EXTRA 2 - Una tarde en el Gym (la torre y Haruhiko)

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Haruhiko estaba en la puerta de su mansión tratando de parecer tranquilo. Tenía que admitir que se le hizo largo el tiempo observando el camino que conducía desde la entrada exterior. Por momentos se recriminaba por salir tan pronto en lugar de esperar dentro y mostrar un poco de indiferencia ante aquella extraña situación.

Con un suspiro acomodó sus lentes en un intento por distraerse. Revisó también su ropa que según le fue dicho debía ser deportiva, llevaba consigo un maletín de gym preparado y colgado sobre su hombro. No dejaba de pensar que era ridículo, después de todo, su mansión estaba equipada con todo tipo de máquinas e implementos para hacer ejercicio ¿Por qué en el mundo iría a otro lugar?

La respuesta era clara, porque el bastardo arrogante dijo que "lo arrastraría aunque usara traje y no tuviera nada que ponerse para comenzar a sudar"

Estaba convencido que conocer un sujeto así era su maldición. Siempre lo obligaba a hacer esto o lo otro, dándole a pensar a todos que había algo entre ellos ¡por favor! El tipo solo tomaba besos robados y le daba algunas nalgadas como un niño mal portado mientras él se reusaba y luchaba por mantenerse lejos de aquel demente.

Sin embargo, no podía negar que él era permisivo con ese loco. Era la cabeza de su familia y dueño de una fortuna bastante considerable, más ahora que Asami no estaba atacando sus contratos y generando grandes pérdidas a su familia. Contaba con un gran equipo de seguridad y su mansión era casi impenetrable, por lo que si en verdad deseara reusarse a verlo podría lograrlo sin mucho esfuerzo.

Esa era la razón por la cual se preguntaba una y otra vez que era lo que lo llevaba a seguir todas sus ocurrencias. No olvidaba la vez que lo sacó de su limusina a la fuerza y lo llevó a una cena con todos esos matones. Claro, allí estaba Misaki y le encantaba verlo desde la distancia, aunque si no fuese así de igual forma habría ido con ese idiota.

Resopló sintiéndose cada vez más molesto por no poder ponerle un límite claro a ese tipo. Comenzó a dudar respecto a ir o no, siempre podía escapar y esconderse dentro de la mansión dejando que sus guardias se encargaran. La duda lo embargó hasta que sintió el motor del auto acercarse, levantó su mirada para ver el ya conocido auto que se detuvo justo en la entrada.

La torre salió del auto con agilidad para rodearlo y abrirle la puerta del copiloto con una enorme sonrisa en sus labios. Haruhiko hizo una mueca bajando las escaleras y parándose al lado del que era más alto que él, dijo de modo serio.

―No soy una mujer para que me abras la puerta.

―¡Por supuesto que no! Eres la cabeza de la familia Usami. Un hombre lleno de riqueza a quien sus empleados siempre le abren la puerta. Pero principalmente... tú eres mi bebé.

―¿Puedes dejar de decir eso?

―No ―dijo guiñándole el ojo pícaramente.

Haruhiki apretó la mandíbula tratando de no mandarlo a la mierda. No podía dejar de preguntarse la razón por la que terminó en esta situación, siendo manipulado por un tipo enorme que era heterosexual y que amenazaba con meterle esa cosa dentro de su... su...

Un sudor frio recorrió su espalda. Algunas cosas eran mejor no pensarlas.

La torre esperó pacientemente a que el otro se subiera al auto, aunque preparado para meterlo a las malas si es que intentaba escapar. Haruhiko pudo leer sus pensamientos como si fueran los suyos propios. Entrecerró los ojos lanzando un puño a su abdomen para darle una advertencia.

―¡AHHHH! ―Haruhiko se lamentó al sentir el dolor en su mano.

―¡No hagas esas cosas! ¿No ves que te lastimas?

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