Asami estaba sentado en su cómoda cama leyendo el periódico y esperando a que Misaki lo acompañara. Si bien su cuerpo sanaba rápidamente, requería usar un bastón al caminar para ayudarle a su espalda baja a curarse, los músculos carecían de fuerza y necesitaba algunas terapias físicas para recuperar el pleno movimiento de su cintura.
―No importa lo que digas, aunque tengas que arrastrarte tu llegas al altar ―Misaki se asomó a la puerta del baño mientras se cepillaba los dientes, su mirada verde lo amenazaba con muchos días sin sexo donde siguiera hablando tonterías.
―Solo digo que en un par de semanas podré estar en nuestra boda sin parecer un anciano.
―¿A quién le importa? ―Asami suspiró tratando de entender que decía pues hablaba con el cepillo de dientes dentro de su boca.
―Termina de lavarte y hablamos.
Misaki entró de nuevo al baño para enjuagarse la boca, se secó con una toalla y apagó la luz antes de ir hacia la habitación.
―No voy a correr la fecha de la boda, nos casamos pasado mañana y punto ¿entiendes?
Misaki se sentó a horcajadas sobre las piernas de Asami, le quitó el periódico que cayó en el suelo y se inclinó para besarlo con sus manos recorriendo ese magnífico abdomen. El mayor no perdió la oportunidad para agarrarlo por las nalgas y empujarlo hacia esa zona de su cuerpo que ha estado desatendida desde el ataque. Rápidamente se puso duro por la cercanía haciendo que el castaño se estremeciera al sentirlo.
El movimiento de caderas comenzó lentamente, con las enormes manos forzando a Misaki para que se moviera. Los besos no se detuvieron, ambos se besaron tan profundamente que sus lenguas casi llegaban a la garganta del otro, mezclando su saliva y aumentando el deseo.
El menor siempre se negó a tener sexo con su amante temeroso de emporar las heridas que aún no sanaban del todo, pero la abstinencia era difícil para ambos. Misaki cerró los ojos disfrutando el momento y cada vez más necesitado por hacer el amor con ese hombre.
Asami intentó acostarlo sobre su espalda para acomodarse encima y comenzar con el trabajo, sólo para ser frustrado cuando Misaki lo empujó y se puso de pie alejándose unos pocos pasos. Quiso gritar frustrado al perder ese bocado delicioso que estaba tan ansioso por comer. Su respiración y manos temblaban por el deseo insatisfecho por lo que no pudo evitar lamentarse.
―Misaki no seas Asi... no aguanto más. ―la mirada de Asami era lamentable.
―Olvídalo, no puedes hacer esfuerzo y yo necesito caminar decentemente el día de mi boda.
―Seré suave, lo prometo... ―estiró su mano para intentar atraparlo mientras le hablaba con voz seductora. Misaki le golpeó la mano.
―¡Mentiroso! Ryuchi, te juro que si te mueves te dejo a medias.
Asami pensó en preguntar qué era lo que quiso decir, hasta que lo vio quitarse su ropa y volver a subir para sentarse sobre sus piernas. Sus pequeñas manos le recorrían desde sus pectorales hasta ese bulto que sobresalía tan notablemente, lo torturó deliciosamente con suaves caricias, después comenzó bajarle el pantalón de la piyama sólo lo justo para liberar esa serpiente que estaba lista para atacar.
Misaki no perdió el tiempo, le puso muchísimo del lubricante que no supo de dónde sacó y comenzó a empalarse despacio. Asami intentó sujetarlo por la cadera para hacerlo moverse más rápido pero fue reprendido con una manotada.
―Si me tocas o mueves tu cadera como loco me voy y nos quedamos con las ganas los dos ―Misaki le mordió el pectoral para aclarar que hablaba en serio y comenzó a moverse despacio, haciendo que entrara poco a poco hasta que lo recibió todo en su interior.
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CAMINOS CRUZADOS
FanfictionAsami Ryūichi es un poderoso empresario y yakuza de Japón. Un hombre dominante acostumbrado a nunca recibir un no como respuesta. Tiene una relación con Takaba Akihito , un rebelde fotógrafo siempre en busca de una primicia. Por otra parte, Usam...