La caída y la Resurrección

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Astral sabia muchas cosas. Muchas. Tantas como para llenar una biblioteca entera. Cientos y cientos de conocimientos que había acumulado a lo largo de su vida. Aprendizajes que iban desde lo más general, hasta lo más específico. Dominaba casi todas las ciencias habidas y por haber. Sus notas y observaciones siendo prueba de estudios exhaustivos que al final encontraron respuesta (o al menos la mayoría de ellos). Y eso solo era prueba misma de su inteligencia. La cual maravillaba a todos aquellos que alguna vez le escucharon, incluso era una parte favorita de Yuma. Pues el menor podía escucharlo por horas sin cansarse en lo más mínimo.

Sin embargo, justo ahora parecía que todo ello se volvía en su contra. Pues aquel caballero le miraba ahora con curiosidad, tratando de buscar en su propia memoria acerca de lo que el peliblanco le cuestiono. Más al no encontrar nada, solo se rindió. Su mente estaba tan dañada, que no podía acceder más allá hasta el momento de su “nacimiento”. Y retomando su papel como prisionero, solo espero.

Astral se percató de este cambio, y después de haber tomado un par de respiraciones, fue que lo noto.

Soltó demasiada información valiosa ante aquel se supone era su enemigo. Y no solo eso, sino que incluso hablo de más, pues aquello solo lo debían saber los sucesores de sangre, los monarcas y los Guerreros de la esperanza desaparecidos (Recientemente encontrados).

Fue entonces que entro en pánico. Dejo de mirar al prisionero para posar su mirada a su amado, el cual le devolvió el gesto. Astral se encontró con dudas, demasiadas para su gusto. El menor exigía respuestas, así como los demás, pues al girar un poco su cabeza en dirección a sus acompañantes, pudo notar esto.

Paso saliva duramente, mientras mentalmente agregaba un numero mas a sus errores, los cuales, por suerte, apenas y podían contarse con una sola mano y aun le sobraban al menos dos dedos. Suspiro con cansancio, debía arreglar eso. Ahora más que nunca, no debía dejar que aquella información saliera a la luz. El poder del mundo Astral se vería amenazado si tan solo esta delicada información se llegara a saber. Y tomando su nueva decisión, fue que trazo el nuevo plan de acción a seguir, junto a los involucrados.

-Mis disculpas… No debí haber preguntado tan directamente algo que, por lo que veo, no estas al tanto…- Inicio, dando una leve reverencia, dejando aún más confundidos a los espectadores.

-…-Avaricia apenas y podía creer el cambio. Pues hace no mas de cinco minutos le estaban interrogando con golpes incluidos, y justo ahora, el que parecía ser el líder de ellos, se disculpaba sinceramente con él. Eso de alguna manera le tranquilizo. Y sonriendo solo acepto aquello- No… Esta bien, no estoy en posición siquiera de opinar al respecto…-Eso era verdad. Debía recordar donde estaba.

-En ese tienes razón, pero debo insistir… ¿Sabes algo de lo que he cuestionado antes? ¿Alguna historia, algún relato? Quizá alguna advertencia…

-…-El Caballero pareció pensarlo, cerrando sus ojos por un momento, más después comenzó a negar levemente con su cabeza-No… Siento mucho no saber nada de eso…

Astral entonces volvió a suspirar. Odiaba su propio desliz, pues ahora sabia, el calor del momento y el ver aquella sangre tan valiosa para su pueblo caer sobre la fría arena, ocasiono que él perdiera el hilo del interrogatorio, convirtiéndolo sin saber, en un confesionario.

-Esta bien… supongo que así son las cosas-Dijo en un tono cansado, mientras miraba a sus acompañantes, entonces sonrió a manera de disculpa- Pero debemos adelantarlas y asegurarnos de algo…

-¿De qué exactamente…?-Se atrevió a cuestionar Avaricia.

-De que nada de esto salga de este lugar…-Contesto Astral volviendo a su verdadera forma. Sus ropas de Rey ahora eran claramente visibles para todos.

Nueve Meses y Un Año [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora