CAPITULO LIX - Amores perdidos

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Takaba estaba sentado en el suelo de la terraza del departamento que compartía con Akihiko, sus brazos envolviendo sus rodillas y su mirada perdida en un cielo demasiado oscuro por falta de estrellas.

Asami ama a Misaki

Sus ojos nunca dejaron de brillar con lágrimas contenidas desde que se enteró de tan cruel verdad. Le dolía tanto que a veces sentía ahogarse. Todo era tan loco e increíble que si no lo hubiese visto él mismo no lo creería.

A su mente llegaron los recuerdos del pasado, una vida compartida que solo existía en sus recuerdos. Su cuerpo comenzó a temblar de frío mientras añoraba el calor de ese cuerpo. Tantas noches, tantos besos... todo perdido para siempre.

Lo más difícil de aceptar era la manera en que el mayor miraba al ojiverde, con total devoción y amor, como nunca lo hizo con él. Siempre fue frio y distante a menos que tuvieran sexo, ¿acaso nunca mereció ser amado de esa manera?

No fue su culpa que la relación iniciara, de hecho, Asami lo secuestró para luego violarlo repetidas veces. Desde ese día en adelante, su vida se convirtió en una locura, siendo violado por Fei y amenazado de muerte por múltiples personas. Pese a todo, comenzó a sentirse seguro al lado del yakuza y con el tiempo se enamoró de su torturador. Permaneció a su lado sin importar los riesgos y su actitud helada, siempre esperando un te amo que le calentara el alma pero que nunca escuchó.

Luego comenzó a pasar demasiado tiempo solo en el departamento, semanas enteras abandonado en donde ni siquiera contestaba sus llamadas. Fue entonces cuando pensó que no era nada más que un juego para el mayor, un objeto de lujo del que ya empezaba a cansarse de usar. Fueron muchas noches en vela donde lloraba constantemente al no sentirse amado, sin saber qué hacer, continuó por su vida sin rumbo ni esperanza.

Con el tiempo, veía llegar a su amante con el temor de que esa vez tomara sus cosas y las aventara junto con él a la calle. Al final eso sucedió, pero no porque Asami consiguiera a otro amante, no, eso fue el resultado de su aventura con Akihiko.

Akihiko... en verdad lo amaba, ese hombre le dio todo lo que su amante no: amor y paz.

El hecho de que en ese momento el escritor estuviera encerrado en su oficina desde que volvieron de Italia era algo que lo destrozaba. Por más que intentó disimular durante el vuelo, pudo ver en esos ojos violeta la tristeza que lo embargaba. Era como un niño que acababa de descubrir que su juguete favorito fue robado y nunca lo recuperaría.

No importó cuantas veces tocó a su puerta o le suplicó llorando que le abriera, no hubo ninguna respuesta. Sabía que estaba vivo porque algunas veces lo escuchaba moverse, nada más.

Estaba siendo ignorado y alejado sin piedad. Era imposible que no se sintiera solo y abandonado, sin ningún motivo para permanecer en ese lugar.

Merezco esto...

Volvió a repetirse esa noche. El karma tocó a su puerta e invadió su vida para no dejarlo. Perdió a Asami por sus actos, ahora perdía al escritor por el de otros.

Tal vez nunca me amaste...

Lagrimas caían por su mejilla. Antes, cuando estaba sufriendo o perdido, sabía que Asami acudiría a rescatarlo, ahora entendía que se encontraba completamente solo y el hombre que pensó estaría con él en las buenas y malas, ahora se encerraba sufriendo por su ex.

Takaba supo con dolor que no podía seguir así. Era el momento de madurar y dejar de depender de alguien para ser feliz. Tal vez en un futuro, cuando superara todo su desastroso pasado, conocería a alguien que lo amara únicamente a él, entonces, iniciarían una vida sin engaños y miedos.

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora