CAPITULO II Dudas

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Ese día Misaki llegó tarde a su clase... como era de esperarse. Con un suspiro entró manteniendo la mirada en el suelo por la vergüenza, su cara estaba completamente roja mientras pedía disculpas a los presentes. Sentía la manera en que los ojos de todos los estudiantes seguían cada movimiento suyo, logrando que se pusiera aún más nervioso. Tomó asiento tímidamente en su lugar de siempre, mientras que con sus manos temblorosas comenzaba a buscar su libreta de apuntes.

—Todo es culpa de Usagi... —su rostro pareció incendiarse al recordar lo que había pasado esa mañana. Aun podía sentir las caricias del mayor recorriendo con hambre su cuerpo, el desespero de sus besos calcinando cada trozo de piel donde sus labios se posaban, la furia con la que lo hacía suyo... se removió en su asiento tomando aire profundamente, tenía que calmar el latido de su corazón o sufriría de un infarto.

No pudo concentrarse en la clase por más que quiso, sus nervios tardaron en calmarse debido a que cada tanto sentía que alguien lo miraba acusatoriamente, como si supieran el motivo por el cual había llegado tarde. Claro, sabía que todo era un juego de su imaginación solo para atormentarlo, sin embargo, eso no era suficiente para lograr calmarse.

Tan pronto se terminó la clase salió de allí corriendo, no quería ver ni hablar con nadie. Era mejor si ese bochornoso episodio se borraba de su mente y seguía con sus demás obligaciones.

—¡Misaki! —Todo llegó a su lado muy sonriente— eh... ¿estas enfermo?

—¿Mhh?

—Estas... —puso una mano en la frente de Misaki y la otra en su propia frente para medir su temperatura — Estas muy rojo... pero no pareces tener fiebre.

Misaki se mordió los labios y sintió de nuevo como se incendiaban sus mejillas ¿acaso no podía ser más patético?

—No estoy enfermo... solo llegué... mhhh... tarde...

—...¿y?..

—Bueno me sentí avergonzado...

—Y...

—...

—En serio Misaki, es imposible que estés tan rojo por llegar tarde.

—Pero eso fue lo que pasó.

Misaki comenzó a caminar para dar el tema por terminado. Su buen amigo Todo le siguió pero podía notar su mirada de reojo. Siguieron moviéndose  hacia la cafetería para comprar el almuerzo en un silencio que era extraño para ellos.

Luego de escoger sus alimentos, fueron con sus bandejas en la mano sentándose en un lugar cerca a la ventana... aún sin dirigirse la palabra. La verdad es que Misaki ya se sentía incómodo, pero cuando pensó en buscar algo que decir, escuchó que su amigo carraspeó antes de comenzar a hablar.

—Paso algo con tu... ¿casero?

Misaki comenzó a toser cuando su comida se atoró en su garganta. Miró a Todo con los ojos muy abiertos por la sorpresa... acaso Todo... él... ¿sabe? Seguía mirándolo nerviosamente y comenzó a jugar con su comida antes de responder.

—No... no pasó nada con Usagi-san.

—Mhhhh

—¿P-por qué... preguntas? —tragó nerviosamente esperando una respuesta.

—Solo pensé que... No importa. Mejor dime cómo vas con tu tesis

—Pfff... simplemente no va.

—Misaki...

—Sabes que lo intento pero no puedo.

—Misaki, si no terminas no vas a poder graduarte.

—¡Lo sé! Y eso hace más grande mi agonía.

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