CAPITULO LI - ¿Takaba es tu ex?

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Era un domingo en la mañana y cierto departamento olía intensamente a galletas. Misaki horneaba sin parar con sus audífonos puestos y tarareando continuamente alguna canción. Preparó docenas de bolsas con galletas, unas dulces y otras saladas, para llevarles a los muchachos como una muestra de agradecimiento por todo lo que siempre hacían por él.

Ya era la mitad de la tarde cuando el castaño salió de su departamento con su cargamento en brazos. A la entrada del edificio le entregó una bolsita a cada uno con una sonrisa, estaba a punto de salir cuando se giró para preguntar.

—¿Los otros muchachos están en las oficinas?

—No, los jefes se encuentran en el gimnasio por lo que la gran mayoría se encuentra entrenando o cuidando a los jefes. No es necesario dejar muchos vigilantes si los edificios están vacíos, únicamente los necesarios para controlar los sistemas.

—Ya veo, entonces iré con la mayoría —no es que quisiera ver a Asami entrenando ni mucho menos— ¿Dónde está ese lugar?

—No te preocupes, yo te llevo.

Su guardaespaldas quien siempre actuaba como conductor habló con la boca llena, muy contento comiendo sus galletas. Ambos salieron del edificio para llegar al auto, pero Misaki se desvió hacia un hombre vestido con chaqueta y pantalones de jean quien pareció un simple ciudadano caminando por la calle. Le entregó una bolsa a él también dedicándole una sonrisa amable. En medio del asombro, aquel hombre desconocido tomó lo que amablemente se le ofrecía y miró con una interrogación en sus ojos.

—Sé que me has estado cuidando todo este tiempo. Gracias.

Misaki corrió para subirse al auto que arrancó inmediatamente dejándolo conmovido. ¡Él era un buen chico!

El auto fue conducido hacia un edificio que Misaki no reconoció. No parecía funcionar nada aparte de gimnasios en cada uno de los niveles, era muy sofisticado y concurrido. Parece que estar en forma está de moda. Al entrar al lobee encontrabas una enorme pantalla donde se mostraba los servicios que se ofrecían. Por lo que el menor pudo ver, cada nivel se enfocaba en diferentes rutinas, encontrabas desde spinning hasta yoga.

Fue llevado a un piso donde entrabas solo si eras el dueño o su trabajador de confianza, no se sorprendió a notar que el lugar requería una clave de acceso para poder pasar por varias puertas. El castaño pensó que el pentágono tenía menor seguridad que aquel lugar. Llegó a una puerta donde un enorme hombre se encontraba recostado fumándose un cigarrillo. Tan pronto lo miró gruñó de inmediato.

—¡Quien es este mocoso?

—Ohhh... gigantocus —Misaki lo miraba con ojos enormes y asombrados. ¡Ese tipo era más alto que la torre!

—¿¡Que.Fue.Lo.Que.dijiste!? —parecía el de la película Teminator amenazando al pobre castaño. Misaki estaba seguro de que si fuera mosca ya habría sido aplastado por su enorme bota.

Pese al latente peligro, el castaño lo miraba con un brillo extraño en los ojos. El guardaespaldas de Misaki se reía disimuladamente al ver lo desconcertado que estaba su compañero.

—¿Eres uno de los trabajadores de Asami? ¿Por qué no te vi antes?

—¡Aquí el que pregunta soy yo!
—Cálmate...—intento interrumpir el acompañante de Misaki.

—¿Por qué eres más alto que la torre? —Era como si el castaño no notara que estaba a punto de ser asesinado.

—¿Qué? —Ese enorme hombre lo miró de nuevo con mayor detenimiento, luego con algo de duda volvió a preguntar—. ¿Tú eres Misaki?

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora