Capítulo 11: Ese Rey, Escapando

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Astral solo recuerda haber sido secuestrado por aquel extraño humano de nombre Kaito. El cual solo parloteaba palabras que no llegaba a entender del todo, pues él no sabía de qué tipo de contexto hablaban.

El lujoso complejo departamental se lucia ante él. Había muchas luces en casi todos lados, al igual que demás personas que solo le miraban de extraña manera, apenas deteniéndose de, Astral suponía era su trabajo. Aunque solo notará cómo es que diversas personas posaban ante lo que el conocía, era una cámara (aunque muy extraña).

Siguió por inercia aquel hombre que, para su mala suerte, no tenía botón de apagado. Apenas prestándole atención. Y entre parloteos, llegaron a lo que parecía una oficina, pues estaba llena de posters de distintas personas que él apenas veía en la televisión o un voluminoso anuncio para vender algún producto (según Yuma le explicó).

Aquel hombre lo invito amablemente a pasar, Astral dudó. Pero de igual manera entro, debía admitir que tenía curiosidad acerca de qué le hablaría ese extraño sujeto.

Kaito sonrió. ¡Estaba tan cerca de hacer crecer su empresa! ¡Y qué mejor que debutar con una belleza natural de un bello hombre como lo era aquel joven! Lo supo desde que lo vio pasar acompañado de un joven de cabello rosado y negro, por aquella cafetería en la que él estaba.

∞Flash Back∞

<<Esa mañana, él como de costumbre, revisaba su itinerario para él día. Además de varias sesiones de fotos con modelos las cuales, él debía coordinar, y de administrar, revisando minuciosamente sus vestuarios.

Y checando con minuciosidad todos los correos pendientes en su bandeja de entrada para comenzar, fue al levantar la vista que lo vio.

Ahí estaba un joven de cabello blanco. Reía junto a su amigo que le acompañaba. Ambos entrados en su conversación. Aquel chico de piel pálida era lo que su corazón sabía que buscaba.

Su empresa estaba en crecimiento, ya colaborando con muchas otras más, ya era conocida, pero le faltaba debutar a un nivel internacional. Y, por ende, necesitaba un rostro para que acompañara a lo que venía. Así que al verlo.

A ese bello adonis.

Fue donde supo que no debía dejarlo ir. Su vida entera, su Mundo, dependía de ese joven. Rogaba al cielo que no trabajara para una empresa competidora. Y entre tropezones, dejo de lado su tableta y ahora su derramado café, saliendo con reclamos de la cafetería.

Miro a ambos lados. Aquel joven no se veía por ningún lado, así que comenzó a preguntar a los que estaban alrededor. Siendo las señoritas quienes le dieron información, ahora sabía por dónde había ido.

Regreso de nuevo a la cafetería, y pagando con billetes de más, tomando su tableta, salió corriendo del local.

Chocando con diversos objetos que se le atravesaban, por fin volvía a ver aquel joven, ahora sabía dónde se dirigía. Pues aquella escuela era bastante famosa. Se preguntó si estudiaba en el lugar, pero inmediatamente lo descarto. Ya preguntaría a su debido momento.

Corrió detrás de él. Más un pensamiento fugaz le detuvo. Parecía todo un acosador. Y él no era aquello. ¡No señor! Él ya tenía una bella novia con la cual mantenía una relación estable. Su cabello ligeramente rojizo y rosa, además de su forma tan peculiar del mismo. Eran para él su perdición.

Que alguien le viera persiguiendo como un depredador a un jovencito que no rebasaba la mayoría de edad, sin duda dañaría la reputación de su empresa.

Debía esperar. Aunque él no quisiera, pues la emoción era demasiada.

Sospecho que volvería por donde vino, aunque no sabía cuánto tiempo le tomaría aquello, pero no le importo. Su destino ahora se debía a ese jovencito. Y arreglando sus ropas, y peinando de nuevo su largo cabello, se sentó cerca de una plaza a esperar.

Nueve Meses y Un Año [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora