La Mejor Defensa es Atacar Primero

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Aquel hombre, que alguna vez se hacía llamar el "Sr. Heartland", yacia pensativo en su oficina. Su postura denotaba cansancio y estres. Asi como su respiración pausada pero pesada. 

La noche acompañandolo en su silencio y en su limbo. La brisa recorriendo el lugar con suavidad, moviendo ligeramente las cortinas de seda que adornaban los ventanales. Las pantallas que antes estaban encendidas, justo ahora se mostraban apagadas. La única luz que acompañaba e iluminaba el lugar, era la luz de luna. La cual se asomaba tímidamente a traves de las nubes.

Miles de pensamientos e ideas llegaban a la psique del hombre. Se mantenía buscando explicaciones que dieran o arrojaran alguna respuesta sobre la situacion del vínculo desaparecido entre el Caballero de la Avaricia y él.

Y es que, no podia creerlo. Una de sus cartas más valiosas de su baraja, ahora estaba desaparecido. No había ningun rastro de él. Por más que buscara hasta el último rincon de esa dichosa ciudad. Lo unico que lograba encontrar era la nada absoluta. Y eso, le molestaba de sobre manera. Pues su plan, no hace mucho que había dado inicio.

Sabía por el vínculo que lo unía con Avaricia, es que seguía con vida hasta hace poco tiempo, que de la nada, ese dichoso hilo se rompió. Desde entonces fue que lo busco hasta el cansancio. Su plan lo necesitaba a él. Pues era una pieza clave para lograr sus cometidos. Pero ahora, eso lo unico que lograba, era retrasar el plan de acción que tenía ya anteriormente trazado con antelación.

Pensó y pensó hasta que su cabeza no tuvo de otra más que detenerse a sí misma con una jaqueca. Tomo su cabello a manera de desesperación. Ahora ya no podía recuperar aquel dichoso Caballero. Paso saliva duramente, y se preparo para lo que se avecinaba.

Pudo notar de soslayo como es que una mariposa carmesí revoloteaba a lo lejos. Supo con ello que, él ya estaba ahí.

Un frío helado entro a la habitación. Mientras la brisa calmada de la noche se detenía abruptamente. Las sobras proyectados por el inmobiliario se hacían cada vez más grandes, a la vez que la luz de la luna parecia reuir del lugar.

Hatorando, entonces con el miedo impregnado en su ser y dejándolo ver a través de sus ojos, giro lentamente su cabeza en dirección a aquella mariposa, la cual se posó con lentitud y suavidad en la esquina de aquel lujoso escritorio.

Quitando sus manos de su cabeza, fue que se inclino levemente en respeto al mensajero de su Amo. Y quedandose en tal posición, fue que comenzo a hablar.

-Me honra que este a estas horas y en este indigno lugar mi Señor... ¿A qué debo su grandiosa y maravillosa visita?-Cuestiono, mientras pequeñas gotas de sudor frío perlaban su frente.

La mariposa paso a mover ligermante sus alas. Para después volver a volar, esta vez sin embargo, lo hizo alrededor de Hatorando. El cual comenzó a temblar levemente, tratando de calmarse apretando sus puños hasta que sus nudillos se tornaron blancos. Aquella accion duro al menos un par de minutos, y hasta que la mariposa volvió al lugar antes tomado, fue que el antiguo Sr. Heartland volvió a respirar sin dificultad.

El ambiente era tenso. Más de lo que llego a imaginar alguna vez aquel pobre sirviente. Más lo siguiente que escuchó, eso lo descoloco brevemente, para después fungir como un balsamo a su agitada mente y alma.

-Veo que has perdido al Caballero de la Avaricia... Justo como lo he predicho. Sé ahora que incluso, ya no tienes en tu poder al Caballero de la Ira... Cuentame, ¿Tus planes van bien?-Cuestiono una voz suave, ligeramente amenazante, pero de alguna manera, aterciopelada.

-Por-Por supuesto. Es como ha dicho. Con la perdida de los Caballeros de la Avaricia y de la Ira. Mis planes se ven solo levemente retrasados... Sí-Sí me da un poco más de tiempo, puedo arreglar esta eventualidad para que su deseo llegue a ser realidad en poco tiempo...-Menciono Hatorando en tartamudeo. Cosa que agrado a su Señor, pues le contesto de manera alegre.

Nueve Meses y Un Año [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora