Había Una Vez, En Gea (II)

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Astral era una persona madura, elgante e inteligente. Nada impulsiva.  Él era el sinónimo vivo de ejemplo a seguir y de perfección. Todas las cosas que llegaba a realizar, con milagro tenían algun fallo, pues usualmente todo marchaba a como el lo planeaba o deseaba. No había cabos sueltos. No había detalles que no revisara con detenimiento. Y eso le hacía sentir seguro. En una zona de confort que muy pocas veces abandonaba.

Sus pasos eran acorde a la situación, así como su razonamiento. Siempre un paso adelante de todos aquellos que le rodeaban, incluso de su propia pareja. Él se excusaba con querer protegerlo, y eso es lo que era, y lo que hacía con fe y devoción.

Pero el día de hoy. Todos esos esquemas aprendidos y aplicados, se rompieron. Pues había recibido una noticia que no estaba para nada bajo su control y entendimiento. De hecho, su cerebro se desconecto después de eso. Parecía mas un mini shock emocional. Algo que puedes tomar a la ligera pero que con el tiempo termina repercuriendo en tu vida y creencias.

Se sentía ligeramente perdido. A pesar de saber donde estaba. Y comenzando a divagar fue donde le escucho. La voz alterada de su pareja. El cual con rapidez le devolvió a la realidad.

Astral entonces, lo primero que hizo fue lanzarse a abrazarlo, teniendo ciudado de no aplastarlo, envolviendole en sus brazos. Susurrando una y otra vez una disculpa, mostrando lo culpable que se sentía con respecto a lo que recién sucedio, y por lo que ahora estaban en ese lugar de fantasía.

Yuma se sintió tremendamente descolocado. Pero al ver a Astral en ese estado, fue lo que le hizo aterrizar junto a su mente en el momento. Sonriendo levemente, acaricio la espalda de su amado, quien dejo salir apenas un par de lágrimas mudas. Las cuales murieron cuando se derramaron sobre su túnica larga y blanca. (La cual por cierto no supo de donde saco. Dedujo que había sido el mismo lugar que se la otorgo).

Aquel Guerrero solo se alejo para darles privacidad a sus Señores. Pues sabía por medio de su Unión con su Rey, ambos habían pasado por una horrible experiencia.

Astral entonces solo se aferro aun más al menor. Como si su vida dependiese de ello. Yuma siguió susurrando pequeñas palabras de aliento. A la vez que correspondía el abrazo. Pues a pesar de sentirse tremendamente confundido, también se sentía culpable por hacerle pasar todo aquello a Astral. Pues bien sabía de sobra, que solo ya no era él quién se ponía en peligro.

Unos minutos pasaron para que la pareja se estabilizara. Separandose poco a poco, para después mirarse a los ojos. Ambas miradas. Rubí contra Dorado y Blanco.

-Discúlpame...-Comenzo Yuma. El mayor solo nego levemente sonriendo.

-No. Discúlpame tú a mi... Debí haber previsto que algo malo pasaría... Me confíe... Yo de verdad lo siento...-Menciono bajando un poco su cabeza. En señal de culpabilidad. Más Yuma hizo que le mirara una vez más, colocando sus manos en sus mejillas. Acariciandolo levemente.

-Podemos decir... Que ambos somos unos tontos confiados... ¿No?

-Sí, puede que sí...

-Entonces...-Menciono el menor acercando la cara de su amado hacía él-Te perdonare si me perdonas a mí. Yo también me confíe mucho. Y ahora nuestro bebé esta alterado... Es mi culpa por no pensar antes de actuar...

Astral le miro, y entonces sonriendole, asintió.

-Estas perdonado...-Dijo apenas en un susurro.

-En ese caso... Tú también estas perdonado...

El menor acorto la distancia que había entre ambos, y con suavidad poso sus labios sobre los ajenos. Un escalofrío recorrió su espalda, pues los labios del mayor eran fríos y tan calidos a la vez. Le recordaba a la fresca mañana o a un delicioso helado de menta.

Nueve Meses y Un Año [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora