CAPITULO LXXXVIII - Contraataque

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Kirishima tuvo que esforzarse mucho para quedarse donde estaba mientras observaba como se llevaban a Misaki. Su corazón dolía por la pérdida de su jefe y el enorme peligro que corría ese pequeño ángel con ese plan loco que ideó. Debía admitir que siempre tuvo dudas respecto al éxito de la operación, pero cuando vio que ese pequeño pillo manipulador logró convencer a Fuyuhiko de permitirle conservar su reloj, casi quiso reírse a carcajadas.

¡Misaki tenía verdadero talento!

Nadie podría imaginarse que ese pobre joven tembloroso y a punto de llorar era en realidad el actual jefe de la mafia más poderosa de Japón. ¿Dijo que sus hombres no lo obedecían? ¡Eso era una descarada mentira! Todos y cada uno de ellos saltarían al abismo sin chistar si eso era lo que deseaba ese pequeño ojiverde.

Cuando los autos se perdieron en la distancia, Kirishima sonrió levemente. El plan estaba en marcha.

―Jefe... ―la voz de gigantocus sonó apagada y cargada de duda―. ¿En verdad vamos a permitir que se lleven a nuestro jefe?

―¿Te volviste estúpido con los años? ¡Por supuesto que no!

Una luz comenzó a brillar de nuevo en los ojos de aquel enorme hombre. ¡Sabía que no iban a rendirse así de fácil! No estaba del todo convencido mientras requisaban a su pequeño jefe, pero guardaba la esperanza de que algo hubiesen tramado.

¡La gran leyenda de Ki Kirishima no iba a desaparecer de la noche a la mañana!

Su hermano, quien estuvo seminconsciente después de ser noqueado por él mismo, comenzó a recobrar sus sentidos lentamente, se removió y miró hacia todos lados intentando entender que fue lo que sucedió, de repente saltó abruptamente gritando alarmado.

―¡JEFECITO! ―la rapidez de su movimiento hizo que se mareara, por lo que gigantocus tuvo que sostenerlo de nuevo para que no cayera al suelo.

La mirada de la pobre torre era desconsolada, casi a punto de ponerse a llorar. Sentía que no podía perder a sus dos jefes en la misma noche y frente a sus narices ¡era un completo fracaso como guardaespaldas!

―Deja de sufrir y lamentarte, tenemos solo cinco minutos desde que la ubicación de Misaki se detenga antes de ir por él.

Kirishima comenzó a llamar a alguien para preguntar si los helicópteros estaban listos, impartiendo órdenes y mirando como una gran cantidad de autos se acercaban por la autopista hasta detenerse frente a ellos.

¡Todos los que llegaron eran sus compañeros de trabajo! Estaban preparados, usando los trajes especiales para cuando se planeaba un ataque: botas de combate, ropa negra, pasamontañas, chaleco antibalas y más armas de las que un humano normal puede cargar.

La torre observó todo con los ojos brillantes y repletos de emoción. Uno de sus compañeros les pasó chaleco antibalas, esto debido a que quienes trajeron a Misaki para su encuentro apenas llevaban un par de armas y vestían sus trajes normales para no levantar sospechas, era por esa razón que no estaban preparados para irse a la guerra.

Cuando terminaron de armarse no importó como iban vestidos, tal vez no usaban ropa de combate, pero con el chaleco y las armas daban más miedo que cualquiera de los otros.

Kirishima veía insistentemente una pantalla electrónica, sin cortar la llamada con los hombres que atacarían por aire. La torre estaba más perdido que ninfómana en un convento, hasta que Fei se apiadó de él y le aclaró la situación.

―Misaki lleva en su reloj un muy costoso dispositivo de rastreo y seguimiento. Fue mandado a hacer por Asami especialmente para Misaki. No sé cómo fue que logró convencerlos de que se lo dejaran. ¡Definitivamente son estúpidos!

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora