Capítulo 4: Lo que Diga el Rey

227 16 6
                                    

La incertidumbre combinada con emoción podía sentirse en el palacio. Sirvientas y mayordomos iban y venían en lo que parecía un baile perfectamente sincronizado. Las Doncellas procedían con una singular sonrisa a su trabajo, y los guardias daban y seguían ordenes casi con una perfección absoluta.

Los ciudadanos se preguntaban por qué tanta agitación. Y al ver como se colocaban esferas de energía especiales para los comunicadores ubicados estratégicamente en cada ciudad. Pudieron comprenderlo a medias.

El nuevo Rey estaba a punto de dar un nuevo mensaje.

Las jóvenes damas se emocionaron de sobremanera, mientras que los más adultos sonreían ante tanto misterio. ¿Qué es lo que hará ahora su brillante monarca? ¿Será una nueva Ley acaso? ¿O quizá un decreto importante? Los niños parecían ir y divertirse cerca de los comunicadores. Sus brillantes colores lograban hacerlos interesantes para cada infante. Poco a poco las ciudades y pueblos cercanos comenzaban a "despertarse".

Era emocionante.

Un joven de piel azulada, y ropa sencilla, acompañado de una carga pesada, se preguntó así mismo por el bullicio. Las personas reían y los niños parecían más vigorosos. Los guardias se movían en perfecta sincronía y algunos ciudadanos como él, comenzaban a colocar adornos de distintos materiales, pero de la misma índole. Mariposas era lo que se comenzaba a ver de un lado y de otro. Eso comenzaba a darle una idea, pero temía que fuese errónea. Así que comenzó a buscar con lentitud a quien mejor pudiese aclarar su duda.

Siguió caminando junto a su carga hasta llegar al centro de la ciudad, y con curiosidad se acercó a una sirvienta del palacio, quien parecía emocionada comprando algunas "rosas" (como las había llamado su salvador, Yuma).

—Disculpe...

—¿Ah?... —Al ser sacada de su Mundo, tan solo volteo a ver al responsable de ello. Topándose con un bello pueblerino, de rasgos juveniles y piel radiante, quién cargaba con demás relucientes, nuevas y bellas "rosas".

—Le pido una disculpa si le interrumpo en algo. —Volvió a disculparse aquel joven.

—Oh... —La joven dama solo atino a sonrojarse, negando levemente con su cabeza. —No, no. Para nada. Am... Mm... ¿En qué puedo ayudarle? —Cuestiono girando en totalidad su cuerpo para hablar mejor con aquel joven.

—¡Oh! Sobre eso. ¿Sabe usted por qué tanta agitación en la ciudad? Que yo sepa. —Menciono mirando a su alrededor. —No hay ninguna celebración cerca.

La joven dama río con delicadeza, cosa que logro captar la atención de aquel joven. Quien quedo maravillado ante tan dulce y bella melodía.

—Si pregunta por eso buen hombre, digamos que el Rey muy pronto dará un nuevo anuncio. —Menciono la dama de manera risueña, para después hacerle ademanes a su acompañante para que se acercara a ella. —Pero...-Comenzó a murmurar. —Aquí entre nosotros. —Rio de nuevo. —Se dice que un heredero nacerá pronto. Un guardia y una doncella vieron cómo es que la señorita Ana fue llamada a los aposentos del Rey con urgencia, pues llego con Yuma-sama en brazos momentos antes de ello...

—... —El joven se sorprendió. Y miro de nuevo a su alrededor. Ahora por fin comprendía por qué tanta mariposa como el principal adorno. Su teoría pudo ser cierta. Pero faltaba que el Rey mismo lo confirmara. —¿Por qué lo dice con tanta seguridad señorita...?

—Lya... Llámeme Lya.

—Sí. —Pareció fingir una leve tos antes de volver a su postura original. A la vez que trataba de ocultar un leve sonrojo ante tan bella dama. —¿Por qué lo dice señorita Lya?

—Oh. Eso se debe a que, en efecto, varias de nosotras. —Dijo refiriéndose a sus compañeras, apuntando a su vestimenta. —Vimos como el Rey mismo volvía a buscar a la señorita Ana para llamarla a sus aposentos a nombre de Yuma-sama. Al parecer y lo que logramos escuchar. Es que necesitaba que le explicara algunas cosas de los embarazos de nosotros los seres astrales...

Nueve Meses y Un Año [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora