Capítulo 10: ¡Capturen al Astraliano!

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Un nuevo día comienza. Las flores florecen, los pajaritos cantan. Y aquella bella pareja apenas despertaba de un muy buen y merecido descanso.

Yuma comenzaba a removerse entre las sábanas. Astral, que minutos antes ya había despertado, le veía con tanta devoción digna de un enamorado. Acercándose un poco más, volvió a atrapar al menor entre sus brazos.

Escucho un ligero quejido, seguido de un suspiro. Rio como quien hace una travesura, y por fin después de que Yuma batallara un poco para asomar su cara entre las sábanas. Ambos se sonrieron.

—Buenos días querido. ¿Qué tal tu siesta? —Cuestiono el mayor, dejando apenas un leve beso en los labios de su pareja.

—Bien, Bien... Nada mal, ¿Qué tal tú? Ayer usaste demasiada energía. ¿No estas cansado?

—... —El mayor pareció meditarlo unos segundos antes de responder. —No, por supuesto que no. ¡Al contrario! Me siento renovado ¿sabes? —Dijo con una sonrisa a la vez que con calma y con cuidado de no incomodar de más al menor, subió encima de él.

Oh~... ¿Y puedo saber por qué Señor Astral? —Yuma le siguió el juego colocando sus brazos en el cuello del mayor, acercándolo aún más a él.

—Es fácil de explicar... —Comenzó a dar pequeños besos al menor. —Además de que nuestro plan comenzó su marcha, y que, gracias a los buenos sentimientos de tu familia, aceptaran nuestra relación. El día de hoy planeo salir y acompañarte a tu colegio. ¿Qué piensas?

Yuma sonrió entre tantos mimos que le otorgaba su pareja. Apenas poniendo atención a lo que decía. Y con una nueva sonrisa acompañada de un beso profundo y sincero. El menor respondió.

—¡Me encantaría!

Astral sonrió triunfante. Sabía cómo hacer que el menor accediera a sus pedidos, por muy pequeños que fueran. De esta manera poder protegerlo en caso de ser necesario. Uno nunca sabía que amenazas existían afuera. (Especialmente si el imbécil de Vector estaba suelto)

—En ese caso, ¡Preparémonos como es debido! ¡Estamos a buena hora para incluso desayunar! —Respondió el mayor apenas separándose del menor.

—¿De verdad? —Yuma dudó, usualmente se le hacía tarde.

—Por supuesto, yo al contrario de alguien que conozco suelo ser puntual, ¿Sabes?

Yuma hizo un puchero. Astral volvió a besarlo.

El menor de verdad que disfrutaba este tipo de mañanas. Donde no solo tenía a Astral a su lado, sino que, además, este le proporcionara diversos mimos que le encantaban, de esta manera haciendo llevadero el día, aún si se tornaba difícil. Para Yuma ese era su mejor método para relajarse y componerse para los retos que enfrentaría.

Él está feliz. Y tenía muchas razones ahora. Además de las dos principales (Astral y su bebé). Más de pronto algo surgió en su mente. Una duda que debía aclarar y que por tanta emoción no llego a percatarse en su momento, aquella noche.

Astral por otro lado, después de decidir que había sido bastante por ahora, intento separarse. Más Yuma aun le retenía. Mirándolo le preguntó.

—¿Qué pasa?

—Astral... Me acabo de percatar de algo. —Manifestó.

—¿Sobre qué exactamente? ¿Qué no puedes vivir sin mí y yo sin ti?

—... —El menor se sonrojo. Negando levemente. —No sobre eso no.

—¿Entonces me estás diciendo que si puedes vivir sin mí? —El lado juguetón y dramático de Astral volvió a resurgir.

Nueve Meses y Un Año [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora