Los Guerreros de la Esperanza tenían un papel que cumplir, tenían funciones, tenían deberes, así como derechos. Su trabajo bien parecía resumirse en algo sencillo, pero dentro de ello, no era de ninguna manera simple, al contrario, todo parecía complicarse solo para abarcar muchos mas factores a los cuales ellos les competían. Y sinceramente, eso estaba bien, estaban acostumbrados a trabajar de esa manera, proteger a la Familia Real Astraliana y, sobre todo, a los ciudadanos de su Mundo con todo lo que tenían en su poder y hasta más. Por siglos esa fue la tradición, y ellos la siguieron al pie de la letra, hasta que el último incidente paso.
Desde entonces sus deberes cambiaron a una perspectiva totalmente nueva y mejor englobada que antes, y de cierta manera estaban mucho mejor con eso, pues se les dio voz y un voto a seguir, a pesar de solo seguir órdenes y demás. Ahora tenían el criterio de cuestionar las mismas, y sobre todo al Señor que ellos servían. El poder que conllevaba el solo decir no, o decir sí, era abrumador. Se sentían libres después de tanto tiempo que no sabían lo que era aquello. Y como agradecimiento ellos hacían lo mejor que podían como compensación a tan buena obra.
Aunque eso, como ahora, les resultaba negativo, no sobre su persona o individualidad, sino mas bien en sus sentimientos. Pues el ultimo pedido de su Señor solo les hizo dar un vuelco en su estómago y corazón al escucharlo, y por favor, no era pedido que no pudieran cumplir con una facilidad aterradora, no, lo difícil radicaba sobre el entorno que giraba el pedido. La orden resonando clara y concisa sobre sus oídos, pesando sobre sus hombros. Como si estuvieran cargando una montaña que pareciera ser la más alta y pesada de todas. El peso de sus meras acciones volviendo a cobrarles factura en menos tiempo del que pensaron sucedería.
Bien eso podría ser injusto para ellos, pero realmente necesario en esta situación tan difícil que vivía su Mundo por culpa del frustrante pasado.
Encontrar la manera de vencer a su hermano mayor y erradicarlo, era algo que ellos no tomaron realmente bien y de buenas a primera. Recuerdan incluso que discutieron ciertos puntos con Astral en su momento, más al no encontrar más argumentos que sirvieran para elevar su posición, no les quedo otra manera que admitir la derrota. Acatando entonces lo dicho, recabando la información necesaria para cumplir con lo que se les encomendó.
Y aun así había aun resistencia de su parte, no querían ceder si es que, en algún libro, en un documento o un hechizo podía ayudarlos a evitar tener que erradicar a su hermano mayor, al Octavo. Sentían que le debían el salvarlo por lo pasado, como una deuda que debían pagarle en su momento. Y ciertamente estaban fallando de muchas maneras al no poder dar con una solución coherente y verdadera.
Tanto tiempo con vida esta vez no les estaba ayudando en nada, y eso era lo frustrante, triste. Ema y Erí eran quienes más lo reflejaban en su rostro, y postura. Yuma siendo el primero en notarlo una vez entro en la oficina de su amado, dando con esto un aviso del tema a tratar.
La situación era delicada, y ciertamente había diferencias de opinión en ella. Pero, ¿Qué más podían hacer ahora que colaborar para llegar a una mejor solución a la supervivencia de su Mundo? ¿No acaso a veces debía haber sacrificios? Yuma mismo lo experimento en un pasado, justo cuando Astral le fue arrebatado de su lado cruelmente y sin aviso. Entendía el dolor, y el sentimiento de perdida. Y por suerte él recupero al padre de su hijo, pero, ¿Los Guerreros tendrían la misma dicha que él?
Debía ser sincero, lo dudaba mucho. Esto era diferente. ¿Podrían hacer algo al respecto siquiera? En su corazón pedía que así sucediera.
Eso fue lo que pensó desde un principio cuando Astral le comento lo que quería hacer. Era algo difícil para todos de cualquier manera.
El ambiente seco y frío de la oficina parecía ir a la par conforme a los rostros decaídos de los Guerreros, quienes ya habían depositado en la mesa de centro al menos un par de pilas de libros que hablaban de un solo tema o sus referentes, las pastas gruesas, así como el color de los títulos consiguiendo llamar la atención de algunos sirvientes que fueron llamados para traer un bocadillo a la madre primeriza. Documentos y demás papeles siendo los que adornaban la sima de ambas pilas, así como notas escritas con bella caligrafía. Dando la imagen perfecta de una ardua búsqueda y testimonios que podían ayudar a la causa o llamado que se les había encomendado.
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Nueve Meses y Un Año [Editando]
FanfictionAstral después de recuperar sus recuerdos, ha hecho viajes al mundo Astral y al mundo Humano. Ha descubierto nuevas habilidades y con ello el amor de su compañero. Ahora, concluido su ultimo viaje al mundo Astral, espera ver de nuevo a Yuma, sin emb...