Respira...

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Shark desde su niñes, siempre recibió noticias que jamás lograron espantarlo. Por más fuerte que fueran. Él de alguna manera lograba adaptarse rápidamente a ellas una vez lo escuchaba. Y estaba orgulloso de eso. Por qué, ¿Qué tipo de persona aguabta siempre tantas noticias malas en una vida? La respuesta era. Casi nadie. Muy contadas personas aguantaban la calibre de las noticias o secretos revelados.

Aún incluso recuerda cuando él recupero sus recuerdos de su vida pasada. Lloró por supuesto. Pero supo afrontarala con valentía y decisión. Era una guerra después de todo donde estaba involucrado. Una guerra que incluía a un ser maligno. Un Dios que el mundo no pedía. Uno que no requería. Sin embargo, lucho. Lucho hasta donde pudo. Donde su vida fue tomada por el bien de otro mundo. Por el lamento del suyo.

Y a pesar de todo ello. De todo lo vivido con anterioridad. Las palabras de Astral seguían pesando y calando fuertemente en su psique. Ese secreto haciendo eco en su habitación, en sus sueños. Y es que no saba crédito a lo revelado. ¡Era inaudito! ¿Cómo?

Él pensó que era una broma. Una de muy mal gusto. Pero al ver a sus amigos negar y mostrarse serios. Eso le hizo reconsiderar demaciadas cosas. Muchas. Tantas que no pudo pegar sus parpados toda la noche. Ocacionandole un buen par de ojeras profundas debajo de sus ojos. Los cuales se mostraban cansados. Agotados. La confusión aún estado presente.

Su hermana al verle al igual que Durbe, rápidamente le preguntaron si estaba bien. O si algo había pasado. A lo que el viendo de reojo al peliblanco, solo nego. Con lentitud y ligero miedo. Por que, ¿Cómo es que explicaría la situación a sus Emperadores? Deciles así sin más solo acarrearía más problemas que soluciones. Especialmente con el pelinaranja. Así que esa no era una opción favorable. Debía planear como hablar de ello sin que ninguna catástrofe se diera por iniciada. ¿Pero cómo? ¿Cómo podía hacer para que lo de Astral fuese tomado... Medianamente bien?

Por que sí. Toda una noche en vela pensando aquello le hizo afirmar su decisión de ayudar a sus amigos, (Contrario a lo que Yuma y Astral pensaban). Él sabía de primera mano lo que era sufrir por el imbécil que se hacía llamar Don Milenario. Pero eso comparado a lo que Astral descubrió. Debió haber sido un golpe mucho más contundente. Efectivo si lo que queria el lunático era dañarlo. Y vaya de que manera lo había logrado. Sin embargo eso le llevaba a lo demas. ¿Cómo es que Astral sabía esa información? ¿Dónde es que la descubrió? Yuma sabía se mantenía siempre con él. Así que no había posibilidad que nada se le escapara. Y si era así. ¿Qué rayos estaban haciéndo los dos para descubrir tal hecho?

Demaciadas preguntas. Pocas respuestas. Una vez más estaba en un jodido laberinto que no sabía siquiera como es que llegó a el. Suspiró una vez vio como los invitados terrestres eran trasladados de nueva cuenta a la Tierra. Cada uno saludando y despidiéndose de la pareja y de él. Apenas descartando el casi asesinato del pelinaranja cuando se topó con la familia Arclight. Pues Byron noto una pequeña marca en el cuello mal tapado de su hijo. Eso llevando incluso a que los presentes intervinieran. Dejandolo a él de lado. Inmerso en su propia mente.

No había descanso. Mucho menos después de que la situación con el Embajador y el Emperador fuese controlada. Pues el pelirosa debía irse a su Mundo representado para acordar muevas políticas respecto al contacto que las dos razas tendrían de ahora en adelante. Mientras Vector debía tomar su nuevo papel de la misma manera. Ambos despidiéndose con un bello beso antes de que III subiera al carruaje en el que vino, junto a Yuma y Astral. Estos siendo seguidos por un muy enojado Byron.

Por protocolo él se acerco a despedir a su invitado más importante. Quien bajo del carruaje una vez más. Encarandose mutuamente. Sintiendo sus pies y piernas pesadas. La brisa apenas dandole un consuelo a su corazón y a su mente.

Nueve Meses y Un Año [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora