CAPITULO LVI - Cásate conmigo.

4K 243 253
                                    

Asami estaba sentado en la sala de su cuarto de hotel, hablando por teléfono y observando la perfecta figura de su amante que permanecía de pie en la terraza, hasta que la puerta de su habitación fue golpeada. Misaki pasó corriendo a su lado para regresar después con otra de esas bebidas de colores. Frunció el entrecejo mientras el otro se sentaba en una de las sillas frente a él bebiendo con gusto.

Pese a sus 22 años parecía un mocoso con su dulce favorito. Al final terminó su llamada de negocios dejando su celular sobre una mesa, apoyó su rostro en su mano para observarlo detenidamente con fascinación y amor... mucho amor. Cada gesto, movimiento y mirada de aquel joven lo hipnotizaba de una manera que nunca pensó posible. Al final, no pudo evitar preguntar.

—¿Cuándo pediste eso? además no sabes hablar ni italiano ni inglés, ¿Cómo lo conseguiste?

—Le dije a la torre que me pidiera uno.

—Esos tipos te consienten demasiado.

—Son amables, es todo.

—Creo que te vas a volver alcohólico si sigues así.

—Son vacaciones, simplemente estoy disfrutando.

—No lo son, vinimos aquí para...

—No necesito que me lo recuerdes —Misaki lo interrumpió—. Mañana ya me preocuparé por eso.

—¿Es lo que haces? ¿Beber para no preocuparte por ver a tu ex?

—En realidad estoy más preocupado porque tú verás a Takaba.

—No tienes por qué sentirte inseguro, estoy tan enamorado de ti que no tengo ojos para nadie más.

—Pero lo amaste y donde hubo fuego...

—Ruinas quedan.

—Ruinas con cenizas que pueden volver a encender el fuego y...

—¿Piensas encender el fuego con Akihiko?

—¡NUNCA!

—Yo tampoco pretendo hacerlo con Takaba.

—Pero él es tan guapo...

—No voy a engañarte, nunca haré eso. Además tú eres muy atractivo también.

—Ni yo voy a traicionarte a ti.

—Es nuestra promesa —Asami se puso de pie para acercarse y ponerse de rodillas frente a su castaño, intentó quitarle la bebida de sus manos pero se negó, luchando con fuerza y con su boca pegada a la pajilla mientras tomaba largos sorbos sin detenerse. Al final el mayor se rindió—. Bebe por esta noche, yo cuidaré de ti.

—En verdad creo que esto es delicioso.

—Lo sé... vamos, vístete porque saldremos a cenar.

—¿En serio?

—Sí.

Ambos comenzaron a ponerse la ropa pues recientemente se ducharon... juntos... haciendo cosas más interesantes que estregarse la espalda. De hecho, Misaki prefería no pensar en eso o no saldrían de esa habitación nunca.

Ambos vistieron informales pero sofisticados. Pantalones ajustados a la moda, camisas deportivas con los botones de arriba abiertos y zapatos cómodos. Se veían muy juveniles y relajados mientras se subían a su auto que como siempre iba muy bien custodiado por sus mejores hombres.

Asami lo llevó a un lugar apartado de los viñedos, donde una carpa enorme de tela blanca fue armada en medio de la plantación pero cerca de un alto y escarpado acantilado. No muy lejos, se escuchaba el fuerte romper de las olas contra las rocas mucho más abajo, pero no se podía ver más que la manera en que el agua reflectaba la luna allá a lo lejos, donde el agua parecía ser tranquila.

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora