CAMINOS CRUZADOS

CAPITULO VII - Sentimientos extraños

En la siguiente reunión del grupo para el festival, todos estuvieron encantados con los platos. Nadie quería sacar ninguno y decidieron que se ofrecería los cuatro platos al público. También que no amentarían la variedad o sería un trabajo de locos. Misaki estaba de acuerdo, con su trabajo de medio tiempo le quedaría muy complicado hacer los preparativos de sus dos platos ¿si fueran más? sería imposible para él.

—Misaki, debemos reunirnos todos para asignarnos nuestras labores y acordar el montaje del puesto —le habló uno de sus compañeros que fue asignado para ayudarle a él y Takaba.

—Sí, pienso lo mismo ¿Qué opinas Misaki?

—Desde luego, debemos ultimar detalles y tener todo listo.

—Misaki y yo podemos preparar los alimentos y ustedes montan el puesto y nos ayudan a atender a los clientes —dijo Takaba de forma descompilada.

—Mejor así, si yo entro a una cocina seguro enciendo hasta el agua para lavar los platos —un delgado y alto joven les dijo riendo.

—No está exagerando —al ver la cara de susto que tenía quien dijo esto último, todos los demás comenzaron a reír. Por su parte Misaki estaba un poco preocupado.

—Misaki —Takaba le miraba sonriente— creo que deberíamos hacer los preparativos en tu casa, para llevar todo desde el mismo lugar.

—Uhmmm tendría que preguntarle a Usagi-san...

—Si quieres te acompaño a preguntarle...

—¿Eh? Oh no, no, no es necesario —Misaki movía sus manos frenéticamente negando.

—Pero entre los dos lo podemos convencer ¿no crees?

—No quiero molestar, yo... yo hablaré con él.

—No es molestia —Takaba comenzó a caminar— vamos.

—Lo siento... ahora no puedo ir además...—Misaki estaba nervioso pues no estaba acostumbrado a llevarle la contraria a nadie.

Por su parte, Takaba no dejaba de caminar hacia la salida. Saludando a algunas personas en su recorrido y lanzando algunas bromas al azar. Al ver que Misaki estaba rojo e intranquilo, le habló para intentar ayudarlo un poco

—Misaki, no te preocupes. Sé que para ti es difícil pedirle cosas a los demás. Lo puedo ver en tus reacciones de los últimos días. Es por eso, que no tengo problema en hablar con tu casero para que nos permita reunirnos allí. Si él se niega, ya veremos que hacer y así no se creará un problema entre ustedes

Misaki lo escuchaba atentamente. Nunca pensó que Takaba se preocupaba por su situación y en realidad lo único que pretendía era ayudarlo. Ante esa nueva faceta del rubio, Misaki no pudo evitar sonreír sinceramente agradecido. Tenía que admitir que estos días había estado enfurruñado por la manera en que Takaba hablaba con Usagi-san, pero luego de escucharlo, comprendió que simplemente era un alma amigable y que no había nada oculto. Fue la primera vez en las últimas horas que olvido aquellos celos tontos y decidió que Takba era un buen amigo.

Siguieron caminando juntos a la salida hablando de tonterías. Misaki había notado que el rubio llamaba mucho la atención y algunas chicas se quedaban mirando sonrojadas. Ante eso no pudo evitar preguntar.

—¿Takaba, tienes novia? —intentó ser lo más casual posible.

—¿Por qué? —Luego sonrió de medio lado—. ¿Piensas declararte?

—¿Eh? —Misaki lo observó confundido por un momento, luego se puso rojo y exclamó muy agitado— ¡NO! ¡COMO SE TE OCURRE DECIR ESO! ¡Yo soy un joven japonés completamente normal y además... además... tu eres hombre también así que...