Alumbramiento Desconcertante: Una Nueva Vida

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Lo ultimo que Yuma pudo percibir con claridad antes de que un dolor tan intenso e indescriptible le atacara, fue a su amado estando a salvo después del hechizo de sellado. Sus ropas tan blancas y puras, adornadas exquisitamente revoloteando ante la magia y la brisa provocada por la misma, mientras su armadura ligera brillaba cual luz de la mañana. El dorado siendo parte de ella al igual que su espada resplandeciente, protagonizando una escena que le hizo sonreír de alivio al notarla. Calmando sus nervios y aplacando el ritmo de su corazón. La adrenalina comenzando a bajar, al menos hasta que un calambre proveniente de su vientre se extendió y se convirtió en todo un martirio que incluso le hizo regresar a la fuerza a su cuerpo original, obligándolo a despertarse de un momento a otro sin su entero consentimiento, a la vez que un liquido espeso pasaba sentirse entre sus piernas.

Recuerda vagamente haber ordenado a Kile que necesitaba a Ana, pues fue su primera preocupación innata al sufrir aquello. Pero de ahí en más, todo paso como un borrón que apenas alcanzaba a registrar.

Aquella información quedando guardada en su mente tan rápido que incluso a él, le costó trabajo entender que estaba pasando, hasta que, discretamente, una de sus manos bajo hasta esa zona sensible y que tanto le comenzó a doler. Encontrando para su sorpresa y angustia, sangre entre sus dedos, esto siendo tan delatorio para las Doncellas que no sabía le sostenían y para él, exponiendo su situación actual. Su corazón volviendo a latir tan frenético, poco antes de que se sintiera realmente mal al volver a ser atacado por el dolor que ahora mismo le sumergía en un pánico y miedo que jamás experimento, superando con creces incluso el enfrentamiento que tuvo en su momento con Vector en los limites de las fronteras del Mundo Varian. Donde su confianza con Astral se vio afectada por él mismo, ante los secretos que le oculto a propósito y sin realmente notar la situación en la que colocaba a su amado con eso. Siendo una de las primeras peleas que en verdad le aturdieron.

Hasta el día de hoy, en el que entraba en conciencia abierta y entregada a la situación, en donde sabia con certeza que su primer hijo nacería y por ende, él diera a luz como ya se había hablado y planeado. Pero, con el terrible miedo de saber que aquello no era bueno, pues según sus propios cálculos aun faltaban al menos tres semanas mas antes del alumbramiento.

¡Ana misma se lo dijo, incluso a sabiendas de lo que habían planeado Astral y él! Nada alteraría el tiempo de gestación, y, sin embargo, aquí estaba.

Siendo trasportado tan rápido como lo percibió, la mullida y conocida cama amoldándose ante su peso antes de que procedieran a moverlo con tanto cuidado que parecía que se rompería. La mitad de sus ropas siendo removidas antes de notar como es que las Doncellas que siempre le acompañaban se posaban cada una a su lado, limpiando con fervor el sudor que no advirtió, así como un par de lagrimas que salieron sin su permiso. Tratando de consolarle en aquel momento tal difícil y al mismo tiempo único. Susurrando palabras alentadoras antes de hacerle saber que Astral llegaría en cualquier momento, provocando que él jadeara en dolor su nombre antes de notar como es que ahora solo una Doncella le acompañaba.

De alguna manera todo siendo más difícil conforme pasaban los minutos, su cuerpo comenzando a percibir la perdida de tal vital liquido que era limpiado antes de que empapara todo a su alcance. Iniciando una vez mas el procedimiento cada vez que era necesario. Siendo esto al menos hasta que Ana llego, ordenando entonces un nuevo procedimiento en el que pudo notar como es que le terminaban de desnudar antes de cubrirlo con una manta de ceda roja. Naturalmente resaltando en la fría habitación por su color, ocultando el lio que era debajo de ella, las punzadas sintiéndose cada vez mas fuertes, su intensidad subiendo una tras otra. Provocando que perdiera la noción del tiempo antes de registrar como es que un grito adolorido salía de su garganta, y casi de inmediato como si aquello fuese un llamado, sentir la cálida y áspera mano de su amado tomarle la suya. Brindando casi al instante una sensación de confort, lo cual duro un poco mas de un minuto para después sentir simplemente otra punzada de dolor que hizo apretar la mano dada. Mientras su cabeza se enterraba en las sabanas y almohadas debajo de él.

Nueve Meses y Un Año [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora