Había Una Vez, En Gea (III)

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Perdido. Así es como se sentía el actual soberano del Mundo Astral. Y no era para menos. Pues lo que sus ojos le mostraban, era una broma de mal gusto. ¿De verdad? ¿De verdad todo eso era cierto? ¿De verdad aquel lunatico era y siempre sera su progenitor? No. No podía ser cierto. ¡Eso no podía ser verídico!... Pero. Ahí estaba. Aquel loco al que enfrento cargando aquel bebé tan tierna y maternalmente que era imposible ahora negar ese hecho.

Su mente estaba hecha un caos. Ya que aquella imagen ahora quitaba con fuerza su creencia que daba por sentada. Él no tenía padres. Él nació por necesidad del Mundo Astral. Él nació por decisión del Mundo Astral. Esas palabras. Lo que creía habia sido su pasado. Ahora estaba roto.

No. No podía creerlo.

No supo en que momento había salido de la habitación. Ni de los gritos que Yuma le dio, llamandolo preocupado. El solo queria salir. Queria irse. Queria alejarse de aquello que se le fue restregado con fuerza. Su corazón se sentía estallar. Su cuerpo comenzo a temblar severamente. Y sin darse cuenta un par de lágrimas salieron de sus tristes ojos. Corrió. Corrio lo más que pudo, ni si quiera se atrevió a mirar hacia atras. Sentía que si lo hacía esa escena iba a golpearlo una vez más con fuerza.

Sus piernas lo llevaron hasta la salida de aquel Palacio. En donde ahora cientos de personas, tanto seres Astrales como Varians estaban reunidos, a la espera de algo. De qué, eso ahora lo ignoraba.

Y deteniendose un momento. Fue donde se dejo caer. Sus rodillas impactando contra el duro suelo. Y sus esquemas y creencias ahora rotas. Por más que lo pensaba, menos podía asimilarlo. ¿Cómo era posible que aquello tan importante se le fuera ocultado? ¿¡Por qué nadie se lo habia dicho?! ¡¿Por qué?!

Su corazón y mente exigían explicaciones. Muchas. Explicaciones y razones largas y extendidas. Por que por más que deseara. Su mente poderosa y casi inquebrantable. Estaba sufriendo un colapso. Se negaba a creerlo. Se negaba a ser el hijo de ese sujeto.

Sus manos pasaron a su rostro. Ocultandolo. Más lágrimas de furia y frustración se hacían presentes. ¿Por qué pasaba eso cuando más felíz se sentía? ¿Cuál era la verdadera razon detras de toda esa verdad? Aunque ahora que lo veía. ¿Qué era verdad?

No. No era momento para pensar algo que justo ahora negaba. No podía. No... Simplemente... No.

-.-.-.-

Yuma quiso correr detras de su amado. Más una mano le detuvo. Ese era Erí. Quien le nego levemente con su cabeza.

-No mi Reina. No vaya...

-¡Pero Astral! ¡Él...!

-No mi Reina... Él ahora necesita estar solo... Procesar lo que acaba de ver... Ha sido un golpe demaciado duro. Ya que por lo que vi antes, él no recordaba nada de esto...-Menciono Erí viendo a su alrededor. Posando su mirada en el antiguo Reina, quien mecia con lentitud a un tierno Astral. Susurrandole palabras cariñosas y llenas de amor. Para después cantarle una bella canción de cuna.

Yuma entonces solo se tranquilizó. Para él también habia sido una fuerte revelación, ya que, como el mayor, él también dio por sentado la cero existencia de los padres de Astral. Aunque la diferencia radicaba en que él, no era Astral. Así que solo podía imaginar lo que su amado estaba sintiendo justo ahora.

Debía ser doloroso. Chocante. Y hasta cierto punto aterrador... Fijo su vista en aquel ser que alguna vez quiso matarlo. Y le observo.

Aren ahora cantaba en voz afinada una bella canción de cuna a su hijo. En su mirada no habia otra cosa que devoción y amor dirigida al pequeño bebé en sus brazos, al cual acunaba tan tiernamente que hizo dirigir sus brazos a su propio vientre.

Nueve Meses y Un Año [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora