CAPITULO XVI - Caer en la Tentación

2.4K 191 63
                                    


(Explicito)


—Entonces, ven aquí.

Takaba no necesitaba que se lo repitiera dos veces, casi de un salto se puso de pie rodeando la mesa hasta ponerse de pie junto al escritor quien le extendió la mano. Tuvo solo un segundo de duda sobre si estaba mal lo que estaba haciendo, pero antes de que su conciencia se hiciera presente, tomó la mano que se le ofrecía y sin ningún tipo de timidez, se sentó a horcajadas sobre las piernas del mayor quien al principio se mostró sorprendido, pero luego una hermosa sonrisa complacida llenó su rostro.

Las enormes manos le sujetaron el rostro antes de que se acercara y le lamiera lentamente el labio inferior. Takaba al sentir el húmedo roce de aquella lengua, se estremeció y de devolvió la lamida. Akihiko pareció emocionarse con ese acto y de inmediato se apoderó de sus labios succionándolos con fuerza, pero no era suficiente para ninguno de los dos, el rubio abrió su boca dándole entrada al mayor que no tardó mucho en tomar completa posesión. Lo recorría tan profundamente que sentía le sacaría una amígdala. Lejos de molestarle, esto encendió aún más al rubio que se aferró a su cuello y pegó más su cuerpo al del otro que en ese momento comenzó a acariciarle la espalda, las piernas, las caderas.

Las sensaciones estaban desbocadas por parte de ambos, lo que iniciaron como un simple beso pasó rápidamente a caricias intimas que avivaban el deseo de ambos. Takaba necesitaba respirar y se alejó solo por un momento el cual Akihiko aprovechó para besar su cuello y bajar a sus pezones para morderlos con hambre por sobre su camisa.

—¡Ah! Si... así... más...

Takaba lo sujetó por el cabello acercándolo más a su pecho y se estregaba contra aquella boca como un loco.

—Eres muy sexy Takaba, me gusta como reacciones a mi toque.

—Es solo porque sabes cómo tocar.

Tiró del cabello del mayor para poder besarlo de nuevo. La saliva hizo del acto algo húmedo y demasiado lujurioso. No se podría adivinar quién era el que se comía al otro. Ambos eran un par de lobos hambrientos desesperados por comerse un enorme trozo de carne.

A Takaba le fascinaba la manera en que el otro lo acariciaba, con suavidad pero con deseo, al mismo tiempo, Akihiko estaba maravillado por la forma en que el rubio tomaba la iniciativa y lejos de negarse a su toque, se sentía seducido con cada gemido del rubio. Para ambos, el contacto del otro se sentía completamente diferente al de sus parejas y eso los hacia desearse aún más.

El rubio sintió que el calor era demasiado y sin pensarlo dos veces, se quitó la camiseta para sentir esa boca directamente en su piel, el mayor al ver esto, no pudo evitar gruñir satisfecho agarrándolo fuerte por las caderas para acercarlos más. Takaba arqueó mucho su espalda exponiendo sus pezones que de inmediato fueron devorados con furia, el placer que sintió por esto hizo que gritara y arqueara aún más su espalda, este movimiento hizo que acercara más su cadera contra la del otro e inevitablemente la erección de ambos chocaron, haciéndolos jadear por el fuego que se gestaba entre sus pantalones.

—Que increíble se siente... ¡ah! —Takaba comenzó a frotarse contra el otro desesperadamente mientras sentía que se incendiaba su pecho debido a las continuas succiones de aquella lujuriosa boca—. Espera... quiero...

No terminó de hablar, empujó al mayor para separarlo de su pecho y mientras lo besaba de nuevo en los labios le quitó la ropa dejándolo solo con los pantalones. No perdió tiempo y le acaricio todo el abdomen al tiempo que le besaba el cuello dejándole algunas marcas. Pero el mayor no se percataba de esto, estaba tan sumergido en el placer que solo podía sentir un enloquecedor placer, cualquier pensamiento estaba eliminado por el calor que lo atravesaba por completo.

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora