Abrí la puerta y me encontré con Juan y sus ojeras de siempre. A su lado, Claudia con un vaso de café para llevar.
- Angie.
- Nena.
Los dos me sonrieron y yo me quedé mirándoles en silencio. Hacía una semana que no contestaba a los mensajes de Candela, tampoco iba a la facultad porque no quería verle.
Me dejó de llamar, también de mandarme mensajes, desde aquel día. Mauro tampoco me mandaba ningún mensaje y hasta ahora, había ignorado tanto a mí familia como mis amigos.
- Vení, sé que lo necesitás.
Juan me llevó hacia él para abrazarme fuerte mientras Claudia acariciaba mi hombro, sonriendome con dulzura. Yo le abracé con fuerza hasta que nos separamos. Después, agarró mi mano y entraron conmigo, yendo al salón. Nos sentamos en el sofá y Claudia me dio el café que al parecer había comprado para mí.
- No contestas ningún mensaje, ninguna llamada, ni siquiera le abrías la puerta a Santino.
- Estábamos preocupados.- añadió Claudia y yo di un sorbo al café.
- Lo siento, suelo ser la que rompe los corazones.
- Angie...
- Ese pelotudo no te merece, te engañó con cualquiera.
- Yo también lo hice.- levanté mi mirada del vaso a Juan y chasqueó su lengua.
- No fue con cualquiera, era Mauro.
- No importa, Carlos era mi novio, se supone que hay que ser fiel.
- Él no lo ha sido.
- Y yo no lo fui antes. Dios Juan, yo lo alejé sin darme cuenta.- me tapé la cara con las manos, apoyando mis codos en las rodillas.
- Angie, no digas eso, él te engañó, él es el culpable. Echarse la culpa de algo que no es tuyo, está mal y te hace sentir peor.
- Es la verdad.
- Vos le engañaste, sí, pero eso no hizo que él lo hiciera. Se enfadaba por pelotudeces, siempre estaba con vos y cada vez que veía a alguno de los pibes intentaba competir con él delante de vos.- continuó hablando Claudia.- Más que un novio era un pelotudo que tuvo la suerte de encontrarse con vos y vos la mala suerte.
- No es así.
- Es así.- levanté la mirada para verles.- Y pensá en lo que hubiera sido sin Mauro, al menos así tenías a alguien que te hacía sentir bien, ¿O no?
- Bueno...
- Por eso acababas acostándote con él otra vez, porque con él te sentías bien aunque sólo fuesen una horas. Angie, perdóname.
- ¿A vos? ¿Por qué?
- Porque yo te dije que tenías que estar con él, fui un pelotudo.
- Juan, vos tenías razón, acá la mala soy yo.
- Angie, ya está bien, vos no sos la mala en esta ruptura. Sí lo serías si hablásemos de quién engañó a quien, pero acá rompieron porque el pelotudo se fue con otra mientras vos estabas pensando cómo estaba y por qué se había enojado tanto con vos sólo por contestarle mal. Dale, Angie, abrí los ojos. Siempre buscaba bardo, siempre intentaba hacer algún quilombo para que al final vos le pidieses perdón. Era un pelotudo más de los que te has encontrado, sólo que esta vez le has encontrado con otra.
Me quedé en silencio mirando a mi amiga. No podía decir que estaba realmente convencida y que de repente me había echo darme cuenta de todo, pero sí de algunas cosas.
- Llevás muchos días acá, eso no te va a hacer bien.- Juan agarró mis manos y las acarició con el pulgar.- Necesitas salir.
- ¿A dónde?
- A...no sé, algún boliche.- miró a Claudia y ella sonrió.
- ¿Me están cargando? ¿No ven la cara de orto que tengo?
- Si estás bien, tarada.
- No, estoy mal, mi cara es literalmente basura.
- Eso porque no te arreglás, pero en cuanto te duches, cambies la ropa y te maquilles serás la Angie de siempre.
- ¿Qué hay de malo en mi ropa?- pregunté mirando mi pijama de pelo y ellos se miraron.- Está bien, está bien, ¿Pero no creen qué es pronto para salir?
- ¿Qué mejor para olvidar que una botella de ron?
Sonrió Juan y por un momento me convenció. Quizás era eso lo que tenía que hacer. Había estado una semana en casa, sólo salí porque me quedé sin comida en el refrigerador.
- Está bien...
Juan y Claudia sonrieron, chocaron las manos y me abrazaron. Después, Juan me puso una película y Claudia se fue a buscar ropa para esta noche mientras yo me tomaba el café. Al parecer habían quedado para hoy.
Después de eso, decidí irme a duchar por fin mientras que ellos se quedaban en el salón. Cuando terminé, mientras me vestía con lo que Claudia me había elegido, Juan me avisó de que ella se había ido a su casa a cambiarse, ya que él estaba ya listo para ir desde que vino.
Salí ya vestida y fui a ponerme los zapatos que llevaría hoy. Luego, volví al baño a maquillarme y cuando salí ya estaba lista.
Fui al salón y Juan al verme sonrió. Nos hicimos un par de fotos para alegrarme y luego ya salimos para ir en su auto hacia el boliche donde decía que habían quedado.
Al llegar, él me guió de la mano para llevarme hasta donde estaban los demás esperando. Al verme, me saludaron todos con un abrazo grupal y luego fui junto a Matías y Diana hablando hasta entrar en el boliche.
Oír la música tan alta después de tanto tiempo me confundió, pero no dejé de caminar hacia la barra para comenzar a beber.
Con Claudia, nos quedamos solas en la barra mientras los demás salían a bailar. Yo hasta que no bebí varias veces no decidí ir con ella y los demás, acabando por estar solo con Nicolás, Matías y Claudia porque Juan y Diana se habían ido a dar una vuelta al boliche.
Volví a la barra con Matías y seguí bebiendo hasta que, cuando quise volver a bailar, comenzaba a tambalear mientras caminaba.
- Ché, yo voy a salir fuera.- dijo Nicolás en mi oído.- ¿Venís?
- Dale, pero tenés que darme un cigarro.
- Trato hecho.
Sonrió y junto a nosotros se unió Claudia, dejando a los demás allá dentro. Salimos del boliche, quedando con mi espalda contra la pared, apoyada mientras fumaba como ellos dos.
Nicolás estaba sentado en el suelo, mirando las estrellas mientras nos contaba su horóscopo de este mes. Así era él. Y Claudia mientras hablaba por teléfono.
- Odio beber.- fijo de repente. La miranos y sonreímos.- Siempre que bebo me entran altas ganas de vo...
Nos miró y se dio la vuelta para vomitar al lado de una papelera. La miré con asco un segundo antes de darme la vuelta para no ver la escena, fumando para evitar que fuera yo la siguiente.
- Claudia por Dios, pará un poco.
- Lo he dicho, odio beber.- dijo mientras se limpiaba con un pañuelo que Nicolás le pasó.
- Vaya dos...
Rió mirándonos y yo puse los ojos en blanco. Había bebido, pero había noches que he estado peor. Mi teléfono volvió a sonar, era Candela de nuevo mandándome un mensaje para saber si estaba bien.
- ¡Angie!
Levanté la mirada del teléfono al oír mi nombre, buscando si alguien venía hacía acá. Ahí fue cuando me encontré con él andando hacia donde estábamos, dejando a sus amigos atrás de él.
- Oh, oh...
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Piensa En Mí (Duki)
FanfictionAngie, hija de padres españoles, nació en Buenos Aires, Argentina. Desde pequeña, vivió en Almagro, siendo parte de una familia humilde junto a sus tres hermanos mayores. Con cinco años, mientras jugaba en el parque conoció a una niña en uno de los...