CAPITULO IX- Un gusanillo en el estomago

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Al día siguiente, Akihiko estaba sentado frente a su computadora escribiendo tan rápido como podía. Había amanecido con el alma más ligera y con un muy buen humor. Definitivamente tener a Misaki en sus brazos durante toda la noche era la mejor fuente para su inspiración. Las ideas fluían como un enorme rio hacia el mar. Todo se sentía perfecto... o casi todo. Su teléfono no dejaba de sonar y aunque hacia oídos sordos, llegó el momento en que el ruido le molestó demasiado, así que lo tomó sin siquiera saludar.

—Tuve un accidente y no pude escribir en los últimos días, mi mano derecha esta inservible, me comunicaré contigo tan pronto tenga nuevas noticias.

Sin dar tiempo a una respuesta, cortó la llamada con su mirada fija en la pantalla de la computadora para intentar recuperar el hilo de sus ideas. Justo cuando tenía sus manos sobre el teclado, la puerta de su habitación se abrió con un fuerte golpe. Parada en el marco de la puerta, una furiosa figura parecía lanzar rayos por los ojos, seguramente un volcán en plena erupción se vería más tranquilo.

—Usami-sensei —Aikawa habló lentamente—. Se puede saber... ¿por qué me miente de forma tan desvergonzada?

Akihiko ni siquiera se preocupó por su presencia simplemente apoyó su mentón en su mano izquierda y se quedó mirando lo que tenía escrito...creo que olvidé lo que pretendía decir con eso. Pensó sin prestar atención a ninguno de los gritos que en ese momento le estaba lanzando su editora.

—¡¿ESTAS ESCUCHANDO LO QUE TE ESTOY DICIENDO?! ¡NO PUEDES SER TAN IRRESPONSABLE CON TU TRABAJO! ¡MORIRÉ JOVEN DE TANTO PREOCUPARME POR CULPA TUYA!

Akihiko se rindió con el escrito y simplemente tomó un cigarrillo el cual encendió mientras giraba su silla para quedar frente a Aikawa. Se miraron por un rato, él con indiferencia, ella con ansias asesinas.

—No es que me preocupe mucho por tu trabajo, pero... —Akihijo soltó una bocanada de humo—. ¿No se supone que si tu escritor tiene un momento de inspiración, deberías dejarlo trabajar sin interrumpirlo?

—¿Qué quieres decir?

—Que acabo de perder mi poca inspiración... y es tu culpa.

—¡PERO QUE DESVERGONZADO ERES! ¡CULPAR A ALGUIEN MAS POR NO HACER TU TRABAJO! ¡EN LUGAR DE INVENTAR EXCUSAS DEBERIAS ENTREGARME EL MANUSCRITO! ¿OLVIDASTE QUE EL TIEMPO DE ENTREGA...

Akihiko permaneció sentado con las piernas cruzadas, sus ojos cerrados y su mano llevando una y otra vez su cigarrillo a sus labios para dar caladas lentas y despreocupadas. Parecía que nada en el mundo le importaba y eso molestaba aún más a Aikawa que estaba a punto de matarlo.

—¡BIEN! —Aikawa resopló con sus manos temblando, apretó sus puños y luego acarició su frente con dos dedos hasta tranquilizarse—. Espero que mañana tengas algo que pueda revisar.

Aikawa miró a aquel hombre que se parecía más a un niño irresponsable que al gran escritor ganador de importantes premios. No hubo ninguna respuesta lo que consiguió que la pobre editora se frustrara de nuevo. Ya debería estar acostumbrada a este tipo de cosas ¿no? Sin embargo, cada que se aproximaba una fecha de entrega, sentía que se le iba a explotar una ulcera.

—No olvides que el miércoles debes ir a la librería para la firma de autógrafos.

—Nunca dije que iría.

—Usami-sensei... —Aikawa suspiró—. No olvides que es su trabajo.

—Mi trabajo es escribir.

—Los autógrafos y demás actos publicitarios son también parte de su trabajo.

—Eso es cuestionable.

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora