CAMINOS CRUZADOS

CAPITULOXXXVIII - ¿Quieres ser mi novio?

—Misaki ¿Qué se supone que es esto? —Asami preguntó mortalmente serio.

El menor levantó la vista y sin soltar la sabana se abalanzó para arrebatar lo que el mayor sostenía en sus manos, sin embargo no logró alcanzarlo. Los ojos de Misaki eran casi rendijas mientras observaba amenazadoramente.

—¡Devuélvemelo!

—¿Tan importante es que te enfrentas a mí?

—Mira, te puedo permitir muchas cosas, pero en esto no hay negociación, eso es mío y me lo devuelves. A.H.O.R.A.

Asami comenzó a enfadarse y no por la forma en que le hablaba, sino porque esto evidentemente se lo dio alguien muy importante para el... ¿tal vez su ex? Si era así no importaba cuanto se enfadara, él lo quemaría hasta reducirlo a cenizas.

—¿Acaso te lo dio alguien a quien amas mucho? —tanteó antes de derramar sangre.

—¡Por supuesto! Lo necesito porque cuando estoy mal siento que su presencia está conmigo...

—¿Cómo te atreves a hablarme de tu examante de esa manera? ¡Tú ahora eres mío! —rugió acercándose a Misaki para sujetarlo por la mandíbula de modo que viera bien su rostro.

—¿Qué quiere decir que soy tuyo? Lo has repetido varias veces y no me queda claro.

—No hay nada que aclarar, me perteneces y punto.

—¡NO SOY UN FLORERO!

—Por supuesto que no, eres un mocoso que me hace doler la cabeza por no obedecer.

—¡Ya está, me largo!

—¿En verdad vas a pelear conmigo por algo que te dio tu ex?

—¡ESO ME LO DIO MI HERMANO TARADO! —cuando le quitaron su ropa, tuvo que rogarle a Kirishima que no la tirara porque era muy importante. ¿Ahora este gorila pensaba quitárselo? ¡Pues no lo iba a permitir!

Asami se quedó como estatua por un rato sin poder creer que armó una tormenta de la nada. ¿Desde cuándo era tan celoso? Sin decir nada tendió su mano para entregarle el pijama con ositos por el cual el menor estaba más que dispuesto a pelear. Misaki se lanzó de inmediato y corrió hasta el baño para ponérsela. Asami se sentó en la cama medio divertido por la situación, era un completo idiota y hasta ahora lo entendía.

—Discúlpame, no sé por qué estoy reaccionando de esta manera —dijo cuándo el menor por fin salió.

—Asami... ¿Qué somos? —Misaki pregunto recostándose contra el marco de la puerta.

—¿A qué te refieres? —Asami sabía a qué se refería, pero simplemente quería poner en aprietos al menor, quien de inmediato se puso rojo antes de volver a hablar.

—¿Somos amantes? ¿Novios? ¿Amigos con derecho a roce?

—¿Eso quiere decir que puedo rozarte? Porque si es así me siento engañado, no he podido tocar ni probar nada.

Misaki se atragantó por esa respuesta tan desvergonzada, ¡eso se merecía por hacer preguntas tan directas! Se atrevió a hablar porque quería saber que terreno pisaba. ¿Qué pasaba si se hacía una idea equivocada de su relación y simplemente era un encuentro casual? No quería pasar la humillación de reclamarle algo sin tener derecho. Se mordió el labio sintiéndose completamente derrotado, nunca podría manejar ese tipo de charlas sin dar un paso atrás. Negó con la cabeza y corrió de nuevo hasta meterse bajo las mantas.

—Ten una buena noche. El sofá está afuera.

—Gracias por decirme la disposición de los muebles.