Misaki fue llevado a la habitación en la madrugada luego de que lograron bajarle la fiebre y detuvieron la hemorragia. Ya no estaba empapado de sudor y aunque se veía realmente enfermo, por lo menos se notaba que estaba vivo. Tenía su labio superior partido y unas ojeras aún más pronunciadas que en los días anteriores. Su precioso rostro se veía demasiado demacrado y aun estando dormido se podía sentir la enorme tristeza que lo embargaba. De vez en cuando se retorcía entre sueños y susurraba palabras incomprensibles.
En la habitación había un gran y cómodo sofá, allí estaban sentados Hisa y Todo, quienes no pudieron soportar más y cayeron dormidos en algún momento antes del amanecer. Se les veían cansados y demasiado preocupados por la situación de Misaki. Eso complació al hombre, después de todo, él no podía estar todo el tiempo al lado del menor, con ellos ayudando podría garantizar el bienestar del castaño.
El hombre permaneció sentado al lado de la cama en una silla que no era muy cómoda, pero temía que el menor despertara y no encontrara a nadie conocido. Muchas veces lo escuchó decir que estaba solo, de modo que tomó la determinación de ser lo primero que viera cuando abriera los ojos.
Poco después de las 6 a.m. entró el doctor que atendió a Misaki para hablar con él. No se alejó demasiado de la cama, si su ángel abría un ojo él se lanzaría para hacerle saber que estaba allí, fue por eso que permaneció de pie mientras escuchaba al doctor pero su mirada nunca dejó a Misaki.
—El paciente tenía una fiebre casi de 40 grados. Rápidamente usamos mantas térmicas y medicamentos hasta que pudimos bajarla. Estaba deshidratado y según vi en su historial estuvo aquí hace solo unos días por la misma razón. Su cuerpo ha sufrido demasiado estrés lo que empeoró la fiebre pero... —el doctor carraspeó sintiendo un sudor frío recorrerle la espalda. No sabía cómo abordar un tema tan delicado con alguien tan peligroso.
—¿Pero qué?
—Lo que causó todo esto fue... ¿sabe usted que fue lo que le pasó?
—No —el hombre negó mirando pensativamente aquel rostro—. Creo que se peleó con su pareja o algo por el estilo y dado que es alguien tan sensible, posiblemente volvió a llorar hasta quedarse seco. Algo así fue lo que sucedió antes.
—Si bueno, llorar demasiado y no tomar nada de líquidos puede causar deshidratación, aunque solo si el cuerpo ya viene muy desgastado. Pero... en este caso, en realidad tuvo una hemorragia...
—¡Es verdad! ¡Lo olvide! ¿De dónde provenía la sangre?
—Primero quisiera preguntar ¿él es gay?
—¿¡A USTED QUE MIERDA LE IMPORTA!?
—Es solo... si lo es... o no lo es...
—Si lo es ¿Qué?
—Él fue... tal vez fue violado —lo último lo dijo muy bajo.
—¿Cómo dijo? —el hombre miró al doctor tan terriblemente que el pobre casi deseaba salir corriendo.
No mates al mensajero por favor.
—El paciente presentó profundas laceraciones anales producto de haber sufrido penetraciones muy violentas. En alguien saludable las heridas habrían dejado de sangrar por si solas, o por lo menos no lo harían tanto, pero su salud, el estrés y la fiebre le impidieron recuperarse por sí mismo. Por otro lado parece que ya no desea luchar más. Tal vez esté pasando por un estado depresivo.
—¿Esta seguro que fue violado? —su mente giraba demasiado rápido. ¿Quién pudo hacerle eso a aquel pequeño?
—O fue violado o le gusta el sexo demasiado rudo. Está muy lastimado. Además su labio...
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CAMINOS CRUZADOS
Hayran KurguAsami Ryūichi es un poderoso empresario y yakuza de Japón. Un hombre dominante acostumbrado a nunca recibir un no como respuesta. Tiene una relación con Takaba Akihito , un rebelde fotógrafo siempre en busca de una primicia. Por otra parte, Usam...