44.

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- ¿Que hacés vos acá?
Me miró con rostro de cansado. Tenía el pelo despeinado, la capucha de su buzo puesta y sus típicos colgantes sobresaliendo de esta. Agarraba su teléfono en una mano y de fondo, oía a Candela llamarme.
- Yo también estaba al pedo y vine a visitar a mi hermana.
- Bueno, yo estaba sin casa.
- Entonces pasa, acá no hace falta dormir en el sofá.
Sonrió y yo puse los ojos en blanco, pasando a su lado para luego oírle reír detrás de mí. Juntos, fuimos al salón, donde su hermana nos esperaba tumbada en el sofá.
- Al fin.
- ¿Ya te ibas a dormir?
- Te dije que tenía insomnio, sólo me aburría.
- Bueno, tampoco creas que tengo ganas de joda.
- ¿Cómo fue que no tenés casa?- preguntó, cambiando de tema a la vez que me dejaba lugar para sentarme a su lado y conmigo, Mauro también se sentaba a mí lado, mirando su teléfono.
- Una larga historia.
- Y esta una larga noche.
- Bueno, resumidamente, estaba en casa de Carlos cuando me llamó Juan y le dejé las llaves de mi casa porque él necesitaba un lugar. Después, llamaron los amigos de Carlos diciendo que estaban en el hospital por un quilombo que hicieron y él se fue a ver cómo estaban. Llamé a mis hermanos y ninguno me contestó, así que acá estoy.
- ¿Y tus otros amigos?
- También salieron.
- Así que soy la última opción...
- Y la única que siempre está, por lo que se ve.
- ¿Y tus viejos?- preguntó de repente Mauro, levantando la mirada de su teléfono.
- Dormidos, así que no les llamé.
- ¿Y el pelotudo de tu novio no te dejó dormir en su casa sin él?
- ¿Cómo que pelotudo?
- Sí me dejaba, pero a mí me daba...bueno, miedo.- respondí, ignorando la pregunta de Candela.
- ¿Es joda? Es la casa de tu novio, no de un amigo cualquiera.
- Pero yo siempre estoy con él, así que quedarme sola se me hacía raro.
- ¿Qué pasa? ¿Sólo estás con él?- preguntó sonriendo.
- Sí, así me olvidó de otras cosas y otras personas.- respondí rápido, desafiandonos con la mirada.
- Eu, estoy acá eh.
Dejamos de mirarnos para ver cómo Candela sonreía con diversión, aunque en realidad no entendía mucho que pasaba.
Mauro no volvió a preguntar algo y yo decidí darle mi atención a la conversación que seguíamos teniendo Candela.
- Angie, sos una genia.
- ¿Por qué?- pregunté confundida al oírla decir aquello en una conversación que nada tenía que ver.
- Porque me has quitado el insomnio.
- No te lo he quitado, creo que me lo has dado.
- Sorry.- se levantó y sonrió mirándome con sueño.- ¿Tenés algo con qué dormir?
- Estoy bien así, tranquila.
Ella asintió y se fue a despedir de Mauro, abrazándolo antes de hacer conmigo lo mismo e irse a su habitación a dormir. ¿Ahora se supone que me quedaba sola con él?
Saqué rápido el teléfono y vi entonces que Carlos ya me había respondido. Eran las cuatro de la mañana y había vuelto ya a casa con Pedro, que sólo tenía el labio partido, lo peor fue para otros amigos que recibieron cortes de vidrio y demás.
- ¿Todo pretty?- preguntó como siempre.
- Sí.- respondí sin más, ignorando su mirada mientras hablaba a Carlos, aunque seguramente ya estaba dormido.
- ¿Segura?
- Ajá.
- ¿Y por qué no me miras?
- ¿Hace falta?- hice lo que me pidió y desvié mis ojos a él y su sonrisa divertida.
- ¿Hice algo?
- Nada, mayormente.
- ¿Eh?
- Dale Mauro, siempre hacés lo mismo.
- Lo mismo.
- Hablamos bien, sin nada sexual entre vos y yo, y después me mandás mensajes como un amigo hasta que te aburrís y dejás de hacerlo.
- Bueno pero...
- Pero luego volvemos a encontrarnos y me volvés a preguntar sobre Carlos para dejarle de pelotudo, como siempre.
- Lo es, Angie.
- Ya, es que vos lo conoces mucho.
- El Duki, el Duki.- dijo comenzando a imitarle, haciéndome fruncir el ceño antes de que se riese.- Tremendo boludo tenés como novio.
- ¿Y qué querés? ¿Ser vos?- y ahí, dejó de reírse.
- Yo no sirvo para eso.
- Lo sé.
- ¿Así?
- Dale, Mauro, sos famoso, todos saben de vos.
- Bueno, sabrán algo, pero conocerme...
- Ni yo lo hago y eso que te conocí antes de todo.
- Sigo siendo el mismo.
- Eso me dijo mi vieja al siguiente día.
- ¿Así?- sonrió y yo asentí.- Siempre supe que querían que fuese su nuero.
- ¿No vas muy rápido?
- Dale, siempre le decían a mi vieja que les contase si pasaba algo en nuestra casa.
- ¿Así?
- ¿No te contaron?- negué con la cabeza y él sonrió.- Siempre hacían fotos cuando iba yo a vuestra casa, ¿Te acordás?
- Sí, obvio, las tengo.
- ¿Así?
- El otro día me dieron un par de esas.
- Bueno, eso, siempre me quisieron como tú novio.
- Hasta que conocieron a Carlos.
- Por supuesto.
- Ya te lo dijo él en vuestra pelea particular.
- ¿Qué pelea?
- Dale, parecían pelear por quién es el mejor.- se quedó callado, pensando.- ¿No te acordás?
- Si yo hubiera peleado de verdad, vos ya no tendrías novio.
- Re tóxico el Mauro eh.- él sonrió y miró de nuevo su celular bajo mi mirada.
- Re pelotudo tu novio que te ha dejado sola.
- ¿Qué?- pregunté para que levantase la mirada de su teléfono para hablarme.
- Nada.
- Ya sé, no hace falta, es un pelotudo, ¿No?
- Vos lo dijiste eh.- sonrió levantando su mirada tal y como yo quería. De respuesta levanté mi ceja, incrédula.
- A vos te encanta hinchar las bolas eh.
- Y a vos no responder.
- ¿Qué querés que responda?
- ¿Por qué él?
- Porque sí, porque me gusta, es un buen pibe y hasta vos me dijiste que fuera con él.
- Para luego venir conmigo si te aburrías.
- Y ya no me aburro.- dejó de sonreír para dejar que fuese yo ahora quién lo hiciese. La noche estaba bastante tranquila para tener este tipo de conversación.- ¿Y por qué yo?
- ¿Por qué vos qué?
- Dale, Mauro, me encontrás borracha en un boliche y me acompañas a mi casa. Vos seguro que no estabas borracho y nos acostamos, después lo olvidamos y al final venís a decirme que dale, si me aburro de mi novio me voy con vos.
- Bueno, ya ni me acordaba de vos, hasta me costó reconocerte.
- ¿Y? ¿Qué tiene que ver con qué de repente quieras tener sexo conmigo?- sonrió una vez más y dejó su teléfono para comenzar a liarse un cigarro.
- Y no sé, cuando te deje de ver eras una nena, simple, la amiga de mi hermana. Pero después has crecido y sos distinta.
- Distinta.
- No sé, tu actitud.
- Mi actitud.
- Dale, Angie, si seguís así no te dejo fumar de este.
- Vale, vale, entiendo lo que querés decir.
- Y vos tampoco es que te niegues eh.
Sonrió terminando de liárselo para acabar prendiendolo compartiendo miradas. Después, me lo pasó a mí y le di una corta calada antes de devolvérselo.
- Bueno, sos Duki.
- Mauro, Duki es otro.
- ¿Y cómo sé con quién estoy hablando?
- Porque me conocés de verdad, sos de las pocas.
- ¿Cómo te voy a conocer si llevo años sin verte nada más que en las redes o por tu hermana?
- Bueno, porque estuviste desde el principio y aquel Mauro no ha cambiado, sólo que ahora tiene más dinero y fama, pero eso es más del mundo de Duki.
Sonreí al oírle así, dándome cuenta que realmente había madurado. Terminó de dar su calada cuando yo le quité el cigarro de las manos, desviando su mirada de su cigarro a mí mientras echaba el humo. Le di una calada más grande y luego se lo devolví para encender el televisor, poniendo mis pies en la pequeña mesa que había delante del sofá, al igual que él.
Dejé mi celular al lado al ver que la película que había puesta estaba bien e ignoré sus miradas de reojo mientras fumaba, también dejando el teléfono de lado. En unos minutos, me acabé durmiendo y olvidándome de todo en general.

Piensa En Mí (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora