Ese Fénix, Desplumado

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Para Michael, había muchas situaciones extrañas. Desde que su padre era ahora un niño en crecimiento, hasta ahora hablando con uno de los que habían sido uno de los mayores enemigos de la humanidad y el mundo Astral, Vector.

Eso para él, era cotidiano. Desayunaba cosas extrañas. Cenaba cosas extrañas. Su vida giraba entorno a las cosas extrañas. Y eso para él, desde que tenía memoria. Estaba bien.

Tenía que aceptarlo. No ganaba nada negandolo. Así que acogía cada cosa extraña y las abrazaba, las entendía y las dejaba ser.

Eso le ayudo durante mucho tiempo. Y lo seguía haciendo ahora. Pues aunque Vector parloteaba acerca de lo bueno que era, y de lo mucho que odiaba al Astraliano. Podía divertirse por tal situación. No es que le divirtiera que el pelinaranja planeara un asesinato (cosa que veía imposible), no. Sino más bien, la naturalidad con la que Vector se había abierto a él, le era fascinante. Increíble. Una cosa extraña.

Y eso, de alguna manera le hizo sentir en casa. Sonreía ante lo que ocurría. Se sentía bien, se sentía pleno y con un futuro brillante.

Vector lo miro. Y deteniendose un momento, pudo observarlo con detenimiento. Desde que tenía memoria acerca de ese mundo, aquel chico de cabello rosa solo habia sido una de las tantas piedras en su zapato. Molesto, y tonto. Así lo veía, y lo seguía viendo. Al menos hasta ahora.

La jovialidad que desprendía el pelirosa era, fascinante. Sin motivo, sin razón. Michael reía y sonreía. Se notaba felíz ante algo que él en su afan por saber, no lograba entender.

Hizo memoria, pero por más que busco en sus recuerdos o sus conocimientos jamás llego a una respuesta satisfactoria. El era inteligente. Mucho. Más que el promedio. Pero a pesar de eso. III, no dejaba de ser un misterio para él.

Sus acciones, sus motivos y hasta sus modales le eran misteriosos. Jamás lo había notado. Al menos no hasta ahora. Y de pronto algo en su mente hizo un pequeño Click, pero él no lo noto.

Y como había hecho toda la mañana. Solo le siguió hablando. Sin notar la cercanía que mantenia con Michael, quien al igual que Vector. Ignoraba su situación actual. Solo limitándose a escuchar y dar su opinión.

Algo crecía entre ambos. Algo ese día nacio.

Astral al igual que Yuma, solo les miraban de reojo. Ambos veían algo que se avecinaba. Sonriendose en complicidad, les dejaron ser a sus Guardias. Eso ya no les incumbia.

El camino era ameno. Tranquilo. Y esperaban que siguiera de esa manera. Pero como buenos atrayentes a tragedias. Eso no paso.

De la nada un extraño fuego corto su camino. El color negro extendiéndose por las baldosas del piso. Incendiando todo a su paso. Derritiendo incluso al mas duro de los metales cercanos.

Fue entonces que una extraña cuadrilla se desplego alrededor de la pareja. Astral apenas y pudo reaccionar tomando en brazos a su pareja, colocando un escudo de energía color azul a su alrededor, cuando Vector y III ya estaba frente a ellos con su disco de duelo desplegado. Y un brillante sello reluciendo en sus manos. Mientras hombres vestidos de negro yacían un poco mas lejos, rodeando al extraño fuego que extrañamente se detuvo al percibir tal movimineto.

Vector disfrutaba de lo que sería su siguiente víctima, III solo miraba de manera sería a lo que era una extraña presencia, Astral se mantenía alerta a todo lo que sucedía alrededor, impresionandose por tan fuerte defensa y Yuma se mostraba descolocado, ajeno a lo que pasaba. Su cara era todo un poema, mientras internamente gritaba.

¡¿Qué diablos estaba pasando?!

Fue cuando entonces, aquel fuego redujo su gran tamaño. Y con un pequeño remolino, fue que un niño apareció en medio de las llamas. Sus ropas negras, asi como el aura que desprendía y su sonrisa maligna dejaba ver claramente sus intenciones. Las cuales eran definitivamente hostiles.

Nueve Meses y Un Año [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora