CAMINOS CRUZADOS

CAPITULO III ¿Me Engañas?

Takaba se duchó tan pronto como llegó al departamento donde vivía con Asami. Estaba emocionado y por esa razón cantaba sin parar, algunas veces, usando el jabón como micrófono. Estaba feliz. No podía creer que todo estuviera saliendo bien en su trabajo, solo desearía que Asami estuviera allí para festejar con él, pero hacía ya unas semanas que se cansó de esperar por su amante. Era un hecho que Asami estaba demasiado ocupado para dedicarle algo de tiempo y Takaba simplemente no quería molestarlo en su trabajo, razón por la cual no visitaba su oficina y tampoco lo llamaba.

Los días de separación comenzaron a hacerle creer que todo fue un sueño ¿realmente había conocido al gran Asami Ryuichi? ¿Probó alguna vez aquellos labios seductores? ¿Acarició aquel cuerpo bien formado? Ya no lo sabía a ciencia cierta.

Los primeros días que estuvo sin ver a Asami se sentía desolado y pasaba sus noches esperándolo despierto, cuando el tiempo se convirtió en semanas no pudo evitar preguntarse si es que Asami se había cansado de él y solo lo estaba desechando como un juguete que ya no sirve más. Aquel apartamento rodeado por paredes llenas de objetos costosos, se sentía tremendamente frio, y él llego a pensar que no era más que una parte del inmobiliario. Una pieza que solo sirve de decoración.

Unas cuantas noches atrás, cuando perdió la esperanza de ver a su amante, dejó de dormir en la cama de Asami, trasladándose definitivamente al cuarto que le fue asignado desde que se mudó hace tiempo atrás. Era demasiado doloroso para él notar que Asami llegaba tarde en las noches y se iba antes de que él despertara, solo notaba su presencia porque había un cambio de ropa sucia y el baño aún se encontraba húmedo por el baño. ¿Por qué no lo despertaba? ¿Acaso le era tan molesto que no quería ni darle un simple hola?

Varias veces pensó en mudarse, pero la falta de dinero lo detuvo. Quería terminar la sus estudios en la universidad y así cumplir su sueño, pero sin tener un lugar donde vivir le sería casi imposible. Además lo que ganaba sacando fotografías para la prensa apenas si le alcanzaba para comprar alimentos y los útiles universitarios. Pero ahora... ahora podría buscar un lugar propio. Su nuevo contrato de trabajo era muy generoso en cuanto a lo económico, lo que le permitiría llevar una buena vida lejos de Asami...

Dolía solo pensarlo. Imaginar que ya no estaría al lado de aquel temerario yacuza le hacía doler hasta los huesos, pero, no es que estuvieran juntos después de todo. Takaba solo estaba rodeado de sus cosas más llevaba mucho tiempo sin tocar aquel hombre que lo había vuelto adicto.

—Las adicciones se superan...—dijo a la nada en medio de suspiros.

Se puso un conjunto de chaqueta y pantalones negros con camisa azul oscura que dejó con los botones de arriba abiertos. Normalmente no era su estilo, pero Asami había influenciado un poco en su ropa, al menos, en los casos en que debía vestir de manera un poco más formal para acompañarlo a alguna cena. De lo único que Asami no pudo convencerlo fue de usar corbata, simplemente se sentía asfixiado cuando intentó alguna vez usar una, no, no era suicida para usar una cosa de esas.

Se tomó su tiempo para peinarse el cabello y ponerse algo de perfume. Las joyas que tenía constaban de collares y pulseras de cuero y plata, por lo que no considero adecuado usarlas para esa ocasión. Cuando pensó que ya no podía hacer nada más por su apariencia, se miró largamente en el espejo... no estaba nada mal, la ropa que le regaló Asami le ajustaba a la perfección y lo hacía verse elegante pero sin exagerar.

Tomó su celular y lo revisó mientras caminaba hacia la salida. Se detuvo en seco al ver las llamadas perdidas de Asami... mierdaaaa... lo había puesto en silencio para su reunión y no se le ocurrió mirarlo hasta ese instante. Observó indeciso la hora en el reloj de pared que había en la sala.