Asami estaba bocabajo abrazado a una almohada, con los ojos cerrados y completamente relajado. Su cuerpo sin un trozo de tela que lo cubriera. Suspiró profundamente sintiendo que cada gramo de estrés se evaporaba lentamente.
Un ligero peso lo hacía sonreír cada tanto, se trataba de Misaki quien estaba sentado sobre su trasero mientras se esforzaba por hacerle un masaje a esa gran espalda. Le encantaba sentir la manera en que esos enormes músculos se suavizaban bajo sus manos o escuchar sus respiraciones profundas y relajadas.
Esa noche hicieron el amor varias veces hasta quedar exhaustos, pero en lugar de dormirse como sucedía a menudo, terminaron en un masaje con ambos completamente desnudos.
El castaño miró todo ese perfecto cuerpo ¡realmente era muy guapo! Muchas veces deslizaba sus manos por su espalda hacia abajo... muy abajo, para aprovecharse y acariciar un poco ese par de duras nalgas. Con el paso de los minutos, el joven perdió la vergüenza y se sentó en las piernas del mayor para masajearle descaradamente los glúteos. ¡Deseaba morderlo!
Misaki estaba pensando justo eso cuando una suave risa burlona se escuchó desde más arriba.
—Solo hazlo.
El castaño lo miró sobresaltado, el mayor lo estaba observando con los parpados caídos y una sonrisa satisfecha. ¡Fue descubierto! Pero Misaki se negó a aceptar sus pensamientos pervertidos, simplemente resopló mientras volvía a masajear la espalda y nada más que eso.
—No sé de qué hablas.
—Admítelo, quieres morderme.
—¡Eso no es cierto! —Misaki lo miró seriamente pellizcándole una nalga. Al final, Asami no soportó la carcajada.
El castaño no supo cómo fue que terminó de espaldas sobre la cama, con el cuerpo del mayor presionándolo para cortar cualquier posibilidad de escape. Los besos en su cuello iban y venían sin parar, las caricias firmes de esas enormes manos recorrían cada rincón de su cuerpo.
—Eres tan adorable —Asami le mordió el mentón suavemente—. Me produces tanta ternura con tus pequeñas reacciones.
—¡Siempre dices que soy adorable! ¿Qué pasa con sexy?
—Eso no necesito decírtelo —para dar claridad de lo que estaba hablando, presiono su erección justo en medio de sus nalgas.
—¡Ay por favor! ¿Estas duro de nuevo? ¡Estoy seguro que tienes algún problema ahí abajo! ¡Eso no es normal!
—Tal vez estoy enfermo... —Asami lo besó muy profundamente, dejando que sus lenguas se busquen una a la otra para comenzar una danza sin fin. Cuando se separaron, le habló suavemente en su oído—. Pero tú también sufres la misma enfermedad... mira lo duro que te pusiste...
Asami comenzó a masajear el miembro firme de Misaki, este lo reprendió con la mirada un momento, después se dejó llevar por todo el amor y la pasión que sentía por el pervertido de su novio.
La mañana siguiente llegó para despertar a ese par de amantes que disfrutaban sin cesar de su amor. En una rutina ya adquirida, se ducharon y vistieron juntos, completamente sincronizados se movieron por todo el cuarto, completamente cómodos y felices con su vida juntos.
Asami se estaba anudando la corbata cuando vio una tarjeta en su mesa de noche, sin moverse del lugar le preguntó a Misaki que se ponía los zapatos de cuero brillantes y nuevos.
—¿Qué es eso sobre la mesa de noche?
El menor miró de inmediato y luego se golpeó la frente.
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CAMINOS CRUZADOS
Fiksi PenggemarAsami Ryūichi es un poderoso empresario y yakuza de Japón. Un hombre dominante acostumbrado a nunca recibir un no como respuesta. Tiene una relación con Takaba Akihito , un rebelde fotógrafo siempre en busca de una primicia. Por otra parte, Usam...