Vector cada mañana que se levantaba, miraba al cielo y maldecía a todo ser vivo que se le atravesaba. Eso incluía los bellos pajaritos o los pequeños animales escondidos a plena vista.
Después de terminar de maldecir a todo ser vivo a través de la ventana, comenzaba su rutina.
Se levantaba con pereza de la cama e iba al baño. Ahí hacía todo lo necesario, desde su aseo personal, hasta sus necesidades más básicas. (Mirarse al espejo y reír como un desquiciado, es una de ellas)
Por consiguiente, iba a la cocina e iniciaba su sagrado tiempo para preparar sus alimentos, él los necesitaba para comenzar con toda la maldad del Mundo su día. Como un buen chico.
Al final, revisaba sus materiales necesarios para el día, (libros, libretas, lapiceros, una navaja, dinero, veneno, su baraja de Duelo, unas esposas, ¡Oh!, no se le vaya olvidar su borrador, no quería depender de algún gusano), y salía tranquilamente por la puerta de su departamento.
El camino al instituto era de sus favoritos, pues a su visión, el sol brillaba listo para recibirlo, justo como debía ser. Las damas le veían de lejos, él solo guiñaba uno de sus ojos y les sonreía. Ellas temblaban y se alejaban aterradas.
Ver eso, para Vector era lo mejor del Mundo. Y con muchos más ánimos llegaba a las instalaciones del colegio.
Llegaba a aquellos casilleros, y tomaba sus respectivos zapatos. Guardaba los que tenía, y con una sonrisa iba directo a su salón. No tenía que decir que él era el mejor de la clase. Una cosa mínima, pues él lo podía todo.
Así era su rutina.
Pero el día de hoy.
Ver de nuevo y de frente a su Némesis. ¡Eso lo hacía perder todo el buen humor que gano!
Le miraba expectante. Le daba arcadas tan solo verlo interactuar con el menor. Pues él sabía de alguna manera, que esa mirada no era normal. Al menos no para un amigo.
Debía ser sincero. No es que odiara a muerte al chicle azul. No. Pues para su mala suerte le debía mucho a él. Sin embargo, todo radicaba en aquel que no se rindió para salvarlo. (Mas o menos)
Yuma para él, era un gran amigo. Su salvador. La luz entre tanta oscuridad. Y verlo interactuar con tanta confianza al que alguna vez ataco su Mundo. Eso hacía que le hirviera la sangre. Entendía la relación de esos dos. (Al menos superficialmente). ¡¿Pero es qué acaso no tomaban un descanso de ambos?! ¿¡Qué acaso Astral no tenía asuntos importantes que atender en su estúpido Mundo?! ¡¿Por qué mierda esa afición de mandar su día al desagüe?!
Y mientras un aura oscura se formaba en Vector, los demás comenzaron a hablar. Acercándose con confianza aquel bello ser.
—¿De-De verdad eres Astral? —La peliverde pregunto. —¿Ese Astral que nosotros conocemos y queremos?
Astral al verse mencionado, casi a regañadientes la miro. Kotori se veía nerviosa. Con lágrimas en los ojos, levantando su mano tímidamente para señalarlo. El mayor se sintió por un momento conmovido.
Era verdad. Ella no tenía ni idea de que él había regresado hace bastante tiempo. Ella y los demás.
Tetsuo le miraba apenas y conteniendo un seguro llanto, Cathy sonrojada se veía emocionada, Todoroki parecía feliz. Tokunosuke ya estaba llorando. Y Vector...
Nada que le interese de él.
El pelinaranja noto esa mirada y más enojo provocó en él. Esa aura oscura expandiéndose.
Astral con cuidado, rapidez y elegancia. Bajo de aquella motoneta, y se enfrentó a sus ahora amigos. Colocándose sutilmente frente a Yuma, quién ahora parecía muy confundido.
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Nueve Meses y Un Año [Editando]
Fiksi PenggemarAstral después de recuperar sus recuerdos, ha hecho viajes al mundo Astral y al mundo Humano. Ha descubierto nuevas habilidades y con ello el amor de su compañero. Ahora, concluido su ultimo viaje al mundo Astral, espera ver de nuevo a Yuma, sin emb...