CAPITULO XL - Un pequeño ángel pervertido

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Misaki salió cerrando la puerta tras de sí. Tenía los ojos muy abiertos y su corazón se saltaba un latido cada tanto. Estaba tembloroso y pálido, la boca seca por hablar y las piernas apenas si sostenían su peso. Llevó una mano a su pecho para intentar calmarse antes de comenzar a caminar por la universidad para llegar a la salida. En todo su trayecto no dejaba de morderse los labios indeciso, quería esperar a llegar a la oficina para darles a todos la buena nueva, pero al final no pudo contenerse y sacó su celular para llamar a la única persona en la que estaba pensando en ese momento.

Apenas si escuchó un par de tonos antes de que una gruesa y varonil voz le hablara con ternura.

—¿Cómo te fue, pequeño?

—Asami... ¡Me aprobaron!

—Sabía que lo lograrías —el orgullo estaba claro en su voz.

—Fue gracias a ti... —Misaki siguió caminando hacia la salida. Pudo ver el auto negro esperándolo como siempre y no pudo evitar sonreír, su novio estaba presente en cada paso que daba haciéndole la vida más fácil.

Muchas veces durante todo este proceso de elaboración de la tesis, sintió que no podría lograrlo debido a que la devolvían una y otra vez. En el pasado, acudiría a Akihiko para que le ayudara a escribir, pero aquella vez, solo en la oficina leyendo los motivos por lo que fue devuelta se preguntó si estaba condenado al fracaso... entonces llegó su caballero de brillante armadura y en solo una tarde corrigió todo explicándole a detalle sus errores.

¡En verdad su novio era un excelente profesional!

No era de extrañar que tuviera tanto dinero, con ese nivel de inteligencia era obvio que el cielo era su límite. Recordando todo eso no pudo evitar sentirse profundamente agradecido con aquel hombre que estaba al otro lado de la línea.

—Ayudé un poco, pero este triunfo es por tu esfuerzo. No lo olvides Misaki, eres alguien muy inteligente y puedes lograr lo que desees.

Misaki se atragantó al escucharlo. Estuvo tantos años acostumbrado a que su amante lo tratara como a un idiota que no podría lograr nada en la vida sin su ayuda. Ahora estaba con alguien que siempre le recalcaba una y otra vez que podía hacer lo que quisiera, que siempre que se propusiera algo tendría éxito. ¡Cuánta diferencia entre uno y otro! el primero lo menospreciaba y el segundo lo enaltecía.

—Asami... gracias.

—Ya te dije que solo colaboré un poco...

—No por eso...—interrumpió el menor—. Por hacerme sentir que soy inteligente, que no necesito a nadie para cumplir mis sueños...

Asami guardó silencio por un momento, dejando que las palabras calaran en su mente. Era evidente que el ex de Misaki lo hacía sentir estúpido, por eso tantas veces repetía una y otra vez que lo era, tanto que Kirishima y él se veían forzados a contradecirlo y hacerle entender que en verdad era un joven muy capaz e ingenioso. Estaba tan claro como el agua que Misaki fue maltratado psicológicamente, pero nunca se percató de ello porque pudo haberse dado sutilmente. Tal vez algunos comentarios en forma de broma, ¿Quién lo sabía?

—Esta noche vamos a celebrar —cambió el tema para no reabrir viejas heridas del pequeño.

—¿En serio? —Misaki sonrió muy feliz.

Ya estaba fuera de la universidad observando el auto cuyo conductor lo observaba detenidamente, al verlo sonreír de esa manera sus propios labios se curvaron y asintió hacia el menor. Misaki le hizo una seña con la mano para que lo esperara y caminó hacia un lado para tener un poco de privacidad.

—¡Por supuesto! ¿Quieres ir a cenar?

—Sí, pero...

—¿Pero qué? No me digas que deseas celebrar con alguien más.

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