Miré a su amigo Pedro y luego a todos los demás, intentando descifrar si lo que iba a decir iba a causar una gran discusión como ocurría en mi casa, donde lo que solía hacer era irme a mí habitación para evitar los cánticos de mis hermanos.
- Eh...yo del Boca, obvio.
- Uh, no puede ser...
- ¿Me estás cargando?
- River, ¿Verdad?- miré a Carlos y este chasqueó su lengua.
- Primero el sushi y ahora esto, elegís mal eh Carlos.
- Bueno, dale, al menos tienen delante a alguien que conoce a famosos.
- ¿Y cómo era el Duko de chiquito?- preguntó una de las pibas de su grupo de amigos, sonriendo.
- Siempre ha sido igual, no ha cambiado mucho, sólo madurado.
- Bueno, dale, nos van a cerrar el boliche al final mientras le preguntan sobre los famosos.
Uno de sus amigos se levantó del sillón y comenzó a andar hacia la puerta de la casa bajo nuestras miradas mientras le iban siguiendo. Pero yo esperé a Carlos para salir de su casa junto a él.
Había decidido ir por fin de joda con él y sus amigos cuando me prometió que de verdad no me dejaría sola y si lo hacía, estaba seguro que alguno de sus amigos acabarían conmigo.
Así que, me arreglé y fui a su casa, donde estaban ya todos bebiendo antes de ir al boliche. Les conocí a todos y ahora iba en el auto de Carlos junto a él, Pedro y dos pibas más. Por suerte, iba de copiloto y no escucharía más preguntas sobre los amigos de Mauro o él tras Carlos decirles que era amiga de la familia Lombardo.
- ¿Pero cómo es el Ysy?- preguntó de repente una mientras yo hablaba con Carlos de otra cosa. Uh dios...
Le contesté que no sabía cómo era, que no conocía a sus amigos sino a él, y después seguí hablando con Carlos rezando porque no fuera así toda la noche.
Nunca nadie había sabido esto aparte de mis amigos cercanos y mi familia, claro. No me gustaba decirlo porque realmente no pertenecía a su mundo.
Me gustaban sus canciones, pero una vida de constantes viajes sin poder visitar en realidad esos países se me hacía demasiado pesado para mí. Yo prefería una vida más calmada.
Además, sólo le conocía a él y ya no tanto. Sí, la otra noche nos acostamos juntos pero no me acordaba de nada y a partir de su entrada en el Quinto Escalón ya dejamos de vernos para tan sólo ver a su familia restante. Sólo a veces nos encontrábamos, pero eran sólo minutos aunque para mí fuesen una eternidad.
Llegamos por fin al boliche y salimos del auto. Esta vez no esperé a Carlos, sino que me fui con Pedro hablando. Por muchas diferencias que tuviésemos, me parecía el más divertido y no me importaría verle más que a los demás.
Tampoco quería tener nuevos amigos, es decir, Carlos sólo era un amigo de verdad que me presentaba a los suyos pero no éramos pareja, por lo tanto no tenía que ser amiga de ninguno, aunque como ya he dicho, a excepción de Pedro.
Entramos al boliche por fin y cada uno comenzó a esparcirse de repente. Fui con los que vi a la barra y pedimos allá para minutos después, ya con nuestras bebidas, encontrarnos con los que se habían alejado al parecer a saludar a la gente que conocían y sabían que estaban allá.
- ¿Vos sabés bailar?- preguntó de repente Pedro mirándome. Desvié mis ojos de la gente que hablaba a lo lejos a él para sonreír.
- Desde que nací estoy bailando, wacho.
- Bueno, dale, enséñame entonces.
Comenzó a caminar hacia donde la gente bailaba y yo sonreí de nuevo antes de beber de mi vaso, yendo hacia él.
Pensaba que sería como Carlos. Cuando me dijo de ir a bailar creí que a los minutos estaría cansado y haría pasos torpes, pero no, ni siquiera el alcohol le hace tambalearse mientras bailábamos a la vez que reíamos. Definitivamente, Pedro debería ser mi amigo.
Bailamos solos hasta que comenzaron a unirse los demás menos Carlos, que se quedó en la barra hablando con una piba.
Bebí de mi vaso sin parar de bailar y le miré. ¿La conocía o sólo era uno de sus ligues? ¿Se atrevería a buscarse a alguien con quien chapar teniéndome acá?
Es decir, él me pidió venir y sería raro que de repente se fuera con una mina para dejarme con sus amigos. Aunque no me extrañaría tras mi anterior experiencia.
- Ché, ahora vengo.
Dije rápido antes de dejar de bailar e ir a la barra. Carlos desvió su mirada hacia mí aunque la mina le seguía hablando. Le sonreí levemente y me apoyé esperando que apareciera alguien para pedir más alcohol al no sentir casi nada de el en mi cuerpo.
- Mirá, este es mi número, vos llámame, ¿Sí?
Oí que le decía a la desconocida, ya que estaban cerca de mí y para que engañar, estaba intentando escuchar algo. Ella sonrió según lo vi de reojo y después se fue cuando a mí ya me daban lo que pedí.
- ¿Qué pasó?- preguntó Carlos mientras bebía.
- Nada, ¿Qué iba a pasar?- le sonreí y él me imitó.- Es linda eh.
- No te voy a dejar sola, ¿Vale? Además, vos pareces animada con Pedro.
- Sí, bueno, pero vine con vos no con él.
Sonrió y asintió con la cabeza antes de mirar a sus amigos bailar. En mitad de mi trago, agarró mi mano y tiró de mí hacía la pista.
Nos unimos a los demás para bailar y parecía que ahora sí bailaba bien, quizás porque sus amigos borrachos tampoco se esforzaban mucho y la diferencia hacia algo.
Mientras bailábamos, el alcohol aparecía lentamente en mi cuerpo y ya comenzaba a darme vueltas todo.
De repente, tambaleé y casi tropecé, manteniendo mi equilibrio aunque dejando de estar concentrada en bailar. Mi mirada recorrió aturdida el boliche y allá estaba él.
Reía mientras hablaba con un pibe que desconocía tanto en la industria musical como en lo personal. Fumaba lo que parecía un porro y bebía de algo que no sabía diferenciar.
Entre carcajadas, en la parte de arriba del boliche, se acabó por girar mientras C.R.O parecía decirle algo en el oído, apareciendo por su derecha, y entonces, sus ojos recorrieron, de la misma forma que los míos segundos antes, el boliche. Y ahí fue cuando nuestros ojos chocaron.
Había muchas probabilidades de que no nos viésemos, el boliche estaba lleno y era grande. Pero, su mirada tuvo que enfrentarse a la mía como si eso estuviese destinado, porque sino era imposible que sucediese.
Me sonrió y le dio una calada al porro haciendo que C.R.O también se fijara en mi antes de desaparecer.
- Ché, ¿Todo bien?
Aquella pregunta en mi oído, sintiendo el olor de la colonia de Carlos tan cerca, me hizo salir de mis pensamientos para darme cuenta de que tenía a mi amigo preguntándome muy cerca de mí al ver que dejaba de bailar.
- Sí, sí, todo bien.- desvié mi mirada rápido de Mauro para que él no mirase y le sonreí.- Sólo es el alcohol.
- Si querés te llevo a casa.
- No, tranquilo, no hace falta.
Sonreí y volví a beber de mi vaso casi vacío. Él sonrió, asintió y bebió también antes de volver a bailar. Mis ojos volvieron a los suyos cuando Carlos se alejó y su sonrisa había desaparecido, tan sólo tenía su seria mirada pegada a mí como si me vigilase.
Pero, no podía desconectar de la joda sólo por esa mirada, aunque esta me revolvió algo dentro de mí que no sabía explicar pero sí sabía diferenciar de los efectos del alcohol.
Volví a dónde estaban los demás para ignorarle, aunque mi cabeza seguía en él aún bailando.
Callé todas esas imágenes con alcohol hasta que mi mirada se volvía nublosa y se me hacía difícil mantenerme bien.
Ahí, Carlos decidió llevarme junto a otro amigo suyo a casa para evitar que acabase mucho peor.
Primero, llevó a su amigo a su casa y me quedé en el auto esperando a que saliese de ayudarle a ir a su habitación. Después, volvió a manejar aunque me llevó a su casa, no la mía.
- Te equivocaste.
- Estamos más cerca, yo me iré ahora a la joda y cuando vuelva dormiré en el sofá. Está todo bien.
- ¿Seguro? Mirá que igual te vomito todo eh.
- Dale, salí del auto, pelotuda.
Sonreí e hice lo que me dijo, aunque con más torpeza de la que pensaba. Me ayudó a caminar y me llevó hasta su habitación, allá me puse lo más cómoda que podía sin olvidarme de que no era ni mi cama ni mi casa.
- ¿Todo bien?- preguntó por fin Carlos desde el marco de la puerta.
- Buenas noches.- susurré yo abrazándome a mis rodillas para quitar el mínimo de frío que pudiera sentir.
- Buenas noches.
Le oí susurrar antes de que se marchase y yo me durmiera con su mirada de vuelta en mi mente.
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Piensa En Mí (Duki)
FanfictionAngie, hija de padres españoles, nació en Buenos Aires, Argentina. Desde pequeña, vivió en Almagro, siendo parte de una familia humilde junto a sus tres hermanos mayores. Con cinco años, mientras jugaba en el parque conoció a una niña en uno de los...