿Qué?
- Nada, nada, vamos.
Agarró mi mano como antes y me llevó a la salida, donde después me subiría en un auto con él.
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Piensa En Mí (Duki)
FanfictionAngie, hija de padres españoles, nació en Buenos Aires, Argentina. Desde pequeña, vivió en Almagro, siendo parte de una familia humilde junto a sus tres hermanos mayores. Con cinco años, mientras jugaba en el parque conoció a una niña en uno de los...