CAPITULO LXXXV - Un nuevo Jefe

2.5K 205 49
                                    

Cuando la torre se levantó esa mañana, nunca pensó que su día terminaría de esa manera, rodeado de enemigos e incapaz de defender a sus jefes. Estaba furioso consigo mismo por permitir que las cosas terminaran de esa manera.

El ataque los tomó completamente desprevenidos, lo que mostraba la gran capacidad logística de su oponente para poder vencer a los suyos que actuaban en inteligencia. No hubo ni siquiera un indicio en los pasados días de que estaban tramando un ataque, por lo cual fue que los agarraron con los pantalones abajo y sin capacidad de reacción lo suficientemente rápida.

Todo parecía normal, un trayecto rutinario hacia el departamento de Asami... una noche más, un trabajo bien hecho. Hasta que el auto donde iban sus jefes fue completamente bloqueado por una camioneta que se les interpuso en el camino y les impidió llegar a tiempo a ellos.

La torre estaba increíblemente preocupado por sus jefes, de inmediato al notar de que se trataba, sacó su arma y comenzó a disparar como loco. Pero los otros hombres estaban increíblemente preparados, comenzaron a dispararles con armas de alto calibre... en ese momento no tenían competencia.

En medio de la balacera pudo ver el momento en que el auto de sus jefes giraba luego de ser volcado. Su sangre se heló y desapareció de su rostro dejándolo más pálido que un muerto, era enorme el temor que sentía al pensar que una criatura tan frágil como su jefecito iba allí dentro. Su cerebro dejó de funcionar y su instinto de supervivencia desapareció del planeta. Como un loco que no teme a la muerte, se lanzó sobre uno de los tipos que les estaba disparando.

Ninguno de los enemigos tuvo tiempo para reaccionar, cuando se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo, la torre ya tenía el rifle de asalto en su mano y su compañero caía al suelo con el cuello demasiado extraño para continuar vivo. Segundos después, las balas les llovían sin piedad.

Con el camino abierto, gigantocus y los demás avanzaron, matando a todo aquel que tenían a su alcance. Uno de los guardias de Asami, abrió la puerta de la camioneta que fue atravesada, mató a los ocupantes y luego la encendió para hacer que avanzara hasta estrellarse al otro lado de la calle... el problema es que les llovían balas de todas partes y no sabían exactamente de donde, no solo eran los autos, también se ubicaron en los edificios que los rodeaban para masacrarlos.

Muy bien, una lástima que ellos fueran increíblemente buenos en matar perros.

Con la vía abierta hacia sus jefes, se subieron al auto gitantocus, la torre y el conductor asignado de Misaki, todos disparando a través de las ventanas hasta lograr llegar al auto que estaba completamente destrozado frente a ellos. No esperaron a que los de atrás pudieran alcanzarlos, simplemente se movieron para intentar proteger a sus jefes sin pensar en su propio bienestar.

Seguramente Asami los vio cerca porque la puerta de su auto, que gracias a todo lo sagrado era blindado, fue abierta para que pudieran salir. Fue difícil mover esa puerta, el coche parecía quejarse con cada empuje, pero finalmente un muy ensangrentado Asami salió arrastrándose con dificultad del interior.

Por lo que la torre pudo ver, su cabeza estaba abierta y se notaba la dificultad que tenía para enfocar bien... esperaba que con su vista en mal estado, no le metiera una bala en el culo por error.

Luego de unos largos segundos, Asami metió su mano al interior y ayudó a salir a Misaki quien tenía los ojos increíblemente abiertos por el miedo. La sangre que manchaba su ropa no parecía ser de él lo cual lo dejó un poco tranquilo, al menos una gran parte de su preocupación fue liberada en ese momento.

Pero no había tiempo de ponerse sentimentales ni agradecer a quien fuera que les estaba ayudando desde allá arriba, porque si no era así no entendía como no estaban muertos.

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora