- No hacés más que salir de joda.
- Soy joven.
- Bueno, también sos una payasa y no laburas en un circo.
Agarré un trozo de pan y se lo tiré cuando ya habíamos terminado de cenar y sólo nos habíamos quedado a hablar. Mi viejo reaccionó soltando los cubiertos y chasqueando su lengua mientras mi hermano Santino y mi madre se levantaban a agarrar las cosas para llevarlas a la cocina.
- Ya podrías quedarte acá, siempre andás por ahí e intentas no venir.
- Y vos podrías callarte ya, pelotudo.
- Angélica.
- Dale, pa, es tremendo gil, no sé porque tengo que comer con él.
- Soy tu hermano, pelotuda.
- Miguel.
- Ya lo veremos, deberías hacerte un test de ADN.
- Vos serias la adoptada.
- Ajá, seguro.
- Dale, cállense ya, los dos.
Me crucé de brazos y dejé mi espalda caer en el respaldo de la silla mientras Miguel mantenía su mirada en mí, terminando de comerse un trozo de pan que a él también le había sobrado.
Mientras, mi hermano José hablaba con el celular y su mujer Isabel también se levantaba a ayudar a mi madre y mi hermano.
Segundos después, por no ver cómo seguía con sus ojos en mí, me levanté y agarré mi plato con una mano. Le saqué el dedo rápido y tan disimuladamente como podía, caminando hacia la cocina mientras sonreía.
Terminamos de dejar todo como estaba y me senté con ellos, mirando la hora en mi celular para ver cuándo Santino tenía que llevarme en auto hasta la casa de Candela.
Después de tanto negarme, acepté salir con ella y su grupo de amigos. A su vez, le tuve que decir a los míos que mañana saldría con ellos y a Carlos que tenía que estudiar y no podía salir, sabiendo que era más fácil que tener que aguantar como pregunta si Candela era la hermana de Duki por décima vez aún sabiendo que yo siempre le decía que sí.
Estuve hablando con mis viejos hasta sentir mi teléfono vibrar por la alarma que me había puesto. Lo saqué, quité la alarma y me despedí uno a uno de todos, terminando por insultarme con Miguel antes de irme con Santino a su auto.
Puse la música a todo volumen y él mientras manejaba, ignorando mis bailes en el asiento del copiloto.
Llegamos y la puerta de su casa se abrió, dejándome ver a ella y detrás una piba más y una sorpresa. Mauro Ezequiel Lombardo.
- ¿Él también va?
- Me dijo que no.
- Angie, Mauro viene porque van a estar en el mismo boliche, pero nada que ver eh.
- Tampoco pasaría nada.
Mauro sonrió y Santino me miró con una ceja levantada mientras ellos se subían al auto. Yo levanté mis hombros y cuando la última puerta se cerró, él comenzó a manejar.
- ¿Vos sabés conducir?- preguntó de repente.
- Sí, pero teniendo a mis hermanos no me preocupo.
- A tus hermanos, a un taxi, el colectivo...no mientas, nena, tenés carnet pero no auto.
- Pelotudo.
Santino sonrió manejando y me coloqué mejor en el asiento, mirando hacia delante aunque sacando mi teléfono para ver mis redes mientras se hacía el viaje.
Llegamos y como Candela me dijo, nada más salir, se fue despidiéndose. Luego, Santino se fue y nosotras entramos para encontrarnos con su grupo, que ya estaba dentro.
No era la primera vez que salía con todos sus amigos, ya que ella conocía a los míos y yo a los suyos y cada una ya había ido a alguna fiesta con los otros. Así que, saludé a todos como si nada y comencé a beber para olvidarme de los estudios, de Carlos, de mis hermanos, de Mauro y de todos los demás.
Horas después, bailando con los pibes, sentí como comenzaba a marearme perjudicada por todo el alcohol que había tomado.
Decidí salir del boliche mientras me fumaba el cigarro que Candela me había prestado. Me apoyé en la pared, fumando tranquila mientras miraba el cielo, relajándome.
Hasta que mis sentidos se despertaron al oír una botella de vidrio chocar contra el suelo segundos antes de que otras comenzaron a hacerse añicos aunque no en el suelo.
Buscando de dónde venía el ruido me encontré a un grupo cerca de mí comenzando a tirarse botellas, bebidos y peleando entre ellos.
La gente se alejaba mirando mientras uno de los pibes caía al suelo y era pisoteado por dos que luego se dispersaron cuando una botella cayó en la cabeza de uno de ellos.
Me alejé lentamente, con la mirada fijada en ellos sin saber que pasaba y reaccionando tarde al pillarme por sorpresa.
Rápidamente se fue haciendo un círculo e incluso hubo gente que le gustaba ver aquello y salió del boliche al oír lo que pasaba o ver a más gente salir.
Todo acabó cuando, mientras la pelea se movía hacia los aparcamientos y ya comenzaban a chocarse contra los autos, la policía que rondaba el barrio se acercó a la vez que otros pibes se metían a la pelea a separar. De repente, unas manos me llevaron lejos de la multitud tirando de la cintura.
- ¿Qué hacés acá?- preguntó mirándome con un cigarro entre sus labios.
- Lo mismo que vos, fumar.
- Digo acá, ahora, ¿Les conocés?
- No, no, yo estaba fumando y aparecieron.
- Dale, alejate que los cristales saltan.
- ¿Y vos?
- Todo piola, tranquila.
Sonrió y me dejó sola para desaparecer entre la gente, dejándome pérdida hasta que mi mirada le volvió a encontrar al dispersarse la gente cuando la sirena del auto se hacía más presente.
Ahí me di cuenta que los que querían separarlos eran sus amigos o al menos conocidos al ir su lado. Miré entonces el auto aparcar y los policías bajaron, uno de ellos llamando a lo que seguramente sería una ambulancia por los dos pibes que había en el suelo. Uno con una herida en la cabeza, seguramente de alguna botella, y otro con sangre sólo en la boca pero inconsciente.
- ¿Y Candela?- preguntó, sorprendiéndome.
- Dentro, ahí la dejé.
- Vení.
Agarró mi mano y sin más comenzó a tirar de mí, ignorando que mi torpeza había vuelto tras la pelea.
Entramos en el boliche y aunque algunos seguían bailando todo parecía más tranquilo. Pero, él seguía llevándome, buscando a su hermana mientras yo intentaba no quemar a los demás con mi cigarro.
- Cande, vamos a otro boliche, vengan con nosotros.
- ¿Qué pasó afuera?
- Nada, una pelea.
- Angie.
- Todo piola, no paso nada.- le respondí detrás de Mauro, aún con nuestras manos agarradas.
- Dale, yo me la llevó, estamos fuera.
- Vino la gorra.
Avisé mientras él comenzaba a llevarme ahora afuera del boliche. Ya fuera, uno de los policías estaban arrestando a uno de los pibes apoyándolo en el auto con fuerza mientras el otro vigilaba a los demás, sentados en el suelo con las heridas rodeadas de sangre.
- ¿A dónde vamos?
- A seguir la fiesta en otro lugar.
Respondió abriendo la puerta del auto en el que identificaba a uno de los que había estado en el final de la pelea intentando separar.
Miré a la puerta del boliche y vi a Candela irse hacia otro auto con algunos de sus amigos, dividiéndose el grupo. Entonces fue cuando acepté subirme sabiendo que todos estábamos bien.
Detrás de mí, subió él, cerrando la puerta para luego mirarme.
- ¿Estás bien?
- Sí, sí, lo de siempre.
Sonreí levemente, fumando lo poco que me quedaba del casi apagado cigarro. Él sonrió y pasó su brazo por mis hombros mientras el auto comenzaba a salir del aparcamiento.
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Piensa En Mí (Duki)
FanfictionAngie, hija de padres españoles, nació en Buenos Aires, Argentina. Desde pequeña, vivió en Almagro, siendo parte de una familia humilde junto a sus tres hermanos mayores. Con cinco años, mientras jugaba en el parque conoció a una niña en uno de los...