La torre entró en el cuarto con pasos lentos y despreocupados. Era un lugar que usaban a menudo para hacer "reuniones" sin que nadie sospechara, por lo que decidieron que esa persona debía presentar sus asuntos en este lugar. La hora había sido programada desde el día anterior y debía cumplirse aunque sus jefes estuvieran fuera de servicio. Era simple, la gran y poderosa organización de la mafia no se detenía porque sus jefes llevaban casi dos días cogiendo como conejos.
Ciertamente el señor Asami no necesitaba preocuparse por nada cada vez que necesitaba retirarse del mundo y disfrutar de su relación. Contaba con mucho personal cualificado para sacar hasta la más mínima operación adelante, siempre guiados por Kirishima desde luego.
Los hombres de confianza del gran yakuza, incluyéndolo a él, eran fríos, despiadados y muy inteligentes a la hora de entender que deseaba su jefe. No existía nada en el mundo que lograra hacerles perder el control... excepto por un pequeñito ojiverde con cara de ángel que los hacia casi enloquecer cada vez que algo lo afectaba. Aún recordaba cómo casi aniquilan toda Tokio porque su jefecito se perdió de vista unas cuantas horas. Todos sabían que estaba sufriendo y eso hizo que muchos golpearan a cualquier pedazo de imbécil que se les pusiera al frente. El mismo dejó casi muerto a una par... de decenas de personas.
Por fortuna la tormenta había pasado y el jefe se estaba encargando de reparar los daños causados... dándole a Misaki como a rata por todo el departamento ¿de qué otra manera? Todos sabían que el pobre jefecito estaría muy adolorido cuando por fin saliera al mundo. Las apuestas de que tanto ya estaban sobre la mesa.
La torre estaba entretenido pensando en todo esto y en que usaría el dinero ganado cuando vieran caminar a Misaki como ternero recién nacido, hasta la puerta del privado fue abierta. Una delicada y muy bella mujer entró solo un poco y luego se movió hacia un lado para darle paso a un Haruhiko demasiado disgustado. La mujer cerró la tan pronto el hombre estuvo dentro dejándolos a los dos solos.
―Hola, que puntual eres.
―¿Por qué tuvimos que reunirnos aquí?
―¿Qué tiene el lugar?
―¡Es un prostíbulo! ―su rostro tomó un tono rosa haciendo que la torre tuviera que disimular su risa.
―¿Y? ¿Nunca estuviste en uno?
―¡Por supuesto que no!
―Cierto, a ti te gustan más del tipo bajos, castaños e inocentes.
―No sé qué hablas ―el porte elegante y su mirada le dio un aire digno. La torre simplemente no deseaba molestarlo así que dejó de lado el tema.
―Ven, siéntate y bebe algo.
―No estoy aquí para una visita social.
―No, viniste a informar. ¿Pero cómo vas a justificar que entraste a un sitio como este y ni siquiera bebiste un trago? Una de las labores de las mujeres aquí es hacerles gastar dinero a los hombres en algo más que sus cuerpos.
Haruhiko guardó silencio por un momento. Su postura elegante y un poco distante mientras sopesaba que hacer a continuación. Nunca en su vida pensó que estaría en un prostíbulo, encerrado en un privado con otro hombre, bebiendo una bebida alcohólica justo con uno de los captores que lo golpearon hasta casi matarlo.
¿Debería estar asustado?
Ese enorme hombre era indudablemente peligroso, sin embargo, no podía olvidar las innumerables veces que detuvo a los otros orangutanes cuando comenzaban a perder el control de su ira. Definitivamente el que hubiera intentado llevarse a Misaki despertó mucho resentimiento en todos esos matones. El maltrato físico que recibió más que trabajo parecía una venganza personal... y todos deseaban tomar su parte.
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CAMINOS CRUZADOS
FanfictionAsami Ryūichi es un poderoso empresario y yakuza de Japón. Un hombre dominante acostumbrado a nunca recibir un no como respuesta. Tiene una relación con Takaba Akihito , un rebelde fotógrafo siempre en busca de una primicia. Por otra parte, Usam...