Turbulencia en Blanco (IV)

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Un zumbido era lo que se escuchaba para los espectadores. Uno tenue. Después vino el silencio. Uno realmente inquietante. Y por último se presentó una luz. Una segadora. Por consiguiente un Mundo ya conocido por los tres se mostraba ante ellos. Los colores azules, blancos y lilas siendo los predominantes. Una suave brisa les acompañaba. Acariciandolos tenuemente. Moviendo sus ropas a su ritmo.

Elifas paso su mirada hacía abajo. Indicando a la pareja que hiciese lo mismo. Encontrandose con algo extraño. Algo que les hacía formular tantas preguntas como un sin fin de respuestas vagas. Sin embargo ninguna realmente los llegaba a satisfacer por completo. Especialmente a Astral, pues él se estaba viendo justo ahora así mismo en el suelo a la orilla de un acantilado. Las olas del mar chocando con suavidad contra las rocas. Produciendo un sonido tranquilo, bello. Pequeñas luces de colores blancos y lilas aparecían y desaparecían ante ellos. ¿Qué estaba pasando? El mayor comenzó a relatar.

-Hace mucho tiempo atras... No recuerdo bien el milenio, un día en una cierta costa. Se dio el aviso de un ente que yacia desmayado a la orilla de un acantilado. Este ser era extraño, único. Pues su apariencia incluso era distinta a los seres Astrales comunes. Su piel parecia más sus propias prendas, sus joyas le hacían resaltar naturalmente al rededor. Y ese brillo que le acompañaba era algo que dejo en un principio temerosos algunos... Era normal... Pues uno teme lo que no conoce... Ese día... Yo mismo fui a investigarlo por mi cuenta...

A lo lejos, podía verse como una tropa de soldados se dirigían a la posición del peliblanco, encabezados por el mismo Elifas. El cual portaba aun su armadura completa. Los cascos de los Caballos de un hermoso verde esmeralda resonaban acompañando a las olas del mar. Haciéndo el ambiente místico de cierta manera. Logrando despertar al ente en el suelo. Quien se sento en el mismo. Observando a su alrededor. Observandose así mismo. La confusión pura y total podía verse en sus ojos. En su rostro. El cual mantenía un semblante decaído. Lágrimas secas adornandolo.

Elifas detuvo a sus soldados con un ademán. Alzando su mano y cerrandola en un puño. Deteniendolos a pocos metros de aquel ser que ahora podía ver con claridad. Parecía más ser un adolescente ahora que lo analizaba. Sus ojos heterocromos chocando se pronto con los suyos. Dándole un escalofrío. ¿Acaso ya lo conocía? Nego con su cabeza un momento, alejando aquella pregunta. Mientras bajaba del caballo. Acercandose con cuidado aquel ser. El cual pareció retroceder un poco ante la imponente apariencia del mayor. El cual al percatarse paso a retirarse su casco y algunos adornos. Alzando las manos a manera de rendición. Mostrándole que no quería hacerle daño.

El peliblanco entonces pareció mirarlo antes de levantarse del suelo. Cruzando sus brazos. Mirando detenidamente al otro. Analizando una posible amenaza. ¿Amenaza de qué? Su mente realmente estaba confusa. Muy confusa.

-¿Quien eres?-Preguntó de manera seca al mayor. Quien dio una sonrisa de cortesía. Tratando de no alarmar al otro.

-Mi nombre es Elifas. Soy el Rey del Mundo Astral... ¿Puedes decirme quién eres tu? ¿Qué haces en este lugar? ¿Estas bien?

El peliblanco parecio pensarlo. Tomando su cabeza con una de sus manos. Sintiendo un terrible mareo. El cual le hizo caer una vez más. Preocupando al mayor. Quien se acerco a él para tomarlo en brazos.

-¡Oye! ¡Oye! ¿Estas bien? ¡Oye!-Exclamaba ante ya un inconsciente Astral.

Elifas entonces tomo con cuidado al menor. Alzandolo para llevarlo con él al Palacio. Subiendo torpemente el Caballo que le ayudaría a la tarea. Mientras los soldados veían esto de manera confusa. El misterio rondando al peliblanco. El cual parecía no querer despertar pronto.

En las alturas los tres invasores solo observaban esto de manera extraña. Atenta. Astral comenzando a recordar aquello. Pues era cierto, el solo recuerda un día despertar en un lugar extraño rodeado de cosas extrañas y desconocidas para él. Hasta que Elifas llego a él. Llevándolo por un camino realmente duro.

Nueve Meses y Un Año [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora