CAPITULO XXIV - Adiós mi Amor

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Los tres salieron del ascensor con Hisa corriendo delante de ellos para buscar un Taxi. El vigilante de la portería al ver toda conmoción rápidamente se ofreció a ayudar, gracias a esto, pronto las bolsas estuvieron dentro del auto, sin embargo, tuvieron que llamar a otro porque no entrarían todos. Decidieron ir al departamento primero para poder descargar el taxi o la cuenta seria astronómica.

Misaki salía y entraba de la conciencia. Algunas veces deliraba llamando siempre a Akihiko, preguntando con voz débil por qué lo había hecho. Otras veces las lágrimas corrían por su mejilla aun estando inconsciente. El conductor del taxi en que iban en un principio pensó en reusarse a esperarlos mientras Todo e Hisa descargaban el otro auto, pero al ver el estado tan lamentable de Misaki, comprendió que sería inhumano dejarlo abandonado en medio de la calle.

Cada que Misaki despertaba sentía que su cuerpo se estaba quemando al mismo tiempo que se congelaba. Temblaba incontrolablemente desesperado por buscar calor a la vez que deseaba poder refrescarse. Estaba seguro que cada uno de sus huesos fue triturado, porque le dolían horrores.

Cada que abría los ojos podía ver a alguno de sus amigos y eso le calmaba el alma, sin embargo sentía miedo... estaba aterrorizado de estar solo, porque eso significaba que Akihiko ya no estaría a su lado. Esa vez, cuando despertó se notó completamente solo en un auto extraño. Se sintió abandonado y de inmediato luchó por salir desesperado por encontrar a alguien. En medio de su delirio, pensó que era ese pequeño niño que perdió a sus padres, salió corriendo en busca de su hermano pero no lo hallaba en ningún lado.

—Misaki... —escuchó la voz de Akihiko, corrió en esa dirección hasta verlo dándole la espalda. Misaki lo llamaba una y otra vez pero el otro no se giraba, un momento después lo vio abrazando amorosamente a un rubio de ojos azules ¿Quién era?

¡MISAKI!

Esa voz era muy gruesa y fuerte. ¿Dónde estaba? En su sueño estaba de pie pero de repente algo golpeó su rostro, sintió el sabor de su sangre en la boca pero por más que miraba no comprendía que pared le había golpeado. El lugar se llenó de niebla borrando la imagen de Akihiko con ese rubio y todo quedó en blanco. No había arriba o abajo. No podía ver a nadie más en el lugar, como abandonado por todos.

Estaba solo.

Estaba triste.

Estaba sufriendo.

No encontraba la salida.

¡MISAKI PERMANECE DESPIERTO!

¿Quién era? No podía precisar de quien era esa voz. Tenía miedo y su cuerpo temblaba. Me voy a morir.

—¡Tú no te mueres hasta que yo te lo diga!

¿Lo pensó o lo dijo? Si el hombre le respondió, ¿es por qué podía escucharlo o leer mentes? Misaki se giró a todas partes en busca del dueño de esa voz. Sabía que estaría a salvo si lograba encontrarlo. Ese mundo blanco lo asustaba y sofocaba al mismo tiempo, varias voces se escucharon pero hablaban entre ellos como si él no existiera. Podía oírlos pero por más que gritaba no era escuchado.

—¿Quién es usted?

—¿Y ustedes?

—¡Somos sus amigos! ¡Suéltalo!

—¡Solo son unos ineptos! ¿Por qué no lo llevaron al hospital?

—Porque... ¡HEY! NO LO SUBAS A ESE AUTO! ¿¡QUE DIABLOS TE PASA!?

—¿Son sus cosas? —el hombre no parecía escuchar a sus amigos. Misaki no podía ver nada por la intensa niebla que había a su alrededor, pero podía escuchar la conmoción de las personas que estaban en algún lugar al que no podía llegar.

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora