La Arena del Tiempo (XIII)

34 6 2
                                    

Advertencia: El siguiente capítulo puede contener escenas sensibles para algunas personas. Se recomienda discreción.

🌷🌷🌺🌺🌷🌷

La tranquilidad brillaba en ausencia. El ambiente seco y frío solo hacía calar los huesos y temblar la piel. La luna ausente y un sin fin de movimiento dentro del bello Palacio de Gea hacía imaginar mil y un cosas a los pobladores que alcanzaban a despertar para salir de sus casas a toda prisa, algunos Astralianos que ya estaban en horas de descanso solo ayudaban a todo aquel que lo necesitara. La prioridad siendo mujeres y niños. Así como embarazados y civiles indefensos.

Los Guardias por tanto, trataban de alzar el muro de Emergencia del Palacio. No con el fin de evitar que alguien entrará, sino más bien, con el unico propósito de que ninguno de los habitantes de tal bella obra que representaba el Palacio de Gea saliera. El caes escuchandose de fondo.

Los más capaces ordenaban a aquellos rezagados que fueran a refugiarse a lo más profundo de la construcción, otros se redirigian al bosque interno, entrando con luces y fuego en mano. Herramientas así como algunos cuchillos podían verse asomarse en algunos cocineros. 

El viento y la brisa arremolinandose en todo el lugar solo mandaba escalofrios a los presentes, quienes rogaban por algo de paz, alguna información de su Reina, o alguna autoridad que pudiera otorgarles calma. El pánico envolviendo sus corazones conforme se escuchaban explociones y derrumbes cerca de ellos. Cada uno siempre mirando a su alrededor esperando no quedarse en medio del fuego de la batalla que, ninguno sabía a ciencia cierta su origen. 

La mágia oscura y la mágia pura solo se presentaban de vez en vez. Preocupando de sobremanera a los habitantes atrapados, queriendo salir fuera del escudo que no permitia liberarlos. Rogando pronto por la salvación. Esperando con impaciencia el sol de la mañana.

El desastre pintaba para una noche larga y cansada. Nadie estaba de humor para pensar.

-.-.-.-

Lian junto a Ema, apoyándose mutuamente para caminar lejos de los tumultos de sirvientes que buscaban un refugio con ellos, vergonzosamente dejandolos atrás, trataban de sacar el veneno antes usado en ellos. Heridas sangrantes podían notarse en cada uno de sus brazos, ambos luchando para que aquella sustancia saliera junto con la sangre que ya estaba contaminada. Recitando hechizos en voz baja. Tragando hierbas que sabían podían tratar con el problema, o retenerlo en todo caso, potenciandolo con la habilidad de Ema, quien sufría el doble al tratar de neutralizar a ella y a su hermano al mismo tiempo. Jalando los efectos negativos a su cuerpo, limpiando todo con ayuda de la magia contraria de su compañero.

Sus miradas conectándose en cada vuelta de pasillo solo les hacía sentirse como dos prófugos después de hacer algo realmente malo. Cosa irónica, pues solo salvaron al único que alcanzo a comprender de verdad la situación del Reino y sus regentes, y que, en ningun momento se aventuraron a ver si todo lo que decía era verdadero o solo una falacia inventada.

El arrepentimiento colandose en sus mentes, cuerpos y corazones.

Oh. Cuando no hubieran dado para rogar una falacia de Lein.

Ema dio un suspiro justo al sentir aun mas efectos negativos. Sonriendo una vez que pudo controlarlos a su voluntad, pasando a neutralizar el veneno. Agradeciendo parte a su sangre dorada y su habilidad. Inmediatamente ayudando a su hermano mientras él los conducía por pasillos vacios y desolados. Escondiéndose cada que veían a Guardias buscandolos por orden Real. Un pergamino así como supresores mostrándose en sus cinturones o manos.

Cada uno ahogandose en sus propios pensamientos y planes que podían seguir justo ahora que pasaban a ser enemigos del Palacio que custodiaron por más de cientos de decadas. Curandose un poco más a cada descanso de minutos por las habitaciones ahora vacías. Disculpandose internamente al invadirlas sin consentimiento de sus dueños originales. Esperando que, en cierto momento puedan verles con bien. Después de todo, los únicos en conflicto eran ellos, no los inquilinos que con tanto esmero (y miedo) cuidaban y mantenían en pie la gran estructura que tenian por Palacio y hogar.

Nueve Meses y Un Año [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora