CAPITULO XIII - Es Hora de Tomar decisiones

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Akihiko salió del baño con una toalla en su cintura y otra en sus hombros mientras se secaba el cabello. Caminaba hacia su habitación, deteniéndose frente a la puerta de su estudio al escuchar un ruido. Frunció las cejas y de inmediato abrió la puerta para ver que sucedía. Se quedó helado por un momento al ver que era Misaki ordenando su escritorio, pero eso no era lo importante, sino lo que tenía en sus manos. El primer manuscrito que escribió parar liberarse de sus pensamientos ¿y qué contenía? Nada más y nada menos que una tórrida historia de amor entre dos hombres: uno llamado Takaba y el otro Akihiko.

¿Cómo podría explicarle eso a Misaki?

Sintiéndose desesperado no supo cómo reaccionar, solo se llenó de rabia consigo mismo por imprimir algo que podría destruirlo en un solo minuto.

—¡NO TOQUES ESO!

No fue consiente del grito que emitió hasta que vio el dolor en los ojos de Misaki quien salía corriendo del cuarto. Akihiko apenas tuvo tiempo de sujetarlo por el brazo antes de que se fuera

—Misaki...

—No —el menor lo empujaba y luchaba.

—Espera...

—No... no más.

—Espera Misaki... yo no debí gritarte.

—¿Qué es lo que te pasa a ti? —Misaki preguntó dejando que el dolor se filtrara en sus palabras—. Solo dime que deseas que me vaya, no necesitas tratarme cada vez peor.

—No Misaki, no... yo te amo —Akihiko sintió la desesperación llenando su pecho. ¿Cómo había permitido que las cosas llegaran a ponerse así?

—Yo... no puedo creerte.

—Misaki.

—Cuando tratas mal a tu pareja es que ya no lo amas.

—Misaki —Akihiko dijo su nombre como un lamento, sintiendo que la vida se le escapaba de entre las manos.

—No puedo permitir que me trates así... lo siento... yo... yo —Misaki sollozaba sin mirar el rostro del escritor—. No puedo seguir contigo.

—No Misaki. Tienes que perdonarme yo cometí un error.

—No es eso, llevas semanas en una actitud que me muestra que estorbo en este lugar.

—No digas eso, jamás vuelvas a decir eso... te amo —Akihiko lo envolvió en sus brazos fuertemente mientras bajaba a besar el rostro del menor—. Te necesito. No puedes dejarme, no le permitiré. Si debo encerrarte lo haré.

—Una cosa es lo que dices y otra lo que me demuestras. Lo siento Akihiko, yo no te permitiré humillarme mas.

—Misaki, no lo hice intencionalmente, mírame, Misaki... mírame

Por más que Akihiko buscaba la mirada del menor, éste le rehuía decidido a no verlo a los ojos. Debía irse del lugar y dejar de ser una molestia para el escritor y sabía que si lo miraba a los ojos sus fuerzas flaquearían y suplicaría por un poco más de su calor.

—Misaki —El mayor lo abrazaba cada vez más fuerte sintiendo que lo perdería si lo soltaba—. Misaki, por favor.

—No.

—Misaki —Sintiéndose cada vez más desesperado, Akihiko lo empujó contra el suelo para presionarlo con su cuerpo. Su boca se aferraba a los labios que tanto amaba pero la boca del menor estaba fuertemente cerrada negándole la entrada. El temor se hizo más fuerte y Akihiko solo podía pensar en hacerlo suyo de nuevo, tal vez de esa manera todo regresaría a la normalidad.

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora