CAMINOS CRUZADOS

CAPITULO VIII- Malos Entendidos

¡Aviso! en el capitulo hay relato de sexo explicito

Takaba Akihito terminó temprano de hacer todos sus pendientes de esa tarde. Después de despedirse de Usami Akihiko, se dirigió a la agencia de trabajo donde entregó las fotos tomadas esa tarde, señalando las que habían sido preferidas por los clientes. Habló un poco con el director de la campaña publicitaria y luego se acercó a su jefa directa quien le entregaba los datos para el siguiente trabajo. Realmente todos eran buenos y amables con él, también estaban felices por el buen trabajo que estaba desempeñando. Todo era maravilloso en aquella agencia publicitaria, todo... menos Ito Harou, el director de la empresa. No entiendan mal, no es que el hombre sea desagradable o alguna vez lo menospreciara, todo lo contrario, su amabilidad era tan extrema que estaba seguro le coqueteaba.

Después de la cena que tuvo con Harou y la consecuente pelea con Asami, decidió mantenerse lo más alejado posible de su jefe para evitar problemas. Aún recordaba la manera tan cruel en que lo trató Asami, le dijo que era un... un... ¡ni siquiera podía pronunciar esa palabra! Dolió demasiado escuchar lo que decía llenándolo de ira al sentirse incapaz de defenderse, pero el miedo llegó tan pronto como lo echó de su departamento arrasando con cualquier otro sentimiento nacido de la pelea. En la actualidad, ya tenía ingresos suficientes para alquilar un lugar decente, pero estaba aterrado de perder a aquel yakuza despiadado. ¿Por qué lo amaba? En verdad que no lo sabía.

Suspiró alejando aquellos pensamientos, con su mirada perdida en el departamento que acababa de dejar impecablemente limpio. Estaba considerando preparar la cena, cuando la puerta de entrada se abrió de repente dando paso a una enorme e imponente figura.

—Asami... —con sus ojos recorrió aquel sensual cuerpo completamente vestido con un traje negro a la medida. Se veía espectacular.

—Akihito —fue todo lo que dijo para saludarlo.

—¿Cómo te fue? ¿Por qué llegas tan temprano? —Takaba estaba feliz de verlo y revoloteaba alrededor del mayor mientras éste dejaba su portafolio en la mesa y se quitaba el saco del traje.

—Solo quise llegar temprano ¿tienes algún plan? Si es así por mí no te detengas —caminó hasta sentarse en el enorme sillón de la sala.

Takaba tragó su malestar mientras le servía un vaso con whiskey, ocultando en todo momento su mirada para que no notara su tristeza ¿él no estaba feliz de verlo? ¿Acaso estorbaba en su departamento? Ocultó sus pensamientos tras una sonrisa y se acercó a Asami quien aflojaba el nudo de su corbata y abría el primer botón de su camisa.

—No tengo otro plan que preparar la cena —tan pronto le entregó la bebida al mayor, se escapó hacia la cocina.

Takaba tenía la mente revuelta mientras comenzaba a lavar y cortar diferentes vegetales. Debido a los nervios sus manos no eran tan firmes como solían ser y esto se veía reflejado en los cortes que no estaban quedando para nada bien. Pero no tenía tiempo para preocuparse por eso, su mente solo podía pensar si debía o no mudarse de aquel lugar.

—¿Te pasa algo?

Takaba casi saltó hasta el techo al escuchar aquella voz tan cerca de él. Estaba tan ensimismado que no notó cuando el otro se puso de pie a su lado, observando su desastroso desempeño en la cocina. Comenzó a reír sin ganas tratando de disimular.

—Solo estoy cansado —fue lo único que se le ocurrió. ¿Qué más podia decir? ¿Tiemblo de pensar en que ya te cansaste de mí? No. Asami era el tipo de hombre que despreciaba ese tipo de debilidad.

—¿Sí? ¿Qué tanto hiciste para estar tan agotado?

Takaba juntó sus cejas pensando que aquellas palabras tenían un filo mortal. En realidad no había hecho nada extraordinario y seguramente sus guardaespaldas ya le habían informado sobre todos sus movimientos. En un principio, toleraba que lo vigilaran porque sabía que era por su seguridad, pero en los últimos días lo seguían solo porque Asami no confiaba en él. Tragó el dolor en su garganta antes de hablar de nuevo.