El conductor que desde siempre fue asignado a Misaki, yacía en el suelo luego de que otra bala le perforara el pulmón izquierdo. Luchaba con la poca fuerza que le quedaba para que no remataran a su protegido con un balazo en la cabeza, pero él mismo se estaba ahogando y su propia mente comenzaba a fallar lentamente.
Logró llegar muy cerca de donde el pequeño permanecía con los ojos abiertos, revelando un verde demasiado opaco y aterrador. ¡No podía estar muerto! Trataba insistentemente de alejarlo del fuego, pero en verdad su cuerpo ya no respondía. Un enorme hombre quien indudablemente era el líder de aquella banda, se acercó despacio recargando su arma... iban a terminar con ambos sin que pudiera hacer nada más.
Sus pasos se escucharon siniestramente junto con el crepitar de las llamas que devoraban el auto. Cada segundo una eternidad que le destrozaba la cordura. Estar cerca de la muerte era algo realmente aterrador, pero no era la suya la que le preocupaba, sino la de su pequeño. Ese mismo que siempre le recibía con una sonrisa y buscaba cualquier modo por agradecerle su trabajo.
Su vista se oscureció cuando ya era casi le imposible respirar, se puso bocarriba para intentar tomar bocanadas de aire, pero no era suficiente. Estaba a punto de desmayarse dejando al menor desprotegido. Sus oídos comenzaron a zumbar cuando su cerebro se rindió por fin... tal vez ya estaba muerto y no supo de donde llegó el disparo.
Despertó sin saber cuánto tiempo estuvo inconsciente, pero seguía con vida mientras la torre estaba rasgándole la ropa para comprobar sus heridas... no entendía por que su compañero insistía en limpiarse la boca, como si acabara de comer algo realmente asqueroso.
—¡Conduce más rápido esta mierda! ¡Se está ahogando!
—Voy tan rápido como...
No escuchó más. De nuevo el negro lo rodeó en una burbuja que no permitía pasar sonido o luz alguna. Era frío y solitario.
¿Misaki está bien?
No podía descansar, no con esa pregunta acosándole continuamente, impidiéndole irse para siempre. ¡Era su trabajo cuidarlo! Volvió a despertar notando que la torre sostenía fuertemente algo contra su pecho, intentando detener la hemorragia. No supo de donde encontró la fuerza para girar su rostro buscando al pequeño... no estaba. ¡Quería gritar de rabia y frustración! Había fallado en su tarea y ni siquiera su voz respondía para preguntar cómo estaba su protegido.
La torre pareció notar la incertidumbre en su mirada y de inmediato comenzó a calmarlo.
—Hey relájate. Pronto estaremos en el hospital. Te pondrás bien mi hermano.
Deseaba poder hablar pero no tenía aire ni siquiera para mantenerse vivo por mucho tiempo. Por más que luchó, volvió a quedarse dormido. Allá en sus sueños, miraba a un joven de ojos verdes que le sonreía y le agradecía por cuidarlo.
Por favor que esté vivo. Es lo único que necesito para morir en paz.
Asami estaba terminando su reunión cuando su teléfono sonó insistentemente. Contestó de inmediato al notar que era gigantocus, quien únicamente usaba su teléfono para decir malas noticias. Un fuerte y doloroso nudo se apoderó de su estómago.
—¿Qué paso?
Asami se puso pálido al tiempo que salía corriendo del edificio. Le pareció una eternidad tener que usar el elevador mientras seguía preguntando sobre lo sucedido.
Las personas vieron como Asami y varios guardaespaldas corrían hacia varios autos que ya estaban preparados. Puso el altavoz del celular para seguir hablando mientras se quitaba su chaqueta y se acomodaba el cinturón de sus armas en su pecho.
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CAMINOS CRUZADOS
FanfictionAsami Ryūichi es un poderoso empresario y yakuza de Japón. Un hombre dominante acostumbrado a nunca recibir un no como respuesta. Tiene una relación con Takaba Akihito , un rebelde fotógrafo siempre en busca de una primicia. Por otra parte, Usam...