CAPITULO LVIII - Reencuentro parte 2

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Misaki en verdad no lo hizo a propósito, estaba nervioso y al buscar un poco de seguridad, su mente se concentró única y exclusivamente en su amante. No fue sino hasta que Asami le pidió saludar que los vio, como si aparecieran de repente, igual a esas películas de terror en el que ibas tranquilo y ¡zas! El diablo frente a ti.

Pese a su bochorno y total desconcierto, trató de sonreír genuinamente y mostrarse amable, no por el hecho de no desear verlos iba a echar por los suelos la educación que tan arduamente le dio su hermano.

—¿Qué haces aquí? —esa voz que por tantos años escuchó se le hizo extraña. Por un momento pensó si lo que vivió con el escritor acaso fue un sueño... que terminó en una cruel pesadilla.

—Vine por la recepción de Asami, como pueden ver.

—¿Por qué alguien como tu vendría? Como puedes ver estas fuera de lugar —Takaba estaba molesto por la reacción de Akihiko al verlo y la única manera que encontró para luchar, fue intentar hacer sentir mal a la fuente de su enojo.

Asami apuñaló al rubio con la mirada y estaba a punto de decirle unas cuantas verdades, pero su castaño le interrumpió.

—Tú tampoco haces parte de este mundo y ahí estas, de pie arrogantemente como si le importaras a alguien.

—¡Sí! —a torre carraspeó cuando los otros lo miraron—. Me dijeron algo... importante... por el... ya saben.

Takaba no escuchó ni le importó lo que dijo el guardia, de hecho para él siempre fueron nada más que una molestia que cortaba su libertad. Estaba concentrado en Misaki y en el odio que sentía por él en ese momento. ¡Se atrevió a humillarlo delante de todos!

—El me importa a mí, ¿Qué puedes decir tú? —la arrogancia de Akihiko y el tono que usó hizo que el castaño bajara la mirada sintiéndose demasiado incómodo.

El escritor lo dijo de tal manera que dejaba claro que Misaki no tenía derecho a estar en aquel lugar. No es que aspirara a que Akihiko sacara la cara por él o apoyara ante un enfrentamiento con Takaba, pero no esperó que lo atacara tan directamente y sin considerar si lo hacía sentirse mal. Es decir, fue su amante en el pasado, merecía algo de consideración o al menos ser menos odioso al hablarle.

Takaba se rio satisfecho mirando con superioridad al Misaki quien deseaba correr y esconderse. Con el paso del tiempo comenzó a recordar únicamente lo bueno que vivió junto con el escritor, olvidando lo dañino y cruel que fue al final.

—Y tú... —el hielo en aquella voz fue palpable—. Solo eres mierda en mi zapato. Si vuelves a hablarle así voy a hacerte tragar la lengua.

Los guardias asentían apoyando la idea.

—¿¡Cómo te atreves!? —Akihiko miró con furia a Asami por la manera en que le habló. ¡Él era el gran y famoso escritor Usami Akihiko! ¡Nadie antes lo trató así!

—Me atrevo porque puedo, no te confundas, puedo eliminarte aquí mismo y nadie va a intentar ayudarte, ni siquiera tu padre tiene el poder para detener mi mano.

—Por favor, hijo. Modera tu comportamiento... —al pobre Fuyuhiko iba a salírsele el corazón por la boca. ¡No te pavonees frente a un león hambriento si no quieres ser la cena!

—¿Qué sucede? ¿Hay drama y no me invitaron? —Fei Long llegó sin que nadie se percatara, acompañado del ruso que observaba todo con curiosidad— Hola Takaba, cuanto tiempo sin verte.

—Están haciendo un espectáculo. Es mejor que ir al teatro —Arbatov bebía con ojos divertidos.

—¿Qué hacen ustedes aquí? —Takaba en medio de la revoltura de sentimientos medio se sorprendió y asustó al verlos allí.

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora