Un Adiós Abnegado

21 4 2
                                    

Una vez Don Milenario pudo percibir que la parte de su magia en Elifas dentro de su corazón había muerto. Supo de inmediato que una pelea inevitable llegaría, el descubrirse la verdad solo sería cuestión de tiempo. Todo de alguna manera calzando como una torre de domino que caería justo al momento adecuado. Por supuesto sus planes no incluían algo a corto plazo, no, así no funcionaba. Desde un principio todo lo que realizo no fue más que la cúspide de lo que en verdad deseaba lograr. Y eso era, simplemente tener a su hijo de regreso. Tal y como había sucedido en el pasado. Quería protegerlo, tomarlo y sencillamente alejarlo de todo y de todos. Necesitaba un muñequito que pudiera manipular a su antojo, pero solo para propio entretenimiento. No había más detrás de eso, no había otro deseo. Y bien pudo lograrlo antes de que, su querido hijo tuviese eso que llamo amigos y aliados. Un desperdició pensó en el momento. Sin embargo, ahora deseaba volverle a tener, como lo fue en un pasado. Sin nadie a su lado, y que todos y cada uno de esos seres que se quedaron a su lado solo para contaminarlo, con sus tontas ideas y estúpidos anhelos. Fueran eliminados para siempre de la faz del Mundo Astral, y algunos otros existentes.

Aunque, claro. Como el adulto que era, sabía que todo ello que pregonaban sin descanso no era más que fanfarronería. Sabía perfectamente que no había futuro de antemano, lo dejo claro al principio y lo estaba dejando claro ahora. Pero como llegaba a suceder, todo simplemente debía complicarse una vez su amado hijo contrajo aquella enfermedad que le hizo nacer en primer lugar. Ese tonto sentimiento llamado Amor. Una palabra de cuatro letras que detestaba, la mente de Astral se llenó de ese sentimiento, y con ello el declive para la grandiosidad le marco desde un inicio. Por supuesto el intento hacer algo al respecto. Y sin embargo no funciono. Su querido hijo solo iba de ahí allá como un niño perdido que pedía le mostraran el camino. Una vez más, él fue el único que escucho el llamado, y lo atendió. Sin embargo, tan pronto apareció para remendar aquel horrible y pésimo camino que escogió su hijo por estupidez, solo fue repelido y encarcelado en consecuencia. Derrotado por formas de vida inferiores a él.

Fue un hazmerreír en su momento. Pero, con su fuerza y fortaleza pudo sobrevivir. Un reinicio más de la carta Númeron lo hizo posible. Y sencillamente el vio la oportunidad de que su trabajo terminara de la mejor manera posible, y esta vez. En esta nueva oportunidad lo haría bien. Justo como lo prometió a Astral en su momento. Un poco antes de que la verdad fuese revelada ante él, como la increíble fuerza de la oscuridad. La cual. No desaprovechó.

Usando todo lo acumulado fue que, en el momento de mayor descuido de su adorable hijo, fue que pudo arremeter en contra de sus supuestos aliados antes de llevarlo a la misma desesperación que él mismo fabricó. Justo al fondo del mar en donde no tenía más opción que volverse uno con aquellas cartas, que bien eran suyas y de Elifas. Y que, sobre todo, representaba una grande fortaleza en su hechizo para su Torre. Serviría en su propósito para encadenar por completo a Astral. Arrinconándolo tanto como pudiera antes de que no tuviese opción más que caer ante lo que estaba en frente. Lejos de aliados, de amigos o supuestos esposos.

Aquello simplemente volviéndose perfecto para lo que quería lograr. Provocando en su rostro una sonrisa que le hizo saber a sus contrincantes lo feliz que estaba. Augurando sin saber que algo sumamente malo se acercaba, una brisa fría ocasionando escalofríos a los dos hombres que le observaban. Colocándolos alertas antes de volver a lanzarse en su contra, desviando ataques para volverlos a desviar a su origen, comenzando una vez más aquella pelea que parecía clamar algo más. Una preocupación notándose en los ojos de Shark y Vector en consecuencia. No estando nada seguros de lo que seguiría ahora.

-.-.-.-.-

Tres minutos.

Ese era el tiempo predeterminado por el mismo Astral en lo que podía aguantar la respiración bajo el agua sin ayuda de su magia. Pasando a moverse en consecuencia para liberarse, fallando cuando aquellos tentáculos oscuros le tomaron con mucha más fuerza, apretando a propósito su cuerpo para que dejara salir no solo el aire contenido en sus pulmones, sino también su magia que parecía ser absorbida por los mismos, colocándolo en una situación bastante negativa. Haciéndolo jadear ligeramente apara luego dejar salir un par de burbujas de aire que acortaron su tiempo en segundos. Aquello solo pareciendo pintar un pésimo panorama antes de seguir siendo arrastrado hasta el fondo, a un lado de aquellas cartas que eran contenidas en estalagmitas que salían del suelo.

Nueve Meses y Un Año [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora