Capítulo 2: Preocupación

280 17 13
                                    


La paz parecía inundarlo en su totalidad. Todos aquellos escalofríos y dolores que creyó terminarían con su vida cesaron casi de un momento a otro. ¿Qué había pasado? Fue lo primero que se preguntó al comenzar a abrir sus ojos. Su visión borrosa parecía que le decía que tuvo un sueño bastante largo y pesado. Su cuerpo de igual manera, aunque sin duda ya podía moverse a voluntad.

Comenzó a moverse poco a poco, estirando sus músculos, haciendo tronar uno que otro hueso. Le relajó de cierta manera. Siguió con su propia rutina mañanera hasta que su mano logro dar con algo suave y caliente.

Se detuvo por un momento, y ajustando su vista al lugar miro a su lado, un cuerpo azulado le acompañaba sin ningún pudor, su respiración lenta y continua le hacía saber algo que le sorprendió.

Astral estaba dormido.

Su amado Astral estaba dormido.

¡El Rey del Mundo Astral estaba dormido!

Era noticia. Sin duda lo más extraño que había vivido junto al ser azulado. Comenzó a reír bajo, no quería que el momento terminara. ¿Cuándo? ¿Cuándo es que se imaginaria a su amado en ese estado? Se suponía que los seres Astrales no dormían por ningún motivo. Su energía era lo suficientemente fuerte para ignorar el simple hecho y el placer de dormir. Pero ahí estaba. A su lado Astral descansaba. Sin prisa, sin apuro. Sólo él y esa enorme cama mullida.

Su sonrisa no se borró de su rostro. Eso hasta que por fin después de presenciar un hecho histórico, dirigió su mirada al techo de la habitación. Había esperado el blanco de su recamara. Pero lo que vio. Eso lo confundió.

Un dosel blanco era lo que veía.

Él no tenía ningún dosel. Decidió mirar más, sentándose en aquella cama. Y contemplo que en su habitación no había adornos plateados y tampoco muebles de lo que parecía ser cristal y mármol. No. Su casa y su habitación era mucho más sencilla por muchas razones. Pero ahí estaba. En medio de los aposentos de lo que parecía ser Astral.

-¿Qué está pasando aquí? -Fue lo único que atino a decir mientras trataba de levantarse. Más un brazo se lo impidió. Miro de reojo a su compañero el cual seguía en el Mundo de Morfeo.

Quería despertarlo. Pedirle explicaciones. Rayos quería que le dijera a todo detalle que fue lo que ocurrió. ¿Por qué estaba en aquel lugar desconocido? ¿Acaso esa era luz del Mundo Astral? ¿Qué hacía en la cama con su novio? No era que no le tuviera confianza, pero él recordaba haber dormido solo y en agonía. ¿Qué estaba pasando?

Parecía que un ataque de pánico estaba por llegarle, más unos movimientos a su lado le hicieron calmarse, aunque sea momentáneamente.

Astral se removía en aquellas sábanas blancas a placer. Dio un pequeño bostezo y comenzó a mostrar aquellos ojos que tanto le gustaban a Yuma.

Su visión aun borrosa no le impidió reconocer la silueta de su compañero, y con una sonrisa tenue le dio lo que se supone hacia una persona al levantarse.

-Buenos días Yuma. ¿Dormiste bien?

El nombrado no podía creer la calma envidiable de su compañero. No, es más. Parecía surrealista.

-¿Qué está pasando? -Ataco apenas Astral le miro con normalidad.

-Directo como siempre. Si duda a veces una cualidad nada amable. -Recrimino gentilmente. Yuma se avergonzó apenas un poco.

-Lo-Lo siento... ¡Pero Astral! ¿Dónde estamos? ¿Por qué estoy aquí? -Volvió a cuestionar mirando a su alrededor.

Cosa que solo hizo sonreír al mayor.

Nueve Meses y Un Año [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora