Capítulo 8: Llegada

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Entre papeleo, deberes, y uno que otro descanso, por fin después de dos largas semanas, lograron adelantar al menos un mes de trabajo, lo cual era un tiempo excelente para ambos jóvenes. Podían ir a la Tierra sin preocupaciones por ahora.

Yuma era quién más radiante se veía. La felicidad saliendo casi literalmente por cada uno de sus poros. Astral solo se mantenía cerca o en su defecto, colocaba una guardia con estrictas instrucciones de cuidado y manejo para su amado Yuma. Además de órdenes a las doncellas y sirvientas que podían llegar a cuidarlo o topárselo. El menor solo rodaba los ojos ante la paranoia de su amado. Aunque le entendía. Después de todo, pasaron cientos de situaciones demasiado tensas, en donde la vida de ambos corría peligro (la de Astral siendo la mayoría de las veces). Ese trauma no podía pasarse de la noche a la mañana.

Los líderes fueron puestos sobre aviso acerca de la partida de ambos monarcas. Al igual que a los ciudadanos del Mundo Astral. Todos lo comprendían. Pues era bien sabido que Yuma era extranjero y, por ende, extrañara sus propias raíces.

El Palacio fue puesto a cargo de Elifas y Ena, los cuales se comprometieron a cuidar de su Mundo hasta el regreso de sus actuales monarcas.

Astral sonreía ante una buena labor hecha junto a Yuma. Ambos estaban dando mucho de sí mismos para que todo fuese fluyendo con naturalidad y no hubiera eventualidades.

Y sin esperar mucho tiempo más, ambos volvieron a ver a Ana. La cual invadió de nuevo los aposentos de sus Majestades.

***

Extraños frascos con contenidos igual de raros descansaban de nuevo en aquel escritorio, ante la mirada atenta de Yuma. Para él era la primera vez que los veía después de todo.

—¿Les parece si comenzamos de una vez mis Señores? —Ana cuestiono, acercándose a Yuma. El cual ya estaba recostado en aquella mullida cama.

—Sí, por favor. —Pidió Yuma sintiéndose emocionado por aquello que podría decirle. Astral de igual manera sonreía, esperando poder escuchar cosas nuevas de las cuales aprender y practicar, además de mucha más información para el cuidado de su amado Yuma y el bebé.

—En seguida... —Aquella dama comenzó a trabajar. Frascos distintos fueron abiertos, líquidos extraños fueron combinados para dar como resultado a lo que parecía una bella galaxia luminiscente. Paños tibios fueron colocados a un lado y con una sonrisa. Pidió amablemente a Yuma destaparse parte de su estómago y vientre.

El menor con un sonrojo accedió, Astral estando apenas a un lado de él, tomando con delicadeza sus manos, dio un ligero apretón en muestra de apoyo.

Ana entonces comenzó a verter con cuidado aquella extraña mezcla en la piel expuesta, ocasionando un quejido de incomodidad por parte del menor. Pues estaba fría.

—¿Qué...? ¿Qué es eso?

—Oh, no se preocupe Yuma-sama. Es algo que necesitaremos para saber cómo se encuentra el bebé. Además de que nos facilitará hacer y saber algunas otras cosas. —Explico Ana viendo la ligera desconfianza de Yuma a la pócima preparada. Eso le causo ternura. Se notaba cuanto ya quería al bebé que cargaba. Y qué decir del padre de la criatura. Estaba atento a cualquier eventualidad.

Yuma miro a Astral. Este le sonrió dándole confianza. Aunque por dentro también estaba de la misma manera que el menor.

Ana siguió vertiendo la pócima, que, para sorpresa de Yuma, comenzó a desaparecer poco a poco dejando estelas de pequeños brillos atrás. Parecía algo mágico. Más de pronto se sintió aturdido.

Nueve Meses y Un Año [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora