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- Que hincha bolas que sos.
- Callate.
Me tiró uno de los cojines de su casa, haciéndome reír. Estaba tumbada en el sofá de Juan, mirando como él nos pedía no acostarnos con los hermanos de cada uno, refiriéndose a lo ocurrido con Diana y Santino.
Hoy tenía la casa sola, es decir, no estaban ni sus hermanos ni sus padres, así que nos llamó a escabiar pero esta vez más tranquilos que en algún boliche. Al parecer esta noche no laburaba y como no habíamos dicho de salir esta noche, pues descansaría.
- Bueno, ya fue, dejen de hablar del tema.
- Amiga, te cogiste a mi hermano.- dije sonriendo.
- Ya fue, vos estabas con Mauro y acá nadie habla de eso.
- Porque ya se sabe.- dijo Matías, sonriendo en el sillón.
- Pero es igual de malo.
- ¿Malo?- pregunté ahora, sonriendo. Aún no sabían que éramos pareja.
- Bueno, no sé, me hacen volverme loca.
- Si vos eras la primera que decías que tenía que acostarse con él.- dijo ahora Nicolás, riendo.
- Cállense, pelotudos, me dan más dolor de cabeza del que tengo.
- Con lo enamorado que es siempre Santino a ver qué hacés ahora.
- Fue el primero en decirme que no se iba a repetir.
- Mi experiencia me dice que siempre se repite.- dije interferiendo en la conversación de Juan con Diana.
- Eso es verdad.
- Ahí tiene razón.
- Dijo la posta.- terminó por añadir Claudia, que hasta ahora no había hablado, sólo miraba y bebía.
- Bueno, ya está, termino esto y me voy, me tienen hasta los ovarios.
- Ché, tranquila, wacha, sólo quería decir que no se acerquen a mis hermanos, ¿Sí?
- Callate ya, pelotudo.- agarré el cojín que me tiró antes y se lo devolví, haciendo reír levemente a Matías, que fue el siguiente que lo recibió.- Bueno, yo me tengo que ir.
- ¿Qué?
- Sí, tengo que hacer algo.
- Algo.
- Dale, tengo una facultad a la que tomar atención.
- Diana, decime una cosa, ¿Alguna vez Angie ha estudiado después de estar escabiando?
- Nunca.
- Creo que está enferma.- dijo ahora Claudia, levantándose con torpeza de la silla donde estaba.- Voy a tomarle la temperatura.
- Dejen de ser tan pelotudos, me voy, listo.- terminé por levantarme y alejarme de Claudia, que se acabó por sentar en el sofá que había dejado libre.
- Uy bueno, que secretos.
- Acá de esos no eh.
- Cállense ya.
- Ahora me entendés eh.- le saqué la lengua a Diana y ella rió antes de beber.- Seguro que se va con algún pibe.
- ¿Angie?- Juan miró a nuestra amiga y luego a mí.- ¿Nuestra Angie? ¿Qué me perdí? ¿Volviste con Carlos?
- No, pelotudos.
- ¿Entonces?
- Otro pibe, ¿Sí?
- ¿Y Mauro?- preguntó de repente Matías, desviando todas nuestras miradas a él.- No me coman, por favor, tengo familia.
- Mauro es...un amigo, ¿Sí?
- Me apunto eso de que los amigos podemos acostarnos para otra ocasión.
Dijo Nicolás, terminando por hacer que ponga los ojos en blanco antes de caminar hacia la entrada con sus risas a mis espaldas. Abrí la puerta, agarrando mi teléfono del bolsillo de mi pantalón para ver el último mensaje de Mauro y asegurarme de donde me dijo que tenía que ir.
- Angie.- dejé de mirar el teléfono para ver a Juan yendo hacia mí rápido, antes de que me fuese.- Te olvidas esto.
Metió la mano en su pantalón y de allá sacó de repente un forro que me extendió sonriendo. Le miré incrédula, luego molesta, pero acabé por agarrarlo y guardarlo, haciendo que por fin ría.
- Andate adentro, pelotudo.
- Chao, enana, cuidado con lo que hacés.
Me burlé de él haciendo muecas y finalmente me fui andando a la dirección que me repetía en mi cabeza para no olvidarme. Era demasiado mala para las direcciones.
No sabía porque no les dije que estaba con Mauro, quizás porque recién acabamos de empezar y la relación no es segura. Es decir, ojalá sea una relación larga, pero no he sido siempre de tener grandes esperanzas en mi vida y esto no va a ser una excepción.
Mauro, siempre lo he dicho, es de otro mundo que yo no conozco, sólo veía al otro lado de la pantalla o por lo que me contaba Candela, que tampoco mucho porque ella era ella y su hermano era él.
Quizás me daba miedo eso, encontrarme con algo desconocido, con cámaras y fans que hablen de una relación después de que todas mis anteriores no han sido importantes, porque cuando estás al lado de Mauro, siempre recibes algo de fama de la suya, para bien o para mal.
No iba a romper una relación por mi miedo a lo desconocido, tengo que estar muy loca para hacerlo. Pero, prefería tomar precauciones pequeñas como estas y esperar a que, si en unos días sale la conversación, decirles que somos parejas. Sino, algún día lo acabaran por saber, sea por mí, mis hermanos o simplemente las redes sociales.
Llegué por fin a dónde me dijo, un apartamento que no estaba en el barrio donde él vivía, sólo un poco cerca. Vi el número y llamé, esperando a que me abriesen para acabar por subir las escaleras y terminar llamando a la puerta de la casa que si mensaje me decía.
Al abrirse, mis ojos se encontraron con los suyos, sonriendo antes de verme. Aunque eso no fue ningún problema para que yo sí sonriese al tenerlo delante.
- Ya pensaba que no venías.
- Yo también lo pensaba, pero me diste pena.- sonrió aún más y me atreví a acercarme a él para besarle por un corto tiempo.- Bueno, también por esto vine.
Él rió levemente y luego me dio un beso más largo antes de dejarme pasar, yendo delante de él hacía una sala de grabación. Saludé al que creo que se llamaba Oro dembow, al menos artísticamente, claro.
Me senté en un lugar libre y saqué mi celular mientras miraba como Mauro se colocaba para seguir grabando. Me metí en redes sociales y a los minutos, me llegó un mensaje.
Juan😂💞
No te da bola eh😂

Callate.
Pelotudo.

Sí.
No te da bola.
😂😂😂😂😂

🙄

Le dejé en visto a su siguiente mensaje, que no eran más que los mismo emoticonos que había puesto antes. Me metí en Instagram y allá estuve, aburrida cuando no entendía de qué hablaban y por tanto oír sus conversaciones no me servía para nada y dejaba de darles atención.
- Angie.- levanté mi mirada del teléfono, encontrándome con su mirada y su sonrisa de siempre.- Ya terminamos, pero si te querés quedar a dormir acá todo pretty eh.- miré a Oro dembow y este sonreía desde la puerta. Ni me había dado cuenta que ya estaban por irse.
- Perdón.
Sonreí inocente y me ayudó a levantarme del sillón pequeño donde estaba. Me había ido resbalando por el hasta quedar casi tumbada, apoyando mi cabeza en mi mano, teniendo mi codo en algún lugar del sillón y apretando mi mejilla contra él.
Salimos de aquel pequeño estudio y luego del edificio, yendo de la mano de él. Entramos en un auto que parecía ser de Oro dembow, sentándome en la parte de atrás mientras que Mauro se quedaba de copiloto.
Dejé el teléfono esta vez para entretenerme mirando por la ventanilla, dándome cuenta minutos después que estábamos en la casa de Mauro. Cuando le vi despedirse y bajar, hice lo mismo rápido y casi con torpeza a la vez que abría la puerta. Segundos después, el auto se fue y Mauro volvió a agarrarme de la mano para caminar juntos a su puerta.
- ¿Y qué vamos a hacer acá?- pregunté, pensando en algo que no estaba en mi mente hoy.
- Cenar juntos.
Respondió mientras buscaba la llave en su riñonera, dejando de agarrar mi mano. Abrió la puerta y me dejó pasar primero, yendo directamente al salón mientras que él se iba a su habitación.
- ¿Qué te pareció el estudio?- preguntó de repente, sentándose a mi lado.
- Bien, no sabía que grababas allá.
- A veces sí, a veces no.- sonrió y dejó reposar su espalda en el sofá, mirándome.
- Para la próxima, decime qué tome clases de música porque no entendí nada de lo que dijeron.- le hice reír y sonreí, dejando también mi espalda en el respaldo sin dejar de mirarle.- No es joda eh.
- No hace falta que sepas nada.
- Bueno, es que sino me aburro.
- Entonces para la próxima te tomaré más atención, pero a mí me vale con que estés allá, aunque sea dormida.
Fruncí el ceño recordando mi postura en aquel sillón cómodo y él rió antes de acercarse a besarme, borrando todo rastro de irónica molestia.
- Perdón por llevarte allá, pero no podía aguantar a verte.- dijo cerca de mí, sonriendo y mirando mis labios mientras lo decía.
- No importa, yo fui porque tampoco aguantaba.
Ahora sonreí yo, dándole un pequeño beso antes de que él se levantase a buscar su teléfono de nuevo a la habitación. Volvió mientras parecía llamar a alguien.
Mientras pedía la cena para los dos, sacó un cigarro ya hecho de su riñonera de antes, poniéndolo en sus labios sin dejar de hablar. Me señaló el encendedor porque él se estaba quitando su campera y no podía. Sonreí levemente y le prendí el cigarro, luego, me volví a colocar como antes y saqué el celular para dejarlo segundos después, cuando ya pudo y su atención volvió a mí.
Era como hablar con mi antiguo amigo, sólo que ahora todo era distinto. Habíamos crecido, cada uno por su lado, haciéndose un camino distinto pero que de nuevo se juntaron para conectarse de forma distinta. Ahora entre anécdotas y risas, había besos y abrazos, además de unas manos que nunca se separaban.
Antes de abrir la puerta cuando llamaron, me prometió llevarme a su propio show y yo no pude hacer más que sonreír. Nunca le vi en vivo y todo este tiempo había sido un fan de él, así que tenerle así y además llevándome a sus shows, era algo que hace meses no podía ni pensar.
Trajo el pedido y comenzamos a cenar, volviendo al pasado por unos minutos para hacernos un resumen rápido de lo que ocurrió lejos uno del otro. Su historia, por supuesto, era más entretenida y en parte me la sabía.
La mía, era sólo decir cómo conocí a mis amigos. Nicolás por Juan, Claudia un día en la biblioteca del instituto, Diana una noche saliendo de fiesta cuando aún fumaba porros y Matías, el último, comprando en un supermercado cuando me ayudó a agarrar unos cereales donde yo no llegaba. Lo demás, era decir que llegué a la carrera de derecho y ahora sólo pensaba en laburar para devolverle a mi familia el dinero que se gastaron para que lo consiguiera.
Terminamos de cenar y aceptó a llevarme a mi casa aunque quisiese que me quedase con él. Pero, mañana tenía que ir a la facultad.
- Mañana si te volvés a escapar de la facultad, puedo ir a verte.
- Ni preguntas eh.- dije sonriendo, delante ya de la puerta de mi casa, en frente el uno del otro. Él levantó sus hombros y sonrió.- No me escaparé.
- Cierto, sos una chica buena.
- Obvio, mi mamá me mataría.- imité la voz de una nena y él rió levemente.
- Bueno, no importa, te iré a ver mañana en cualquier hora, así que estate atenta.
- Sino te busco yo.
Dije a la vez que pasaba mis brazos por su cuello para acabar cortando nuestras sonrisas con un largo y suave beso. Al separarnos, volvimos a sonreirnos y por fin pude abrir la puerta, despidiéndome de él susurrando un leve "chao" y quedándome con este día como recuerdo de nuestros primeros días juntos.

Piensa En Mí (Duki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora