La Arena del Tiempo (V)

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El sonido del silencio era abrumador. Además del suave tintineo del metal de las armaduras de los presentes, y la esfera roja que les mostraba el camino, lo único que podían ver al bajar las escaleras solo era polvo o restos de huesos que pertenecían a algunos animales de la zona, claramente ya algunos rotos y roidos por los pocos que quedaban en el lugar. De alguna amnera haciendo el ambiente tétrico.

Han y Lian pasaban su mirada de un lado otro, mirando atras de vez en vez para asegurarse de que nadie más los seguía, aunque dentro de ellos sabían que aquel lugar estaba más desolado que nada. Siguiendo solo con su labor como una forma de calmarse así mismos ante lo que venían a buscar. La Guerrera mantenía sus labios ligeramente apretados ante la situación, temblando ligeramente, tratando de pensar en números u otras cosas que podían distraerla. Esto siendo notado por su hermano gemelo, el cual sonrio en leve burla a su hermana. Susurrandole.

-¿Le temes a los monstruos Han?-Cuestiono. Mirando como la contraria se tensaba antes de mirarle de manera molesta. Constentando en el mismo tono de voz.

-¿Qué tonterías dices? Por supuesto que no. Solo estoy nerviosa por la seguridad de nuestro Señor...

-Ajá... Entonces no te espantes pero, justo acabas de pisar el hueso de un terrible monstruo de la zona...-El mayor señalo al suelo, mostrando que efectivamente Han había apodado un craneo con un par de cuernos, haciendola sorprenderse, un sudor frío recorriendo su frente- Yo que tu me llevaría eso, dicen que si pisas los restos de un monstruo va a seguirte hasta cobrar venganza, sea el lugar que te encuentres...-Han no pudo evitar ver aquel hueso con un terrible miedo. Levantando su pie cuidadosamente. Casi a punto de soltar un grito. Al menos hasta que Elifas se detuvo para mirarles, logrando escuchar su conversación.

-Lian deja de asustar a Han con cosas que no existen... Ese hueso pertenece a la raza de los Buish. Es obvio que un animal noble no regresaría de la muerte...-Menciono con cansancio el Rey. Sacando un poco su lado paternal sin querer. Regañando al Guerrero, quien se avergonzo al ser descubierto.

-L-Lo siento... -Se disculpo, mirando a su hermana. Quien suspiraba al estar libre de las maquinaciones de su tonto hermano. Dandole un severo golpe en la cabeza después.

-Continuemos... Lo que buscamos debe estar adelante-Ordeno Elifas. Volviendo a avanzar, aquella esfera esperando hasta que le vio bajar nuevamente. Volviendo a servir como guía.

El lugar una vez más estuvo en silencio. Los pasos resonando con un poco de eco al ir bajando, dejando atras el ambiente tenebroso para después de unos minutos encontrarse con los siguientes escalones hechos de un bello cristal blanco. El polvo apenas curbiendoles de manera sencilla. Elifas se detuvo un momento antes de dar un paso al escalon, descubriendo la natural luminicencia en ellos. Su paso siendo marcado por una suave luz blanca, pequeños destellos naciendo así como suaves partículas que revoloteaban alrededor. Iluminando un poco más el camino. Emocionandolo un poco al saberse quizá en el lugar correcto.

Los Guerreros al ver avanzar a su Señor, fue entonces que le siguieron, sus expresiones llendo desde la sorpresa hasta una leve alegría al notar aquel mágico pero sencillo espectáculo de los escalones. Quienes los condujeron aun más adentro, mucho mas bajo tierra. Las paredes cambiando poco a poco hasta ser cristales del mismo material que los escalones. Entrando entonces en lo que parecía ser un lugar sagrado. Pues poco a poco iba expandiéndose hasta que, tiempo después pudieron llegar al final del lugar, un bello templo recibiendolos. Sus puertas abriéndose a la par para que entraran, a lo que la esfera de energía roja les guió. Agua de pronto mojando sus pies, así como diversos cristales que nacían en todas direcciones, al final mostrando en lo profundo del sitio un hermoso pero sencillo altar, en el cual descansaba un material estraño en una copa de plata.

Nueve Meses y Un Año [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora